Colectivo IOÉ, Barómetro social de España. Análisis del período 1994-2006. Traficantes de sueños, CIP-Ecosocial, Madrid, 2008, 469 páginas. El Colectivo Ioé es un equipo de investigación social independiente formado por Carlos Pereda, Walter Actis y Miguel Ángel de Prada. Desde los ’80 ha mantenido una constante actividad de observación y estudio sobre las principales […]
Colectivo IOÉ,
Barómetro social de España. Análisis del período 1994-2006.
Traficantes de sueños, CIP-Ecosocial, Madrid, 2008, 469 páginas.
El Colectivo Ioé es un equipo de investigación social independiente formado por Carlos Pereda, Walter Actis y Miguel Ángel de Prada. Desde los ’80 ha mantenido una constante actividad de observación y estudio sobre las principales transformaciones sociales ocurridas en España durante estas últimas décadas. Fruto de ese esfuerzo de investigación son sus publicaciones Discursos de los españoles sobre los extranjeros (1995), Mujer, inmigración y trabajo (2001), Saludos y estilos de vida en España (2004) e Inmigración, género y escuela (2007). Este barómetro social, su último trabajo hasta la fecha, ha contado con la colaboración de Emma Mateos.
Miguel Ángel de Prada, uno de los miembros del colectivo que ha elaborado el índice a partir de 180 indicadores extraídos de las estadísticas oficiales, afirmó en la presentación del volumen y de la página barometrosocial.es que con su ensayo han querido contribuir a retomar (¡por fin!) la cuestión social en España. Este Barómetro social se presenta como una herramienta para el combate ideológico-político. Walter Actis, otro de sus autores, ha señalado que se trata de polemizar «con el discurso dominante, en el mismo terreno y con las mismas armas». Eso sí, con mirada muy distinta, con finalidades muy otras.
El Barómetro Social de España reúne la evolución de 11 grandes campos (y 34 dimensiones de lo social) como la renta y patrimonio, el género, el medio ambiente, la seguridad y justicia, la salud, la vivienda, el empleo, la protección social, la educación o la política internacional entre los años 1994 y 2006. Cada uno de estos ámbitos se estudia a partir de series específicas de 180 indicadores cuantitativos y 45 índices sintéticos. Una encuesta telefónica, realizada en marzo de 2006, constató la importancia que otorga la ciudadanía a estos ámbitos en tanto cuestiones centrales para el bienestar social y la calidad de vida de la población. Todos los índices alcanzaron una puntuación alta, con desviación estándar baja: de los 9,6 sobre 10 puntos de salud hasta los 7,8 puntos de participación ciudadana, pasando por el 8,8 del cuidado del medio ambiente, el 8,7 del trabajo y el 8,4 de vivienda. Un anexo metodológico, un cuidada bibliografía y un detallado índice de gráficos, tablas y mapas complementan el volumen.
Como era previsible, la imagen que devuelve resulta tan poco favorable para corroborar la veracidad de la pueril hipótesis de que «España va bien» como la de cualquier mirada crítica ante falsedades publicitarias de ese tenor y de esa desvergüenza e insensibilidad.
En la presentación del volumen, que firman los autores junto a Traficantes de Sueños y el Centro de Investigación para la Paz, los editores del volumen, se señalan los dos aspectos que han movido la investigación realizada: el vaciamiento del mito que sugiere la objetividad, sin ningún asomo de subjetividad, de las medidas económicas, una falsa creencia basada en suponer que la expresión monetaria del valor de las cosas no es resultado de continuas decisiones subjetivas individuales y colectivas, de juegos de fuerzas y ejercicios abiertos de prácticas de poder, y, en segundo lugar, la opción teórico-estratégica de los autores por la construcción de «termómetros de lo social» que permitan evaluar, discutir e intervenir socialmente, «garantizando criterios de solidez y también de transparencia, sin necesidad de apelar a sofisticados y oscuros procedimientos; ofreciendo un instrumento que pueda ser utilizado, analizado y criticado por una pluralidad de agentes sociales» (p. 20). Ciencia del ágora y para el ágora llaman algunos a esa finalidad.
Los criterios seguidos en la elaboración de la propuesta quedan expuestos en la introducción: «Propuesta para un sistema de indicadores». El desarrollo realizado se ajusta a los siguientes principios: 1. Selección de ámbitos, dimensiones e indicadores sociales a partir de criterios analíticos y normativos: no usar sólo lo que ya hay; 2. Incluir variables objetivas y subjetivas; así, la opinión de la ciudadanía. 3. Asegurar una secuencia temporal suficiente, 12 años en este caso. 4. Centrar la información en el marco global de España, sin olvidar aportar datos sobre las comunidades autonómicas y el marco europeo. 5. Combinar la elaboración de índices sintéticos, cuyas características se exponen al inicio de cada apartado, con las reflexiones generales y la interpretación contextual. 6. Permitir el acceso público a las bases de datos y a la operatoria utilizada para la construcción de índices para su uso social colectivo.
