Recomiendo:
0

35 años de la Constitución Socialista de la República de Cuba

Una Constitución del pueblo y para el pueblo

Fuentes: Rebelión

Hace un par de días, el pasado 24 de febrero, la Constitución Socialista de la República de Cuba cumplió 35 años. Hoy, como a lo largo de 52 años de Revolución, sin sonrojarse para nada, la reacción de todo el mundo sigue tachando de dictatorial y antidemocrático al sistema cubano. Buena ocasión para recordar brevemente […]

Hace un par de días, el pasado 24 de febrero, la Constitución Socialista de la República de Cuba cumplió 35 años. Hoy, como a lo largo de 52 años de Revolución, sin sonrojarse para nada, la reacción de todo el mundo sigue tachando de dictatorial y antidemocrático al sistema cubano. Buena ocasión para recordar brevemente cómo aquella Constitución no sólo fue aprobada, sino que también elaborada con la participación masiva de la población. Democrático ejercicio que prácticamente nunca se dio en ningún país cuyos reaccionarios gobernantes tanto critican a Cuba.

Como es sabido, la Revolución Cubana triunfó el primero de enero de 1959, luego de casi veinticinco meses de guerra de liberación para derrocar a Fulgencio Batista, presidente entreguista y golpista al servicio de los Estados Unidos. Sin embargo, el Estado de Cuba revolucionaria tuvo durante bastante tiempo una estructura provisional, y esto fue así porque los conductores de la Revolución no pretendían cumplir sólo un expediente, sino dotar al país de unas instituciones sólidas que respondieran con eficacia a la nueva realidad que ya se vivía en la Isla. El proceso revolucionario necesitaba adquirir cierta madurez antes de dar un paso tan importante, y para eso se debían cubrir primero otras etapas. Durante los primeros dieciséis años de Revolución estuvo en vigor la Constitución de 1940; una Carta Magna que, aunque burguesa, era bastante avanzada para la época, sólo que su contenido los gobiernos precedentes nunca antes lo habían respetado llevándolo a la práctica. No obstante, la Ley Fundamental de 1940 hubo de ser modificada en infinidad de ocasiones mediante expedientes de acuerdos del Consejo de Ministros, ya que chocaba muy a menudo con los avances del proceso revolucionario. Llegó pues la imperiosa necesidad de elaborar y aprobar un nuevo texto constitucional, lo que sucedió en 1976.

En la discusión del proyecto -he aquí unos datos harto significativos- participaron alrededor de 6.200.000 personas pertenecientes al Partido, los sindicatos, los CDR, la FMC, la ANAP, la FEU, la FEEM, las unidades militares y las misiones cubanas en el extranjero. Si exceptuamos a los niños y tenemos en cuenta que en 1976 la población de Cuba era bastante menor que la de ahora, llegaremos a la conclusión de que de forma directa y personal prácticamente todos los habitantes participaron en el examen del documento. 5.500.000 se pronunciaron a favor de mantener el texto sin modificaciones, y 16.000 propusieron algunos cambios, que fueron respaldados por algo más de 600.000 participantes. Enriquecido su contenido por la discusión popular a través de infinidad de asambleas en todo el territorio nacional, la Constitución Socialista fue probada por el Congreso, y, finalmente, mediante referéndum, también por el 97,7% de la población electoral. ¿En qué otro país del planeta ha ocurrido algo igual o parecido?

De más está decir que los cambios realizados en diferentes momentos y por diversos motivos también contaron con la participación de la inmensa mayoría de la población.

Finalmente, recordar que esta misma Constitución, la primera socialista en todo el continente americano, otorgó al Partido Comunista de Cuba el papel de fuerza rectora principal de la sociedad cubana. Luego, como se puede observar y muy al contrario de lo que difunden los poderosos medios de la reacción, el PCC no es una imposición, sino fruto de la voluntad popular, el resultado natural y democrático de las condiciones del proceso social. El PCC, resultado del proceso de unidad de todas las fuerzas revolucionarias y fundado el 3 de octubre de 1965, no solamente dispone -por voluntad popular, insisto- de valor jurídico sino que además está amparado por los planos políticos e históricos -también Martí creó el Partido Revolucionario Cubano para unificar a «todos los hombres de buena voluntad» y hacer la revolución.

Un ejemplo claro de la buena sintonía existente entre el Partido y el pueblo es el debate sobre el Proyecto de Lineamientos de la Pólitica Económica y Social que, desde el primero de diciembre del pasado año hasta el 28 del presente mes y mediante infinidad de asambleas, se está celebrando en todo el territorio nacional. Para el PCC no solamente cuenta su militancia, sino toda la población que, de la manera indicada, también influirá en las decisiones que se adopten en su VI Congreso, a celebrar durante la segunda quincena del próximo mes de abril.

La Constitución Socialista de la República de Cuba es, pues, un Constitución del pueblo y para el pueblo.

Blog del autor: http://baragua.wordpress.com

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.