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Israel

Una cárcel sin salida en el desierto abrasador para los solicitantes de asilo

Fuentes: +972

Traducido del inglés por J.M.

Mientras los solicitantes de asilo eritreos no pueden ser deportados debido al peligro al que enfrentarían a su regreso, la nueva Ley de prevención de infiltración (1) permite a Israel mantenerlos en prisión indefinidamente. Los recién llegados, la mayoría de los cuales se han enfrentado a la violación y tortura en la ruta a Israel, actualmente están detenidos en una prisión en el desierto y nadie sabe cuánto tiempo van a permanecer allí.

Una visita a la prisión de Ketsiot.

Hace casi tres años, escribí (2) sobre lo mucho que había odiado el viaje a la prisión de Ketsiot y lo frustrante que es, incluso para el visitante fugaz que sabe que al final del día estará libre y seguro en Tel Aviv. Escribí sobre la desesperación de los solicitantes de asilo, que están encerrados durante días y días, sin saber hasta cuándo. Aunque sé que lo que hay que hacer es visitarla una y otra vez, tantas veces como sea posible, últimamente la he estado visitando cada vez menos por mi propia tranquilidad. Porque a pesar de que en los tres años desde que compartí mi amargura se ha reemplazado a la mayor parte del personal del Servicio Penitenciario, la situación en esta prisión en el desierto sólo ha empeorado.

Pero a veces no hay más remedio, como ayer, cuando Mesi, Yuval y yo nos vimos obligados a regresar a ese lugar horrible. El termómetro en el coche de Yuval marcaba 39 grados centígrados cuando salimos de él. Esperamos en el patio central de la cárcel que está en crecimiento. Hacia el norte (o al menos eso me pareció) ya se le habían añadido edificios de dos plantas para albergar a los nuevos solicitantes de asilo. Los detenidos están actualmente en prisión bajo la nueva Ley de prevención de infiltración, que permite la detención administrativa de inmigrantes sin estatus legal por un período ilimitado de tiempo (o durante un período mínimo de tres años).

En los dos meses desde que las autoridades empezaron a utilizar este nuevo instrumento de detención draconiano, ni una sola persona ha sido liberada. El Tribunal de Revisión de Detención, que tiene la supervisión judicial de la detención de los solicitantes de asilo en virtud de la Ley de Prevención de infiltración, se ha convertido en el sello de goma de la ley. En la práctica, no existen circunstancias por las que la nueva ley permita la liberación de los detenidos, por lo que todo lo que les queda a los jueces es ver a los detenidos después de su detención, escuchar su historia e informarle que no tienen más remedio que aprobar la orden de detención.

El calor en el patio es insoportable y uno sólo puede imaginar lo que se siente en los pabellones, y en particular las mujeres y los niños, que están albergadas en tiendas de campaña durante este verano abrasador. La mayoría de los detenidos son de Eritrea. «No son refugiados», nos dicen el ministro del Interior y el primer ministro, que con el mismo aliento admiten que no podemos deportarlos (3) porque pondría en peligro sus vidas. El campamento, por lo tanto, no está destinado a los «inmigrantes ilegales» en espera de deportación, pero sí tiene la finalidad de agotar y desalentar a los solicitantes de asilo que no pueden ser deportados.

El campamento nos agota y desanima a nosotros también. La mayoría de los eritreos que están en él soportaron muchos meses de graves torturas a manos de los traficantes en el Sinaí, con el fin de quitarles dinero a sus familias. La mayoría de las mujeres de Eritrea fueron violadas brutalmente, en repetidas ocasiones, por los traficantes en el Sinaí. El primer solicitante de asilo que entrevistamos cuenta que fue esposado de manos y pies, electrocutado, se le apagaron cigarrillos en sus brazos, fue colgado por los brazos y quemado con hierros calientes blancos. Estas descripciones nos resultan familiares debido a las conversaciones con otros solicitantes de asilo hechas que aparecen en un Informe de Israel (4) de la organización Médicos por los Derechos Humanos y en informe Línea Directa para los Trabajadores Migrantes (5). Sin embargo, este relato de primera mano nos aterra. Pero cuando llegamos al tercer entrevistado que nos cuenta la misma historia de horror, ya le estoy susurrando a Yuval: «piedad, fatiga». Yuval asiente. Nos fallan nuestras defensas psicológicas.

