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Un ser extraordinario en lucha contra el franquismo

Fuentes: Rebelión

Raúl Carballeira Lacunza (1918-1948), era argentino, nacido en Coronel Suárez, provincia de Buenos Aires. Militante anarquista, combatiente en la España republicana y resistente antidictatorial dentro y fuera de España, merece el homenaje y el recuerdo activo que se tributa a les grandes luchadores.

Diversas fuentes coinciden en que nunca concurrió a la escuela, si bien se apañó para conseguir una sólida formación autodidacta.

Abrazó “la Idea” desde su adolescencia. Profesaba el pensamiento ácrata en una modalidad antibélica, de humanismo a flor de piel. Era totalmente contrario al encuadramiento militar y al uso de armas. Entre las figuras de la doctrina libertaria, al que más leyó y admiró fue al ruso Piotr Kropotkin, apóstol de una sociedad descentralizada conformada por comunidades autónomas y empresas en manos de trabajadores.

Durante un tiempo se dedicó a recorrer el país como “linyera”, una modalidad adoptada con cierta frecuencia por los partidarios del comunismo libertario. Durante su vida nómada empleaba parte de su tiempo en escribir versos, además del empeño por difundir el anarquismo.

El llamado de España revolucionaria y Francia bajo Hitler.

Al enterarse del desencadenamiento de la revolución española (tal era la caracterización ácrata de la llamada “guerra civil”) en Cataluña, se dispuso a dirigir sus pasos hacia allí. A poner el cuerpo y el intelecto en el escenario mismo de la escalada revolucionaria. Se dirigió a España junto a dos compañeros de vida y militancia; Federico Ruffinelli y Sergio Chávez. Llegó a Barcelona de manera clandestina, como polizón en un barco, a fines de 1937. Aún no había cumplido 20 años.

Pese a sus convicciones antimilitaristas, no desdeñó la oportunidad de marchar al campo de batalla. Se incorporó a la XXVIª división, que actuaba en el frente de Aragón, en abril de 1938. No estuvo mucho tiempo en el frente, no soportaba el espíritu jerárquico y la disciplina militar, aún en la versión atenuada del flamante ejército republicano. Tampoco lo satisfacía la escasa actividad que reinaba en el frente del Segre, donde cumplía sus funciones.

Su acción volvió a las actividades políticas. Así tomó parte en tareas propagandísticas de la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias (FIJL) Buena parte de su actuación posterior estaría encuadrada en esa agrupación juvenil. También se hizo tiempo para trabajar de “tramoyista” en un teatro de la capital catalana.

Como tantos miles de residentes en Cataluña, el derrumbe de ese frente lo llevó a buscar refugio en Francia. Prisionero de las autoridades del país galo pasó, entre 1939 y 1941, por cuatro campos diferentes: Saint Cyprièn, Argelès, Barcarès y Bram.

Ya liberado y con el país bajo el dominio de los nazis y del régimen de Vichy, se encaminó a Marsella. Allí se puso en contacto con compañeros de ideas exiliados, como Diego Camacho  y Liberto Sarrau, para preparar el regreso clandestino a España. Luego se estableció en Toulouse, para la operación como contacto en las redes de la resistencia.

Por ese mismo tiempo estuvo en Burdeos, siempre en la militancia resistente y anticolaboracionista.

Desués de que Francia se liberó de los ocupantes nazis, Raúl no se tomó descanso. Se integró en la edición del semanario Impulso, órgano anticolaboracionista y defensor de las ideas anárquicas. Allí colaboró con Felipe Alaiz y Diego Franco Cazorla.

El primero de ellos escribiría más tarde unos emocionantes apuntes biográficos acerca de Carballeira. Allí lo pinta como casi un santo de la anarquía, de actitudes siempre generosas. Y más propenso a la reflexión y a la palabra convincente que a cualquier traza de personalismo o ejercicio de la autoridad.

La FIJL siguió captando sus mejores empeños. Se integró a las tareas de reconstrucción de las juventudes libertarias. Y pasó a ser uno de los secretarios del Comité Peninsular, creado en abril de 1945.

Ejerció ese cargo durante no más de un año. Mientras esperaba su reingreso a territorio español, su modo de ganarse el sustento remitía a su vocación inquebrantable por la solidaridad y el auxilio a quien lo necesitase. Era empleado de la Cruz Roja en la estación de Toulouse, donde trabajaba como camillero, transportista y enfermero, al cuidado de heridos y desvalidos.

De nuevo al “interior”, para la lucha clandestina.

En marzo de 1946 dejó la labor de conducción política en el exilio para poner en acto su propósito de regresar a la lucha directa con el franquismo. Volvió a Cataluña, junto al dirigente Amador Franco y tomó parte en el lanzamiento de un periódico clandestino, Ruta. Junto a la tarea periodística se dedicó a reorganizar a la juventud anarquista que actuaba en el interior del país. Con ese objetivo hizo una gira por el País Valenciano, Andalucía y Madrid.

También actuó en la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), como miembro del comité regional de Barcelona. Y se integró a un grupo de acción llamado “Tres de mayo”. La perspectiva resistente incluía la lucha armada, no sólo en zonas rurales sino en el ámbito urbano. El movimiento clandestino se desenvolvía en las más desfavorables condiciones. En diciembre de 1946 ocurrió una importante redada policial en la que cayeron muchos militantes.

Carballeira emprendió entonces una vez más la reorganización de la FIJL Luego regresó a Francia. Y allí participó en mítines y fue delegado por Toulouse al Congreso de la CNT y del Movimiento Libertario Español (MIE). En esa ciudad, cercana a la frontera, se hallaba una gran proporción de lxs exiliadxs de la República.

