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Un Egipto libre significa libre de EEUU

Fuentes: Black Agenda Report

Traducido para Rebelion por Mariola y Jesús María García Pedrajas

El imperialismo de EEUU se enfrenta a un «cambio de la marea» en el mundo árabe, pero tiene pocas herramientas para resistir la revuelta que no sean las clases corruptas de los cómplices locales, que son los objetivos de la ira y la indignación del pueblo. «Es un claro signo de que EEUU está muy nervioso el que se vea al presidente Obama debatiéndose, intentando parecer, por un lado, que está del lado de la rebelión popular de Egipto mientras que maniobra desesperadamente para mantener a los hombres leales a Washington bajo control.»

«Crece la comprensión de que, si Egipto quiere ser libre, debe echar del poder a aquellos que se han beneficiado vendiendo la nación a los estadounidenses.»

La rebelión popular en Egipto le ha quitado ya varios años de vida al poder imperial de EEUU. Incluso si la rebelión fracasa de alguna manera de la noche a la mañana – lo que no puede y no debiera ocurrir – ya ha conseguido captar y enfurecer a millones de personas en todo el mundo árabe. Un cambio en la marea está teniendo lugar en la región, de un tipo como no se ha experimentado en las dos últimas generaciones, y puede que desde el llamado «despertar árabe» que siguió a la Primera Guerra Mundial. Los estadounidenses tienen pánico porque, incluso con una maquinaria militar que es más costosa que la de las fuerzas armadas del resto del mundo juntas, EEUU no posee las herramientas para controlar a todo un pueblo que está empeñado en conseguir la autodeterminación. Y cuando se trata del mundo árabe, estamos hablando de pueblos que tienen lazos que cruzan las fronteras, desde el océano Atlántico hasta el Índico.

Con la excepción de la invasión de Irak en 2003, EEUU ha dominado la región principalmente cooptando o creando abiertamente clases dirigentes corruptas en los diferentes países árabes. Aunque el proceso suele empezar mediante el cuidadoso cultivo de un hombre fuerte o un rey, la sumisión de todo un pueblo a la voluntad de Washington – especialmente uno enorme como el de Egipto – requiere que las grandes corporaciones estadounidenses y las instituciones financieras globales se hagan con el control completo de la política económica local. Se crea toda una clase de hombres de negocios que están aliados con los poderes corporativos extranjeros, no con sus propios compatriotas. Su trabajo es hacer seguros a sus países para el capital extranjero, y el de ser herramientas serviciales de la política exterior estadounidense – y, en el caso de Egipto y Jordania, incluso socios de Israel.

«EEUU no posee las herramientas para controlar a todo un pueblo que está empeñado en conseguir la autodeterminación.»

Con el fin de cumplir su trato con el imperialismo de EEUU, los dirigentes locales no tienen otra opción que hacerle la guerra continuamente a su propio pueblo. El acuerdo de estos políticos corruptos y hombres de negocios con Washington requiere que aplasten las aspiraciones nacionales de sus compatriotas. No hay salida a la lógica de esta política de estado que no sea librar al país de la garra del imperialismo, que es una forma de dominio extranjero.

Es por eso que es un claro signo de que EEUU está muy nervioso el que se vea al presidente Obama debatiéndose, intentando parecer, por un lado, que está del lado de la rebelión popular de Egipto mientras que maniobra desesperadamente para mantener a los hombres leales a Washington bajo control. Hombres como el antiguo jefe de inteligencia, Omar Suleiman, el vicepresidente puesto a dedo por Hosni Mubarak, que era también el chico para todo de América para sus detenciones extraordinarias en la llamada Guerra contra el Terror. Pero el pueblo egipcio lo conoce más como el hombre que hizo una guerra de terror contra ellos. Y hay un montón de Suleimans egipcios al servicio de Washington – en el gobierno, el ejército, y en los negocios. En realidad, todos están en el negocio de beneficiarse del imperialismo.

Es por eso que los manifestantes de la plaza Tahrir siguen ampliando la lista de hombres que son inaceptables para el futuro de Egipto. Empieza con una persona: Mubarak. Ahora, mientras la revolución avanza, la lista de sus enemigos se hace más larga, y el pueblo se da cuenta de que una clase entera de traidores a la nación debe ser despojada del poder. Crece la comprensión de que, si Egipto quiere ser libre, debe echar del poder a aquellos que se han beneficiado vendiendo la nación a los estadounidenses. Y el resto del mundo árabe puede aprender la misma lección. Y con todo su poderío militar, Washington no tiene ni idea de que hacer si pierde a su cómplice árabe con el imperialismo de EEUU.

Fuente: http://blackagendareport.com/content/free-egypt-means-freedom-america