En el Informe central al recién concluido VII Congreso del Partido Comunista de Cuba, su Primer Secretario, Raúl Castro, afirmó: «Se ha verificado en el período más reciente un crecimiento de las acciones enfiladas a fomentar valores de la sociedad de consumo; la división, la apatía, el desaliento, el desarraigo y la falta de confianza […]
En el Informe central al recién concluido VII Congreso del Partido Comunista de Cuba, su Primer Secretario, Raúl Castro, afirmó:
«Se ha verificado en el período más reciente un crecimiento de las acciones enfiladas a fomentar valores de la sociedad de consumo; la división, la apatía, el desaliento, el desarraigo y la falta de confianza en la dirección de la Revolución y el Partido, sembrando una matriz de opinión que trata de mostrarnos como una sociedad sin futuro.»
Buscando entre quienes han estado «sembrando una matriz de opinión que trata de mostrarnos como una sociedad sin futuro» no es difícil topar con un texto de Fernando Ravsberg publicado en su blog Cartas desde Cuba el 28 el agosto de 2014 titulado «Cuba, fe y esperanza«, del que reproduzco algunos fragmentos:
«Por muy mal que esté España, a Cuba no regreso, porque allí no hay futuro», me dijo una cubana en Barcelona, donde residió los últimos 10 años. Desde que llegó se dedica a limpiar casas sin pagar seguridad social por lo que tampoco tendrá jubilación.
Un amigo mío con un próspero negocio propio en la isla también ha decidido emigrar «porque en Cuba no hay futuro para mis hijos». Tiene dos adolescentes a los cuales seguramente no podrá costearles una carrera universitaria en los EEUU.
(…)
En todas partes del mundo los políticos prometen un futuro mejor para la gente común. Dilma en Brasil, por ejemplo, les ofrece seguir reduciendo la pobreza y el desempleo, aumentar la cobertura médica y construir cientos de miles de casas. Les ofrece esperanza.
«Pero en Cuba el futuro es incierto, casi nadie sabe hacia dónde va el país y muchos temen un retroceso que los devuelva al socialismo soviético. No pocos emprendedores me han dicho que montan sus negocios para «aprovechar la situación mientras dure».
Por si estos vaivenes fueran poco, el gobierno se encarga de repetir una y otra vez que en el país no hay reformas sino una simple «actualización del modelo». Y paradójicamente Miami le hace el coro reafirmando que se trata solo de cambios cosméticos. Los cubanos avanzan sin conocer el destino final, atravesando momentos agradables en los que se abren puertas y se eliminan prohibiciones absurdas y por otros amargos donde se imponen prohibiciones tan irracionales como la de los cines 3D.
(…)
«Tras décadas de inmovilidad, el tren se ha puesto en marcha avanzando lentamente por las vías. Los ciudadanos sentados en los vagones observan cada estación que se atraviesa pero muy pocos saben con seguridad hacia donde se dirigen.
«Esa incertidumbre es la que les hace pensar a muchos cubanos que en su patria no tendrán futuro ni ellos ni sus hijos. Esa incertidumbre es la que empuja a muchos a emigrar en busca de un tren con un destino definido, aunque sea limpiando casas.»
Obviamente, quien ha fomentado sistemáticamente «la división, la apatía, el desaliento, el desarraigo y la falta de confianza en la dirección de la Revolución y el Partido» ahora cree necesitar se mire hacia otro lado aunque a lo mejor la frase de Raúl no era con él. Nada mejor que una cortina de humo: aprovechar la muerte de tres médicos cubanos, víctimas del terremoto que ha asolado Ecuador mientras prestaban su colaboración internacionalista en ese país, para lanzar una «iniciativa de Cartas desde Cuba«: Escriban al Ministro de Salud exigiendo «un monumento al que se sumen los nombres de todos los caídos combatiendo enfermedades». Si no conociera el paño y su participación en cuanta campaña ha existido para atacar las instituciones cubanas, hasta yo me sumaba porque nuestros médicos, formados por la Revolución que Ravsberg se dedica a denigrar, se merecen todo lo que se haga en su honor.
Debo reconocer que la maniobra es brillante, es lo que se dice una acción de ganar, ganar: Si no le hacen caso habrá varios posts denunciando la insensibilidad y el burocratismo de las autoridades cubanas y si se lo hacen, pues también habrá posts: será el autor de la «iniciativa» que demostró que las redes sociales en Internet pueden obligar al gobierno cubano a hacer justicia. En ambos casos, el promotor de las farsas de la contrarrevolución pagada directamente por EEUU, del «centrismo» que ahora pretende adecuarla a las nuevas circunstancias y del diálogo «entre cubanos», entendido como el diálogo de los revolucionarios con quienes sirven a la estrategia de EEUU, como si Maceo en Baraguá hubiera hablado con los «voluntarios» a sueldo del ejército español y no con el Gobernador general enviado por la corona española, quedará como un héroe cuyo pasado no existe, exactamente lo que en este momento necesita.
Pero para quien está muy nervioso eso parece no ser suficiente, inmediatamente después del post monumental, su autor trató de redirigir la denuncia de Raúl en el Congreso que tanto lo preocupó contra el «aparato de censura» del PCC. y ahí mismo se le vio la oreja peluda al lobito vestido de oveja, cuando citó la frase del Primer Secretario e involuntariamente mostró la causa de su feliz «iniciativa», a pesar de que no se pueden lanzar piedras al tejado del vecino con el techo de vidrio porque Ravsberg es también autor de actos de censura y de la que es tal vez la frase más torquemadense jamás escrita en la red social Facebook:
«es importante ir marcando a cada uno de los escribas para no dejarnos engañar. Ya conocemos a uno pero vendrán otros, recordémoslos» (sic)
Y como nos ha obligado a saber el «hermano Obama«, tan elogiado por Ravsberg, donde hay memoria no hay engaño.
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