Revisado por Caty R.
La confusa estrategia de la marcha con respecto al objetivo principal: entrar en Gaza o llamar la atención sobre la situación de los gazatíes, impulsó una apreciación caótica de los parámetros en juego.
Lectura de los parámetros geopolíticos:
Las negociaciones entre el gobierno egipcio y las diferentes delegaciones internacionales y nacionales, ya que varias agrupaciones negociaban al mismo tiempo, y cada una mantenía su estrategia como la mejor e invencible, comenzaron en mayo de 2009.
Desde ese momento, la posibilidad de entrar en Gaza por Rafah no era grande, pero había un asidero real; el gobierno egipcio impuso condiciones en las negociaciones con las delegaciones sin dar respuestas claras. El ambiente no presagiaba una respuesta positiva, pero tampoco negativa.
Lo que ha ido cambiando es hostilidad del gobierno egipcio hacia Hamás; prueba de ello es el entusiasmo con el que se está construyendo un muro entre la Franja y Egipto… Y más aún: el gobierno egipcio responsabiliza a Hamás de todos los inconvenientes que surgen en las diversas negociaciones: intercambio de prisioneros, el soldado Shalit, el acuerdo con la Autoridad Palestina (Fatah), etcétera.
Con semejante actualización del panorama, era muy difícil suponer que el gobierno egipcio dejara organizar un festival internacional en las tierras de Hamás.
La evolución de la actitud del gobierno egipcio no se tuvo suficientemente en cuenta en los análisis de los diferentes responsables de la marcha. Es cierto que se pensó que nos iban a detener en Al Arish u otro punto más bien marginal de la costa egipcia, pero casi nadie pensó que dejarían a 1.500 manifestantes determinados y abnegados en las calles de El Cairo.
El 27 de diciembre, la Cancillería egipcia lanzó un comunicado según el cual nadie podía entrar en Gaza, haciendo duras declaraciones sobre que los activistas son una banda de «gamberros», gente irresponsable… Todavía ahora hay responsables que creen en la posibilidad de modificar la situación escribiendo a Mubarak, pidiendo a todo el mundo que escriba a las embajadas egipcias… (por cierto, una excelente acción militante).
A mi modo de ver, la decisión del gobierno egipcio era irrevocable. La caravana «Viva Palestina» que llevaba camiones de ayuda humanitaria, que fue aclamada e Turquía y otros países, también fue rechazada. Fue necesaria una batalla entre las fuerzas represivas egipcias y los activistas internacionales y palestinos, con un muerto y varios heridos, para que una parte de la carga y sus tripulantes pudieran pasar por Rafah.
Es probable que nos confinasen en El Cairo porque es el lugar donde el gobierno egipcio mejor puede controlar y reprimir, donde tiene los «cerebros» y muchas tropas.
Reacción de los manifestantes ante la negativa del gobierno egipcio:
El grupo de 300 franceses que esperaban a sus autobuses frente a la embajada de Francia… y que nunca llegaron, tuvieron la intuición política justa: lanzarse sobre la vía pública, cortar el tránsito de una arteria importante del tráfico urbano y, una vez rodeados por la policía con mangueras de agua, negociar el repliegue a la acera de la embajada de Francia, donde instalaron un campamento durante seis días. Esta actuación fue saludada por todos los participantes de la marcha, pues se convirtió en el punto de encuentro e intercambio para las iniciativas.
El ambiente se volvió caótico, surgían iniciativas por doquier, rumores de todo tipo (como la muerte de la mujer francesa…), militantes que hacían todo lo posible por acercarse a Gaza en cualquier medio de locomoción. Resultado: back to Cairo… Todo el que tenía pinta de turista, media vuelta hacia El Cairo… incluso a los auténticos turistas que venían de Australia a contemplar los peces, no los dejaron pasar, metiéndolos en taxis con la consigna irrevocable de devolverlos a la capital.
Surgieron iniciativas del grupo que tomó la embajada de Francia, al que se denominó «La Banda de Guizah» (nombre del barrio donde está situada la embajada), y de la Coordinadora Internacional, manejada sobre todo por el «Code Pink», agrupación femenina de Estados Unidos. Se hicieron concentraciones frente a la sede de la ONU, en distintas plazas públicas centrales, en los puentes sobre el Nilo, frente a diversas embajadas, incluida la de Israel, en la plaza central Tahir, frente al Museo Nacional de Egipto.