No se conformó con su rol entre lxs expatriadxs. Viajó a Italia para participar en un congreso de la federación anarquista de ese país y enseguida, a finales de 1947, regresó de nuevo a la resistencia antifranquista en el interior. Una de sus hazañas fue componérsela para visitar a su compañero y amigo Amador Franco en la prisión de San Sebastián. Y a otro dirigente anarquista, Abel Paz, en la Cárcel Modelo de Barcelona, todo en los primeros meses de 1948.

En junio de ese año casi queda atrapado en un cerco policial. Sin embargo logró escapar y salvar la vida. Fue su último éxito frente a la represión franquista.

Días después resultó víctima de una emboscada montada por el comisario Eduardo Quintela Bóveda, a raíz de lo que en Argentina llamaríamos una “cita envenenada”, en Montjuic, una zona montañosa de Barcelona.

El jefe policial, infatigable cazador de guerrilleros y otros combatientes antidictatoriales, integraba la Brigada Política, un funesto organismo policíaco responsable de la prisión o muerte de muchos resistentes, en una actuación represiva que se extendió por décadas.

Según algunas versiones, allí lo abatieron a balazos. Otras sostienen que se suicidó para que no lo capturaran vivo. Lo cierto es que fue el 26 de junio de 1948 el día que murió, a los 30 años, el perenne luchador a quien apodaban El Argentino, entre otros seudónimos.

Alaiz, que ya mencionáramos a propósito de la evocación de su personalidad y trayectoria recuerda así el infausto hecho:

Y un día -y había de ser un día cualquiera- soleado y hermoso, lleno de frescor mañanero, de aroma de primavera, cayó bajo las balas de los sicarios agazapados entre ramas y malezas. No dispararon cara a cara; dispararon por la espalda… Y, sobre una cespeada senda del fatídico Montjuich, quedó el cuerpo viril de Raúl sin aliento, en la mañana del 26 de junio de 1948. No llevaba en su poder ni un cortaplumas. Quizás en su caída, con mano crispada, arrugara una flor silvestre, dando así a su muerte el tono poético que le caracterizó en su paso por la vida.”

Recordatorio de sencilla belleza, a la altura de la figura a la que homenajea.

Fue sepultado en un cementerio llamado Can Tunis, lo que no impidió que unos años después terminara en una fosa común. La temprana muerte dio fin a una existencia fuera de lo común, entregada sin vacilaciones ni dobleces a enfrentar al poder disciplinador del Estado, que Carballeira execraba sin redención posible.

También es Alaiz quien le atribuye el párrafo que sigue:

-Habrá vendedores y compradores -decía Raúl- mientras haya vendidos y comprados. Por eso el ser purificado, el que ganó la pureza, es el que vale, no el puro simple de nacimiento, que es generalmente un bendito, ni el puritano por exhibición, que acostumbra a acabar siendo alquilón de cualquier ideología deshilvanada. (…). Sólo hay en la vida dos posiciones: una es la del integral, que muchas veces lo es sin darse cuenta; otra la del cerdo. Es preciso procurar resueltamente que disminuya el número de vendidos y comprados, cosa difícil porque la mayor parte de los vendidos se venden sin cobrar nada, como mercancía dejada de cuenta y resultante de quiebra. La mercancía humana no deja de serlo aunque se pretenda bienhechora y generosa como cierta especie de vino, que se llama generoso cuando más asimilado, filtrado y mortífero esconde el veneno.”

La búsqueda de la pureza del ideal y la vindicación del ser humano como un todo late en estas frases, así como cierto escepticismo frente a la cotidianeidad y persistencia de las flaquezas humanas. Como nota colorida, resalta la expresión contraria a las bebidas alcohólicas del final, otro convencimiento compartido por muchos ácratas.

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La tentación de tildar de única la trayectoria vital de Raúl es fuerte. Podría haber vuelto a Argentina apenas salido de los campos. Se dedicó en cambio a oponerse a nazis y colaboracionistas y al apoyo de la causa antifranquista. Pudo de nuevo haber puesto océano de por medio luego de la derrota nazi. Quién se lo hubiera reprochado, en particular si volvía al Río de la Plata para continuar su militancia, lo que es casi seguro.

En cambio reingresó en territorio franquista y sólo la muerte lo pudo detener.

Pese a todo, no fue una excepción, hubo otros itinerarios con rasgos similares. Formaban parte de una generación indomable, dispuesta a no descansar un minuto en la lucha contra el fascismo, entendida como parte del combate por la emancipación de toda la humanidad.

En tierras ibéricas el gran propagandista y luchador clandestino tiene quienes lo recuerden hasta hoy. Una somera recorrida por Internet basta para encontrar su nombre y apuntes biográficos en varios sitios, en general identificados con el ideario ácrata. En Argentina, tierra donde nació no parece ocurrir otro tanto. Por fortuna el olvido no es total. Jerónimo Borágina le ha dedicado una extensa entrada de su .Diccionario de Voluntarios de Argentina en la Guerra Civil Española.

Fuentes:

Felipe Alaiz. Vidas cortas pero llenas. Disponible en el sitio de Solidaridad Obrera

Anarquismo (blog)

Jerónimo Borágina (Mencionado en el texto) La Plata. Ediciones Bonaerenses, 2023.

Xavier Vilaltella Ortiz. “Raúl Carballeira. El maquis que halló la muerte en Montjuic” La Vanguardia. 26/06/2023. Aquí

Esta nota responde al guión de la columna del autor en el programa radial Memoria en rojo, amarillo y morado, de la ARMH Argentina, a emitirse el 9/04/2024 por radio Caput.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.