A un año de la cruel invasión israelí «Margen protector» contra la población civil palestina de la Franja de Gaza, sigue sin justicia ni rendición de cuentas por los crímenes de lesa humanidad. El silencio internacional hoy suena con mayor voltaje cuando la población palestina vive en medio de la destrucción, el hambre y la […]
A un año de la cruel invasión israelí «Margen protector» contra la población civil palestina de la Franja de Gaza, sigue sin justicia ni rendición de cuentas por los crímenes de lesa humanidad. El silencio internacional hoy suena con mayor voltaje cuando la población palestina vive en medio de la destrucción, el hambre y la desidia que sembraron los misiles de la potencia ocupante israelí.
El mutismo estalló los corazones. Sus pálidas acciones carcomieron la conciencia. Donde estuvieron el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon; el presidente ruso Vladimir Putin; Xi Jinping, presidente de China; Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, que relegó el derecho de su martirizado pueblo. Donde estuvieron los líderes europeos y latinoamericanos. Qué fue del papa Francisco, que no sólo no levantó su voz contra el terrorismo de Estado israelí que atacó su iglesia en Gaza, sino que se aventuró a ser el primer papa en colocar una ofrenda floral sobre la tumba de Theodor Herzl en Jerusalén ocupada (24/5/14), apenas unas semanas antes de la invasión, menguando la tragedia palestina de 67 años del robo de su tierra a consecuencia de la actitud expansionista del húngaro-judío homenajeado, mentor del sionismo.
Enclaustrados en la mal llamada «primavera árabe» y con el silencio comprado, qué decir de los regímenes árabes sordos espectadores del genocidio sionista que tan sólo en 51 días despedazó los cuerpos de niños, mujeres, ancianos y jovenes con sus mortíferas armas de destrucción masiva. Cómo no citar al desdeñado premio Nobel de la Paz, presidente de Estados Unidos, Barack Hussein Obama, que además de otorgar material de guerra, exclamó en plena masacre: «Israel tiene el derecho a defenderse». Cuán imperturbable actitud fue la de los 157 países, incluyendo Egipto y Jordania que mantuvieron intactas sus relaciones diplomáticas con Israel, sin siquiera deslizar una sutil ruptura de las relaciones frente a semejante exterminio.
El espurio contubernio fue uno de los mayores ejes de la tragedia de Gaza. La venta de insumos de guerra de Inglaterra entre enero y junio de 2014 con la emisión de 68 licencias de exportación de elementos militares testificó que «el ejército israelí usó armas y equipos de fabricación británica durante la operación israelí «Margen protector» contra Gaza, en la que murieron miles de palestinos. El Gobierno del Reino Unido aprobó la venta de armas a Israel por valor de 11 millones de dólares seis meses antes de la última agresión de Israel a la Franja de Gaza». (The Independent, 24 de noviembre de 2014). Comprometiendo la complicidad de Londres con la masacre.
En similar lineamiento y apoyando a los 30.000 soldados lanzados a matar civiles palestinos en el operativo «Margen protector» Estados Unidos satisfizo la solicitud israelí de municiones adicionales del arsenal secreto (WRSA-I) el 20 de julio de 2014, garantizando la cooperación militar reconocida oportunamente por el portavoz del Departamento de Defensa estadounidense, Rear Admiral Kirby, «Estados Unidos está comprometido con la seguridad de Israel y es vital para los intereses nacionales ayudar a Israel a desarrollar y mantener una capacidad de autodefensa fuerte y disponible. Esta venta de defensa es coherente con estos objetivos» (The Guardian, 31 de julio de 2014). Por su parte, la jefa del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navanethem «Navi» Pillay, denunció que «Estados Unidos no sólo provee a Israel de artillería pesada para usar contra Gaza, sino que ha gastado mil millones de dólares para establecer la protección contra cohetes a los civiles israelíes, que no cuentan los civiles palestinos», en referencia a la asistencia de la «Cúpula de hierro» de EE.UU. en el desarrollo de los sistemas de defensa antimisiles Arrow I y II, David´s Sling y Iron Dome.
