Un laboratorio de política y organización, en eso se convirtió el norte de Siria desde hace un año. La apreciación es compartida en las filas guerrilleras del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que en pocos meses trasladó a esa región a más de 50 mil guerrilleros. El objetivo es defender al país de […]
Un laboratorio de política y organización, en eso se convirtió el norte de Siria desde hace un año. La apreciación es compartida en las filas guerrilleras del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que en pocos meses trasladó a esa región a más de 50 mil guerrilleros. El objetivo es defender al país de la intervención de las potencias occidentales y la autonomía declarada por los kurdos el 19 de julio de 2012, en medio de un conflicto interno y externo que no deja de profundizarse.
La idea de una confederación kurda en Siria fue aceptada por el gobierno del presidente Bashar Al Assad, como también por Irán y Rusia, aseguran desde la guerrilla. Por estos días, las ciudades del norte de Siria son escenario de duros enfrentamientos entre la Unión de Autodefensa del Pueblo (UAP) -que agrupa a los guerrilleros kurdos- y los mercenarios y miembros del Frente Al Nusra, filial de Al Qaeda, ambos respaldados por Estados Unidos, las potencias europeas y Turquía.
En poco más de 24 meses, en el Kurdistán sirio comenzó a gestarse un sistema alternativo que no responde al nacionalismo del gobierno y mucho menos se alinea con los mercenarios e islamistas, defensores del neoliberalismo a ultranza. La ideología del confederalismo democrático, teorizada por Abdullah Ocalan, recorre la región kurda con una fuerza nunca antes vista.
Aunque el dolor de la guerra esté a flor de piel, la mayoría de kurdos que habitan el norte de Siria -unos tres millones y medio- parecen dispuestos a resistir el tiempo que sea necesario, aunque los obstáculos crezcan todos los días. A los ataques de mercenarios y Al Qaeda, se suma el juego del Partido Democrático del Kurdistán (PDK), encabezado por Masud Barzani, presidente de la región autónoma de Irak. Barzani anunció que recibirá a los refugiados que viven en Siria, pero aclaró que no permitirá que los kurdos se trasladen a ese territorio. Desde el PKK leen esta medida como un método para debilitar la resistencia del pueblo de la región, integrado por diferentes minorías como árabes, asirios y armenios. La guerrilla además denunció que el gobierno de Barzani mantiene un duro bloqueo que no permite el ingreso de alimentos y medicamentos hacia la zona siria, lo que acrecienta la crisis humanitaria.
En la guerrilla también saben lo que significaría un ataque militar encabezado por Estados Unidos y sus aliados. Tienen la experiencia de décadas de combates contra el Ejército turco, el segundo más grande del mundo. Aunque una invasión estadounidense costará vidas y sangre, los guerrilleros están confiados y más de un combatiente no duda en decir que los esperan, que ellos no tienen nada que perder y todo por conquistar.
El frente de batalla
El principal frente de batalla del PKK se encuentra en el norte de Siria. La capacidad de movilización de la guerrilla kurda quedó demostrada en los últimos meses. Con las montañas de Kandil en el Kurdistán iraquí como retaguardia, en el norte sirio diariamente se producen enfrentamientos contra mercenarios y miembros del Frente Al Nusra. Esta lucha, que incomoda a las potencias occidentales, es silenciada en América Latina, algo que se puede comprobar al mirar algunos de los cuatro canales de televisión satelitales y comunitarios para la región kurda. Las imágenes se suceden de manera frenética: combates, bombas estallando, fusiles que escupen balas continuamente, mercenarios que manipulan armas químicas y se pasean en tanques de guerra, pero también se puede observar al pueblo kurdo en plena organización de asambleas populares, a guerrilleros que se suman a la lucha, a niños y niñas que no tiemblan cuando dicen que esa tierra es de ellos y que la resistencia total será el costo para su libertad.