Los 300 franceses en la trinchera de la embajada estaban «cuidados» por un triple cordón de soldados. Los primeros días la vigilancia fue estrecha, después se llegó a acuerdos más flexibles en lo que respecta a la entrada y salida de la triple custodia; la miseria de los soldados es impresionante, tienen una paga de siete dólares al mes, van muy mal vestidos y están muy mal alimentados, así que los ocupantes compartían la comida y el agua cuando los superiores no estaban en la costa.
En todas las movidas, la reacción de las fuerzas del orden era rodearnos con varias filas de soldados hasta que los manifestantes decidían abandonar la acción. En varias ocasiones, si las personas hacían intentos para romper el cerco, maltrataban seriamente a los activistas… algunos heridos y algunas cámaras rotas. La actitud hacia los manifestantes egipcios es totalmente distinta, los sacan a la fuerza de cualquier manifestación, los persiguen, los amenazan. Tratábamos de protegerlos, hay una agresividad total hacia los ciudadanos egipcios que se manifiestan.
Los habitantes de El Cairo nos dieron muchas muestras de apoyo. Pocos, muy pocos, manifiestan hostilidad, en general, los que pertenecen a sectores privilegiados e intoxicados con la propaganda antipalestina de Mubarak, a quien odia ampliamente la mayoría de los egipcios.
La oferta de la señora Mubarak:
El 30 de diciembre, luego de diversas gestiones emprendidas por el Code Pink, la esposa del dictador, en un gesto humanitario, ofreció dos autobuses de 50 plazas cada uno para entrar a Gaza.
Las consultas entre las diferentes delegaciones fueron febriles. Muchas rechazaron de inmediato el ofrecimiento, otras lo aprobaron pensando que lo importante era llegar a Gaza y estar presentes en la marcha del 31 de diciembre in situ. Para nosotros, IJAN, la respuesta inmediata fue el rechazo del gesto «humanitario». Opiné que sería como aceptar un ofrecimiento humanitario de la esposa de Videla, es decir, espantoso.
Cuando ya los delegados subieron a los autobuses hubo una llamada telefónica de los palestinos en la que decían claramente que había que negarse a una representación de 100 personas. O todos o ninguno. Además, el comunicado del gobierno egipcio proclamaba que dejaban entrar a 100 personas «serias» y que todos los demás participantes eran «gentuza».
40 activistas bajaros de los autobuses. En la acera andaban varias personas que querían llegar a Gaza a toda costa y ocuparon las plazas disponibles. Sin declarar enemigos públicos a quienes continuaron en los autobuses, sigo pensando que fue un gran error político.
Al llegar a Gaza, los viajeros fueron firmemente enmarcados por el gobierno de Hamás, permanecieron dos días y el segundo de ellos se aflojó la vigilancia de las autoridades y pudieron discutir e intercambiar con los habitantes.
Tuve la oportunidad de hablar con varios pasajeros y todos coincidieron en que los habían tratado bien, no como las autoridades egipcias, que los custodiaron agresivamente a la vuelta de Gaza a El Cairo.
Declaración de El Cairo
Una movida que promovió la delegación sudafricana con el apoyo del BNC (Comité Nacional de la Campaña Boicot, Desinversiones y Sanciones), encabezada por Omar Barghouti. El IJAN fue muy activo en la redacción del texto y en la coordinación con diferentes delegados. El texto subraya una perspectiva donde todos los habitantes de la Palestina histórica deben gozar de la igualdad de derechos, como fue el planteamiento para acabar con el apartheid en Sudáfrica. No se menciona ningún tipo de legitimidad a la existencia del Estado de Israel.
Esta marcha ha servido para recordar la atrocidad del bloqueo y la carnicería de civiles que sufrió Gaza. Puso de manifiesto los poderes criminales: el imperialismo, el sionismo, las potencias mundiales y el Estado egipcio lacayo y antipalestino. La hostilidad de Mubarak hacia Hamás y, por ende, hacia los gazatíes se hizo clara y contundente. El fervor militante, la creatividad, la disposición de cientos de activistas de todo el mundo por la causa palestina han marcado un hito y se recordarán.
Además, la declaración de El Cairo es un documento que recuerda los principios fundamentales de la causa palestina y lanza un programa concreto de acciones del movimiento internacional de solidaridad para el año próximo.
¡Abajo el sionismo, el imperialismo y los árabes reaccionarios!
¡Viva la lucha de liberación del pueblo palestino contra la ocupación, el colonialismo y el apartheid!
¡Viva la emancipación de los pueblos de la dominación de las minorías rapaces y racistas!
Liliane Cordova-Kaczeginski es la coordinadora en Europa de IJAN, Red Internacional de Judíos Antisionistas.
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa de la autora, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.