Con el aciago combo de beneficios, el neroniano premier israelí Benjamín Netanyahu, no reparó en desatar del 7 de julio al 26 de agosto de 2014 el infierno devastador contra 1,8 millón de palestinos asediadis con 6.000 ataques aéreos, 50.000 proyectiles disparados y el pánico espeluznante de la lluvia de 20.000 toneladas de explosivos rociadas sobre las aldeas y ciudades. Arrancando la vida de casi 2.500 palestinos, entre ellos 680 niños (el 68 % menores de 12 años). Hiriendo a más de 11.600, de ellos, 350 quedaron incapacitados para siempre. Dañanado la vida de más de 250.000 palestinos desplazados de sus hogares, destruyendo 105.000 casas, edificios, escuelas, mezquitas y hospitales, y dañando más de 170.000 hogares.
Algunas de las reacciones estadounidenses satisfactorias, aunque finalmente extinguidas en la nada, fue la del Gremio Nacional de Abogados-GNA (National Lawyers Guild-NLG), la mayor y más antigua organización legal de Estados Unidos, que amenazó con poner una demanda contra el presidente estadounidense Barack Obama, el secretario de Defensa Charles Timothy «Chuck» Hagel y miembros del Congreso estadounidense ante la Corte Penal Internacional (CPI), acusados de «ayudar e induciral genocidio, crímenes contra la humanidad y otros crímenes de guerra» luego que Obama, forzará al Congreso aprobar abrumadoramente un crédito de 225 millones de dólares destinados al sistema de misiles Cúpula de hierro para Israel en septiembre de 2014, apenas un mes de finalizada la invasión. En el inmoral altar de la justificación, Israel, acusó al «terrorismo de Hamás de lanzar cohetes» y rechazó sus responsabilidades adjudicadas por el estadounidense Gremio Nacional de Abogados, acusándolo de ser «desde principios de los años 70, en el enemigo jurado de Israel y el brazo legal del terrorismo palestino».
A pesar de que a principio del pasado mes de junio, Ban Ki-moon, con evidencias soterradas excluyó a Israel de la «lista negra» de la ONU de «países que violan los derechos de los niños en conflictos armados», no pudo evitar que la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, encargara a la jueza estadounidense Mary McGowan Davis, jefa de la Comisión de Investigaciones de la ONU sobre la guerra, una búsqueda de responsabilidades en el sensible tema. Con doble acción igualando al ocupante con el ocupado y a la invasión con la legítima defensa de la resistencia de Hamás y las facciones palestinas, la jueza McGowan Davis, presentó el 22 de junio de 2015 un informe acusando al ejército de ocupación israelí y a los grupos palestinos de «la posibilidad de haber cometido abusos durante la guerra de Gaza de 2014 que ponen en evidencia posibles crímenes de guerra cometidos por Israel y por los grupos armados palestinos». En su excesivo proceso la jueza McGowan no tomó en cuenta que acusar a Hamás y a la resistencia palestina es violar la propia resolución de la ONU N°3070 del 30 de noviembre de 1973, donde «…reafirma igualmente la legitimidad de la lucha de los pueblos para liberarse de la dominación colonial extranjera y de la subyugación foránea por todos los medios posibles, incluida la lucha armada». Finalmente, el Informe encargado por el CDH-ONU fue aprobado en la resolución A/HRC/29/ L/35 (3/julio/2015) con el voto en contra de EE.UU., 45 a favor y 5 abstenciones, acogiendo las recomendaciones del Informe. Rechazado por Israel y con el beneplácito de Hamás.
Con un halo de esperanza, aunque el dolor pesa mucho. La determinación puede ser la preliminar del examen iniciado el pasado 16 de enero por la fiscal de la Corte Penal Internacional, Fatou Bensouda, para estudiar y llevar ante la CPI a los responsables israelíes de crímenes de guerra. Siempre y cuando no se convierta, igual que las anteriores decenas de resoluciones de la ONU que condenan a la potencia ocupante, en papel mojado.
A un año de la masacre de Gaza, en la Franja solo se respira el aire de una muerte lenta, la miseria y la defraudación con este mundo enajenado de una brutal y sofisticada guerra israelí contra la población civil palestina. A un año de la masacre, la espina de Gaza sigue perforando la conciencia internacional y es una daga en la cognición de la traición y los complots de sus propios hermanos. A 67 años del robo de su tierra, Palestina sigue luchando por su liberación.
Suhail Hani Daher Akel fue el primer Embajador del Estado de Palestina en la Argentina. Primer Representante de la OLP en la Argentina. Analista internacional sobre la situación de Palestina.
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