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Cerca de la mezquita de Al Aqsa

Un nuevo asentamiento judío, en el barrio musulmán del casco antiguo de Jerusalén, podría encender la Tercera Intifada

Fuentes: El observatorio de Palestina

Traducido para Rebelión por Carlos Sanchis

Proyectistas israelíes han aprobado la construcción de un nuevo asentamiento judío en el barrio musulmán del casco antiguo de Jerusalén a pocos metros de la mezquita de Al Aqsa, el tercer lugar islámico más sagrado del mundo. Ori Shitreet, ingeniero jefe del municipio de Jerusalén, inicialmente rechazó el proyecto porque entra en «conflicto con los planes para conservar el casco antiguo,» pero lo aprobó después.

El plan es construir 30 nuevos apartamentos para los judíos en tan sólo tres dunams (tres cuartos de un acre) de tierra cerca de la mezquita de Al Aqsa así como una área recreativa para las 16 familias judías que actualmente viva en el barrio musulmán en asentamientos fuertemente custodiados. También está planeada la construcción de una sinagoga en dicho barrio musulmán.

Los palestinos y algunos funcionarios israelíes han calificado estos planes de flagrante intento de crear hechos sobre el terreno y limpieza étnica en el barrio musulmán del centro histórico de Jerusalén, un acto de incitación abierta, mientras el mundo está distraído con la desconexión de Gaza. La táctica israelí de confiscar tierras Palestinas y declararlas » áreas verdes,» por la qué se prohíbe a los palestinos construir, y ceder estas tierras después a los asentamientos es una de sus más insidiosas herramientas para estrangular Jerusalén Este con asentamientos ilegales en un esfuerzo por sacar a la ciudad fuera de la mesa de negociación, en violación clara de las leyes internacionales.

Los palestinos siempre han insistido en que no podrá haber paz alguna sin que Israel les devuelva el Jerusalén Este árabe, que ellos conquistaron e ilegalmente se anexionaron en 1967, para que sea la capital de su futuro estado. El derecho internacional inequívocamente respalda esta posición, y para el gobierno israelí perjudicar el estatus de la ciudad de tal provocativo modo en semejante sensible momento pone en evidencia su falta de interés en una solución justa y pacífica a este conflicto.

Semejante provocación podría encender más inquietud aun que la infame visita de Sharon al complejo de la Mezquita de Al Aqsa en septiembre del año 2000 escoltado por guardias armados, la chispa que prendió el barril de pólvora de la Segunda Intifada.

Israel no ha abandonado los planes para destruir las casas de más de mil palestinos que viven en el barrio de Silwan cerca del casco antiguo de Jerusalén para construir un parque arqueológico. Tales movimientos son evidentemente políticos y, junto con la expulsión unilateral de Israel de entre 55.000 y 100.000 palestinos de Jerusalén con su Muro ilegal, podría encender una crisis en Oriente Medio que podría tener implicaciones globales.

Sharon ha admitido que están construyéndose el Muro y los nuevos asentamientos para los propósitos políticos y que su desconexión de Gaza es una decisión táctica diseñada para fortalecer la ocupación de Israel en Cisjordania y en Jerusalén Este. La Franja de Gaza tiene sólo 8.000 colonos que viven en aproximadamente el 20% de la tierra de Gaza entre más de un millón de palestinos.

Mientras la desconexión ha estado acaparando titulares durante meses, se han construido miles de viviendas en los asentamientos ilegales de Cisjordania en un esfuerzo por perjudicar las negociaciones sobre el estatus final y frustrar los planes para una solución justa, negociada, y pacífica a un conflicto perpetuado durante décadas.