El avance de resultados queda expuesto en el capítulo 0 del volumen. Vale la pena intentar aquí una apretada (y parcial) síntesis: el período 1994-2006 en España ha estado marcado por un crecimiento económico desigual que posee un fuerte vértice especulativo y es percibido por la propia ciudadanía como socialmente injusto. Si la renta y el patrimonio han aumentado considerablemente, los ingresos salariales se han estancado, perdiendo incluso poder adquisitivo. Mientras tanto el gasto en políticas sociales decrecía en relación al PIB. Algunos datos básicos.
España ha atravesado una coyuntura macroeconómica positiva entre 1994 y 2006 que se ha expresado en un incremento de la renta del 62%, medida en euros constantes, y de 54% si consideramos la renta disponible en los hogares únicamente. A su vez, el patrimonio acumulado por los hogares ha incrementado su valor monetario en un 148% entre 1994 y 2006, gracia s a la revalorización de inmuebles y de los activos financieros (los dos principales componentes de la riqueza de las familias). Tomando base 100 para 1994, la renta ha mantenido un ritmo anual constante del 3,7%, y el patrimonio ha crecido el 8% de media anual. Por el contrario, el salario, en cómputo anual, ha perdido en este mismo período un 2,4% de poder adquisitivo, la prestación media de desempleo ha caído un 16%, si bien la pensión media se ha revalorizado un 18% («una evolución positiva en esta caso, pero -advierten los autores- muy moderada a la vista del crecimiento del PIB y de los principales componentes de la riqueza: el patrimonio inmobiliario y el valor patrimonial de los activos financieros de los hogares»). La ratio entre los salarios más altos(cinco veces por encima del SMI) y los más bajos (inferiores al SMI) se ha mantenido constante: entre 18 y 19 puntos entre 1994 y 2006: una élite asalariada de 1,4 millones de personas contaba con 4.925 euros medios mensuales mientras que otros 5,5 millones percibían una media de 270 euros al mes .
La desigualdad de género en materia de salarios y pensiones se ha incrementado en la última década: en 1994 el salario medio de las mujeres era un 28% inferior al de los hombres y en 2006 la diferencia se amplió hasta un 30% (la pensión media que era de un 29% inferior ha pasado a un 33%). Por lo demás, el salario medio de los trabajadores extranjeros no comunitarios era un 31% inferior al salario medio percibido en España, y el trabajo medio de los trabajadores jóvenes (menos de 26 años) es un 64% más bajo que el de los adultos (mayores de 35 años), diferencia que ha permanecido constante a lo largo del período analizado. Por otra parte, las personas en situación o riesgo de pobreza, en número absolutos, ha pasado de 7,6 millones en 1994 a 8,9 millones en 2006. En este lapso de tiempo se ha mantenido constante la tasa de pobreza severa (el 8% de la población) y ha aumentado en un punto el riesgo de pobreza, del 11 al 12% (en la UE-15 estas proporciones se situaban, con tendencia a aumentar, en el 5% y en el 12% respectivamente). Si comparamos, por lo demás, la evolución del salario indirecto con otras fuentes de ingresos de los hogares (salarios directos, rentabilidad financiera) se puede comprobar que el peso de los servicios y prestaciones públicas es cada vez menor, aunque se observa una ligera mejoría en los años más recientes.
En síntesis: 17 millones de personas viven en España con desahogo y capacidad de ahorro; 15 millones se organizan para sobrevivir en el día a día, sin apenas capacidad ahorrativa pero sin sentirse agobiados a fin de mes, y 12 millones (27% de la población) llegan con dificultades a fin de mes y no pueden ahorrar. Este último sector coincide con la cuarta parte de hogares españoles más pobres, cuyo patrimonio total en 2005 era 41 veces inferior al de la cuarta parte de los hogares más ricos.
El libro, editado con la licencia creative commons, se complementa con una base de datos interactiva y de libre acceso que recoge los indicadores e índices sintéticos del barómetro social de España, que será actualizados anualmente, y que puede consultarse en www.cip-ecosocial.fuhem.es/
Una de las primeras adquisiciones del libro, según ha contado Walter Actis, fue hecha por el palacio de la Moncloa. Quisieron saber, tomar alguna nota. No es éste, en absoluto, el destinatario natural del volumen sino los movimientos sociales alternativos que deseen poner lo social y a los sectores desfavorecidos en la arista central de la discusión y atención sociales. Los activistas, los investigadores, las personas interesadas en mirar las realidades sociales desde ópticas alejadas del triunfalismo y la sesgada mirada oficiales tiene en este ensayo, y en sus bases complementarios, un instrumento imprescindible (Celaya: «como el aire que inspiramos trece veces por minuto») para la reflexión, la discusión y la praxis transformadora. En el principio, recordemos nuevamente, fueron al unísono el Verbo y la Acción.