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«Un sindicato es lo mejor que nos ha dejado el movimiento obrero»

Fuentes: Rebelión

Extracto de la intervención de Yayo Herrero en la jornada del sindicato ELA sobre su propuesta de transición ecosocial de la economía para sus delegadxs de la federación de industria y construcción, celebrada el 21 de junio en Gasteiz

El capital resuelve los problemas dejando a la gente en la calle. Es que han sido muchas las reconversiones que ya hemos vivido, y sabemos cómo reconvierte el capital. En este momento hay muchas empresas que están en riesgo no solamente porque estén afrontando problemas de descarbonización. De hecho, a veces, las mismas empresas utilizan criterios de transición ecológica justa o excusas para poder hacer reconversiones que tienen que ver con que hay sectores que ya no les interesan. O sea, el capital cuando no gana cierra y cierra llevándose por delante a la gente.

Una transición ecosocial justa desde la acción sindical supone mirar con un poco de anticipación. Y mirar con anticipación no quiere decir que los delegados sindicales que estáis en vuestras empresas y en el tajo cotidiano no os vayáis a colocar o a hacer una huelga cuando hay un ERE puesto encima de la mesa. Cuando hay un ERE encima de la mesa los puestos de trabajo hay que defenderlos, pero cuando no hay ERE encima de la mesa, también hay una responsabilidad de mirar dos pasos por delante que, insisto, no es dentro de 300 años, es lo que va a pasar dentro de cuatro, dentro de cinco, dentro de diez, que nos vamos a encontrar con esos problemas.

Ahí, yo creo que lo bueno que tiene un sindicato es que da la posibilidad de trabajar en lo concreto de cada puesto, pero es una estructura política que permite también mirar al futuro y que permite organizar las cosas desde otro lugar diferente.

Un sindicato es lo mejor que nos ha dejado el movimiento obrero, y el movimiento obrero lo que nos dejó fue una preocupación por la dignidad de los puestos de trabajo y también por la dignidad de todo el tiempo de vida, que no es el tiempo que estamos en nuestro empleo. Los sindicatos y los movimientos obreros fueron pioneros en hablar de la calidad del aire en las ciudades, en donde la gente se envenenaba respirando. Fueron los primeros que hablaron de la necesidad de tener acceso a la tierra para poder cultivar. Fueron los primeros y tuvo que pasar mucho tiempo para que algunas partes del movimiento obrero empezaran a cambiar salud por pluses o empezaran a intercambiar pérdida de la calidad de vida por más dinero.

Tuvo que pasar mucho tiempo para que algunos sindicatos, en este momento en Europa mayoritarios y en el resto del Estado también, fueran sindicatos de la concertación, fueran sindicatos que asumieran que eran los empresarios los que creaban la riqueza, no ellos con su trabajo ni la tierra con su producción. Ese, desde mi punto de vista, es un error garrafal, porque la concertación llega siempre al punto en el que el capital pierde, y ahí el capital cierra.

La lógica del capital es una lógica que no se apiada ni se solidariza con las condiciones de vida. Al capital, las condiciones de vida de la gente y de sus trabajadores le importan un carajo. Y, por tanto, es básicamente la lucha sindical la que permite arrancar parte de esas plusvalías y hemos de tener en cuenta y proyectarnos en esa crisis ecosocial que yo creo que marca de forma notable lo que está pasando.

¿Cuáles serían los puntos básicos de una transición ecosocial justa? Yo voy a enumerarlos simplemente, tal cual yo la planteo:

1. En primer lugar, lo dije, la garantía de condiciones de vida, vivienda, alimento, agua, energía, salud, educación, cuidados. Todas esas cuestiones son básicas y no habrá transición ecológica justa si no hay condiciones de vida justas para la gente. Porque si a la gente le das a elegir entre la garantía de salud y posibilidad de futuro dentro de diez años y comer hoy, se verá obligada a elegir comer hoy. Y es normal. Por tanto, ese es un primer elemento.

2. El segundo tiene que ver con la reducción de la huella ecológica. La reducción de la huella ecológica exige planificación y exige una participación a tope de los sindicatos. No se puede planificar la reducción de la huella ecológica sin el movimiento sindical, sin los sindicatos. A mí me parece que es clave. Implica pensar qué es lo que hay que producir, con qué, de dónde va a venir, para quién, y poniendo en el centro esas condiciones de vida.

3. El tercer elemento es todo lo que tiene que ver con la transformación del mundo del trabajo y el empleo. Y hablo del trabajo y del empleo porque no solamente hay trabajo en el empleo, sino que hay que recordar que hay mucha gente, mayoritariamente mujeres, que no se llaman trabajadoras pero que mayoritariamente se ocupan de sostener cotidiana y generacionalmente la vida en sistemas que atacan la propia vida, y el sector de los cuidados pagado lo sabe bien, pero el sector de los cuidados no pagado lo sabe todavía mucho más, las dificultades que hay para poder mantener la vida.

En el caso del empleo yo voy a plantear alguna cosa que puede ser polémica, y es que pensando en la transición ecológica justa es muy necesario tener en cuenta que no es lo mismo proteger sectores que proteger personas. La clave es proteger a las personas. Pero una persona no es solo su sector. Tenemos que pensar que hay sectores que sí o sí se van a ver contraídos y la clave es cómo proteger a las personas que están en ellos. Porque si ponemos el ojo solo en proteger sectores, terminaremos sacrificando personas en aquellos sectores que se contraigan.
En otro sentido, vuelvo a insistir en que esto no quiere decir que los delegados sindicales no tengan que proteger las condiciones laborales en cada puesto concreto. Yo creo firmemente que tiene que ser así. Pero hay que tener la otra mirada de corto, medio y largo plazo que permita pensar qué va a pasar con eso. Conocer cuál es la evolución, cuáles son las tendencias y cuál es la previsión de nuestros sectores es clave para poder hacer política sindical, porque cuando el tema te estalla en la cara es cuando ya no tienes posibilidad de hacer prácticamente nada. Yo creo que es importante mirarlo. […]

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