Helin estuvo meses atrás en el frente de batalla. En uno de los campamentos de las montañas de Kandil, donde funciona el área de comunicación de la guerrilla, comenta que «pese a la situación crítica, las asambleas populares y comunas están funcionando». Con voz firme, aclara que la guerrilla no necesita el apoyo del Ejército sirio, que dejó la región hace varios meses atrás. «Los propios militares sirios se comunican con los comandantes kurdos para pedirles que cuiden a sus familias que viven en la región», ejemplifica.
Declarada la autonomía en el norte de Siria fue creado el Consejo Supremo de Kurdistán (CSK), en el cual participan 16 partidos políticos, siendo el principal el Partido de la Unión Democrática (PUD), ligado al PKK, y dirigido por Salih Muslim. Helin explica que muchos de esos partidos responden a Barzani y a Celal Talabani, actual presidente de Irak, y que cuentan con un apoyo del uno o dos por ciento de la población, además del respaldo de Turquía.
«Algunas refinerías nuevas de petróleo son controladas por nosotros pero todavía no funcionan. Su producción servirá para proveer al pueblo», señala Helin. Entre otros logros, cuenta que las clases en los colegios dejaron de dictarse únicamente en árabe y se agregó el idioma kurdo, prohibido hasta hace un año.
Balcanizar Medio Oriente
«El imperio no quiere resolver esta guerra, pero sí busca hacer durar el conflicto y balcanizar la región», expresa Rengin Botan, comandante de la UAP. Estamos en otro campamento de Kandil y todos coinciden en que Rengin, con apenas 37 años, es una de las principales dirigentes que tiene la guerrilla y que sus órdenes se cumplen sin vacilaciones.
La comandante Rengin recuerda que el nivel de conciencia de los kurdos que viven en Siria es elevado, debido a que durante 15 años en ese país estuvo refugiado Abdullah Ocalan, líder máximo del PKK, detenido actualmente en Turquía. «En Siria hay una historia de conciencia política muy importante, desde ese momento había creación de comunas y proyectos. El nivel de conciencia política en el Kurdistán sirio es muy alto».
Desde que se inició el conflicto en Siria, la guerrilla mantuvo su independencia y no definió una posición hacia un bando determinado. En ese momento, explica Rengin, «nos preguntamos cuáles eran los proyectos para el pueblo kurdo y otras nacionalidades que viven en Siria. A todos les preguntamos si aceptaban un sistema confederal, democrático, donde todos los pueblos pobres y oprimidos puedan vivir en igualdad. El gobierno sirio aceptó esas condiciones y no entró en conflicto armado con nosotros. El gobierno de Al Assad ahora hace una permanente autocrítica. Hasta hace un año la mayoría de los kurdos no tenían ciudadanía pero el gobierno ya los legalizó. Los mercenarios no tienen una propuesta concreta, al contrario, nos atacan por órdenes del imperio con Al Qaeda. Como el imperio no quiere un sistema confederal y social, envía a estos mercenarios para poner obstáculos». Rengin suma a la lista de obstáculos al PDK, el partido de Barzani que intenta crear un Estado-Nación y así fragmentar todavía más a la región, posibilidad aplaudida por Estados Unidos y Turquía.
Rengin revela que en las últimas semanas, los grupos mercenarios asesinaron «a civiles, mujeres y a muchos niños, que además violan sexualmente». Estos hechos, remarca la comandante, forman parte de un plan digitado por Estados Unidos. «Es un enfrentamiento de dos corrientes: el confederalismo democrático y otra que quiere balcanizar la región». Pese a la actual situación, reconoce como positivo que el norte de Siria se haya transformado en «un laboratorio, porque la lucha del Kurdistán de Siria es primordial, nuestra energía está concentrada allá porque es un ejemplo que pueden seguir otros pueblos de Kurdistán y Medio Oriente».
Fuente original: http://www.resumenlatinoamericano.org/