El Tribunal Superior de Justicia recomendó recientemente (6) al Estado establecer directrices relativas a los derechos de los eritreos, cuya deportación no está permitida. La respuesta del Estado, que encuentra su expresión en la cárcel Ketsiot, es: «No tienen derechos, detención eterna para todos». Si una vez nos consolamos con el hecho de que los eritreos que conocimos en la cárcel estaban bajo la política de «protección temporal» y pronto serían liberados, hoy no tengo palabras para consolar a los que nos encontramos. Todo lo que nos queda por decirles es que no sabemos cuánto tiempo van a esperar en este infierno hirviente y que sabemos lo difícil que es para ellos estar allí (aunque en realidad no lo sepamos y al parecer nunca sabremos cuán difícil es).

Se puede suponer que en los ministerios de Interior y Justicia leerán estas líneas y sonreirán con satisfacción, diciendo que esa era su verdadera intención, que la gente sepa que no verán la libertad por años y enviar un mensaje: «No vengan». Sin embargo, cualquier persona que tenga la menor experiencia y conocimiento de las cuestiones migratorias sabe que así no es como funciona. Muros, cárceles, hambre y degradación nunca han disuadido a los inmigrantes, ya sean refugiados o migrantes económicos. Estos instrumentos son buenos para satisfacer la opinión pública ávida de una mano dura y para eliminar un sentimiento de inactividad, pero no impiden la migración. El ministerio del Interior ya está haciendo alarde de la bajada de las entradas en Israel en el último mes, pero si quieren saber la razón de ese descenso, harían mejor en prestar atención a lo que está sucediendo en la península del Sinaí y Libia. Este reflujo no tiene nada que ver con Bibi y los trucos de magia de Yishai.

Alrededor de la prisión se está preparando una enorme zona para la construcción de una nueva instalación, que podrá alojar a miles de solicitantes de asilo más. Verdaderamente, hacer florecer el desierto, pero un florecimiento diabólico. Cuando nos largamos después de un día deprimente, fotografiamos la construcción que nos había rodeado por un tiempo y enfilamos hacia el norte, dejando atrás a los hombres y mujeres que habíamos encontrado, donde van a quedarse por un buen tiempo más.

Joseph Carens escribió hace dos décadas que la ciudadanía en «Occidente» es actualmente comparable a los privilegios feudales: una condición hereditaria que mejora las posibilidades de vida de una persona. Para aquellos que no nacen con esta condición, es casi imposible adquirirla. Como los privilegios feudales hereditarios, esto es muy difícil de justificar.

Cuando regreso a mi apartamento de dos habitaciones en Tel Aviv después de la visita a Ketsiot me parece realmente un palacio.

 

Yonatan Berman es director de Immmigrant Rights Clinic en el Academic Center of Law and Business ( Centro Académico de Derecho y Empresariales). Este artículo apareció originalmente (7) en hebreo en el blog Laissez Passer (8) y ha sido traducido [al inglés] por Caroline Beck.

 

Notas:

(1) http://972mag.com/knesset-passes-controversial-bill-on-prolonged-detention-of-asylum-seekers/32487/

(2) http://www.mehagrim.org/2009/12/blog-post.html

(3) http://972mag.com/myths-facts-and-suggestions-asylum-seekers-in-israel/33740/

(4) http://phr.org.il/uploaded/Phr-israel-Sinai-Report-English-23.2.2011.pdf

(5) http://www.hotline.org.il/english/pdf/Testimonies_from_sinay_122010.pdf

(6) http://elyon1.court.gov.il/files/11/080/089/m09/11089080.m09.htm

(7) http://www.mehagrim.org/2012/08/blog-post_13.htm

(8) http://www.mehagrim.org/

 

Fuente original: http://972mag.com/a-scorching-desert-prison-for-asylum-seekers-with-no-way-out/52938/

 

rBMB