Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
Un pastor palestino cruza el camino con sus ovejas, Cisjordania, enero de 2019. Gil Eliahu
Un soldado del ejército israelí es sorprendido diciendo la verdad y sus comandantes se apresuran a negarla. Pero la experiencia periodística de largo plazo enseña que los soldados carecen de filtros de conveniencia, porque todavía son jóvenes y aún no están completamente domesticados y porque no son conscientes del hecho de que su papel como guardianes del botín y defensores de los saqueadores es evidentemente inapropiado. Transmiten lo que escuchan en los pasillos, entre las tiendas y en el jeep a toda velocidad en su camino para llevar a cabo las órdenes.
En octubre de 2018 un soldado de la Oficina de Coordinación y Enlace en Jericó respondió a un activista israelí que preguntó: ¿Dónde están los pastores de la aldea de Samra que fueron detenidos por los soldados y por qué fueron detenidos? El soldado informó a la persona que llamó de que los pastores ya habían sido liberados, aproximadamente una hora después de ser detenidos, explicando que se trataba de una forma de castigo «con mayor disuasión, para que no repitan las cosas que hicieron».
¿Qué estaban haciendo los pastores? Apacentar a sus ovejas. ¿Y los soldados? Obedecer ¿Y qué orden obedecían? Si los pastores en cuestión son palestinos, ahuyentarlos junto con sus ovejas y cabras. O, en palabras del soldado que dijo la verdad: «Caminaban con sus ovejas, bloqueaban un camino y cuando se les pidió que se fueran se negaron. Ese es el informe que recibí.
Debido a que las ovejas palestinas aún no han aprendido a digerir el asfalto, ni tampoco la grava, podemos suponer que en realidad no estaban bloqueando un camino, sino que lo cruzaron yendo hacia el pasto. El activista respondió que bloquear un camino realmente no está bien, pero se preguntó en voz alta si era tarea de los soldados armados mantener a las ovejas alejadas.
«Sabes que no soy yo quien decide», respondió el soldado. Pero, «en el Área C, como ejército, estamos a cargo tanto de la seguridad como de los asuntos civiles». En otras palabras, concluyó el activista, la detención no fue el capricho de un soldado que violó una orden. «Cierto», confirmó el soldado, «es para disuasión, porque estas son cosas que suceden con frecuencia».
El activista una vez más se preguntó en voz alta: «Pensé que un juez dictaba el castigo» y el soldado le respondió con franqueza: «Esas son decisiones en un nivel mucho más alto. En el Área C, el comandante de brigada es el juez. Esa es la política del Estado de Israel».
El soldado no sabe, o ya está lo suficientemente domesticado como para no querer saber, que las familias palestinas de Samra han vivido allí durante décadas, en el wadi escondido debajo de las dos laderas occidentales más bajas de la cordillera de Umm Zuka en el norte del Valle del Jordán. Durante esas décadas, las familias criaron sus ovejas, las pastorearon en el área y también plantaron trigo y cebada para uso personal.
Arriba en la montaña está la base del ejército del batallón Leones de Jordania. No muy lejos se encuentra un puesto avanzado no autorizado e ilegal construido a principios de 2017, que los soldados llaman «la granja de Uri», en honor a su constructor y residente original. Pero para criar vacas, agregar edificios, preparar tierras y tender tuberías de agua, una persona no es suficiente (incluso si es el descendiente de una familia de colonos veteranos y estimados, como me dijeron).
Después de que se construyera el puesto avanzado, la Administración Civil emitió órdenes de suspensión del trabajo que siguen vigentes. ¿La conclusión? Hay una entidad más poderosa que impide la aplicación de la ley. ¿Consejos de colonos locales? ¿El Consejo Regional de Judea y Samaria? ¿El primer ministro? Tu pensamiento es tan bueno como el mío.
Al mismo tiempo los israelíes judíos que se mueven por la zona en jeeps o con rebaños de vacas regordetas están desalojando a los pastores de Samra de varias maneras, o de lo contrario los soldados los hostigan en lugar de a los colonos, en otras palabras, detienen, retienen y los echan, junto con los activistas contra la ocupación que los acompañan.
En octubre se adjuntó una grabación de las palabras del soldado a la petición de 33 activistas de izquierda israelíes contra la práctica del ejército en el valle del Jordán de arrestar a los pastores palestinos, a quienes retienen habitualmente durante varias horas. La petición finalmente obligó a los comandantes (Comandante de la Brigada del Valle del Jordán, coronel Udi Tzur, jefe del Comando Central, general Nadav Padan y coronel Eyal Toledano, asesor legal del ejército en Cisjordania) a admitir que los soldados que tenían a detenidos palestinos con los ojos vendados actuaron en violación de las instrucciones escritas y prometió que endurecerán las regulaciones para que no vuelva a suceder.
Del mismo modo, la respuesta de la Oficina del Fiscal del Estado, a partir de la semana pasada, sugiere que los comandantes niegan lo que dijo el soldado en la Oficina de Coordinación y Enlace, que las retenciones en sí mismas estaban destinados a distanciar a los palestinos del Área C y que la orden provenía del comandante de brigada.
Pero los hechos sobre el terreno hablan por sí mismos. Este patrón, de violencia combinada por colonos y soldados, es claro. Existen en aproximadamente siete puestos de avanzada ilegales y no autorizados que se construyeron en el Valle del Jordán y sus márgenes occidentales. Esta violencia se suma a las capas más antiguas de violencia institucionalizada que Israel ha ejercido desde 1967 para dejar el Valle del Jordán tan vacío de palestinos como sea posible.
Repetiremos por millonésima vez a lo que nos referimos: tomar el control de las fuentes de agua, declarar zonas de tiro y reservas naturales, construir asentamientos, confiscar tierras, demoler edificios, erigir puestos de control, instalar puertas de hierro y cavar trincheras profundas.
Bajo estas difíciles condiciones de persecución oficial, los grupos que permanecen firmes son las comunidades de pastores que se han acostumbrado a arreglárselas con muy poco. Pero están despertando la envidia de los nuevos colonos en sus granjas en expansión unifamiliares. Cuando es posible los hostigan y piden al ejército que los ahuyente. Todo es deliberado, planificado y coordinado.
Y todo el silencio alrededor de esto es ensordecedor.
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y Rebelión.org como fuente de la traducción.