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¿Una Guerra de Religiones? ¡Dios nos libre!

Fuentes: Rebelión

Traducido del inglés para Rebelión y Tlaxcala por Carlos Sanchis

Uno de nuestros aneteriores Jefes de Estado Mayor, el difunto Rafael («Raful») Eytan, que no era el más brillante, le preguntó una vez a un invitado extranjero: «¿Es usted judío o cristiano?»

¡»Soy ateo»! Contestó el hombre.

«Bien, Bien,» preguntó impacientemente Raful, ¿»pero ateo judío o ateo cristiano?»

Bien, yo soy 100% ateo. Y estoy cada vez más preocupado por que el conflicto israelo-palestino, que domina toda nuestra vida, está tomando cada vez más un carácter religioso.

EL CONFLICTO HISTÓRICO empezó como un choque entre dos movimientos nacionales, los cuales usaron los motivos religiosos como decoración.

El movimiento sionista, de salida, era no-religioso, sino anti-religioso. Casi todos los Padres Fundadores se auto-declararon ateos. En su libro «Der Judenstaat» ( El Estado Judío), la original carta constituyente del sionismo, Teodoro Herzl dijo que «nosotros sabremos mantener ( a nuestros clérigos) en sus templos». Chaim Weitzman era un científico agnóstico. Vladimir Jabotinsky quiso incinerar su cuerpo; un pecado en el judaísmo. David Ben-Gurion se negaba a cubrirse la cabeza incluso en los entierros.

Todos los grandes rabinos de entonces, tanto del Hasidismo como sus antagonistas del Misnagdismo, condenaron a Herzl y lo maldijeron ferozmente. Rechazaban las tesis básicas del sionismo, que los judíos son una «nación» en el sentido europeo, en ves de considerar a los judíos como un pueblo sagrado mantenido unido por la observancia de los mandatos divinos.

Es más, ante los ojos de los rabinos, la propia idea sionista era un pecado capital. El Todopoderoso dictó el destierro de los judíos como castigo por sus pecados. Por consiguiente, sólo el Todopoderoso puede revocar el castigo y enviar al Mesías que llevará a los judíos de regreso a la tierra santa. Hasta entonces, está estrictamente prohibido el «retorno en masa». Organizando la inmigración masiva al país, los sionistas se rebelan contra Dios y, lo peor de todo, demoran la llegada del Mesías. Algunos Hasidimitas, como la secta de Satmar en Estados Unidos, y un pequeño pero firme grupo en Israel, Neturei Karta (Guardianes de la Ciudad) de Jerusalén, todavía se adhieren a esta creencia.

Ciertamente, los sionistas se apropiaron de los símbolos del judaísmo (la Estrella de David, el candelabro del Templo, el mantón de oración que se convirtió en bandera, incluso el nombre «Sión») pero ésa manipulación era sólo utilitaria. La facción religiosa pequeña que se unió al sionismo (los «sionistas religiosos») era un grupo marginal.

Antes del Holocausto, aprendimos en las escuelas sionistas en Palestina tratar con desdén despiadado todo lo que era «el exilio judío» – la religión judía, el Stetl judío, la estructura social judía (la «pirámide invertida»). Sólo el Holocausto cambió la actitud hacia el pasado judío en la diáspora, referida en hebreo como «Exilio».)

Ben-Gurion hizo algunas concesiones a las facciones religiosas, incluso a los ortodoxos anti-sionistas. Él libró a algunos centenares de estudiantes Yeshivas del servicio militar y dispuso un sistema escolar separado «estatal-religioso». Su objetivo era adquirir compañeros de coalición convenientes. Pero estos pasos estaban basados en la asunción (común a todos nosotros en aquel momento) que, sin embargo, la religión judía se evaporaría bajo el ardiente sol israelí y desaparecería completamente en una o dos generaciones.

Todos esto cambió a continuación de la Guerra de los Seis-días. La religión judía escenificó un regreso asombroso.

EN EL LADO Palestino, algo similar pasó, pero con un fondo bastante diferente.

El movimiento nacional árabe, también, nació bajo la influencia de la idea nacional europea. Sus padres espirituales exigieron la liberación de la nación árabe de los grilletes del gobierno otomano, y después del yugo de colonialismo europeo. Muchos de sus fundadores eran árabes cristianos.

Cuando vino a darse un movimiento nacional palestino distinto y le sigue la Declaración de Balfour y el establecimiento del Mandato Británico de Palestina, este no tenía ningún carácter religioso. Para poderlo combatir, los británicos pusieron en la dirección de la comunidad palestina a una personalidad religiosa: Hajj Amin al-Husseini, el Gran Muftí de Jerusalén que rápidamente asumió la dirección de la lucha palestina contra la inmigración sionista. Él se esforzó en dar una cara religiosa a la rebelión árabe-palestina. Al Acusar a los sionistas de planes en el Monte del Templo contra sus santos lugares islámicos, intentó movilizar a la población musulmana en apoyo de los palestinos.

El Muftí tuvo un fracaso, y su fracaso jugó una parte en la catástrofe de su pueblo. Los palestinos lo han borrado del todo de su historia. En los años cincuenta, idolatraron a Gamal Abd-al-Nasser, el abanderado del seglar nacionalismo pan-árabe. Después, cuando Yasser Arafat fundó el moderno movimiento nacional palestino, no distinguió entre musulmanes y cristianos. Hasta su muerte, él insistía en convocar a la liberación de «las mezquitas y las iglesias» de Jerusalén.

En una fase de su desarrollo, la OLP convocó a la creación de un «estado seglar Democrático, donde musulmanes, judíos y cristianos vivirán juntos». (a Arafat no le gustaba el término «seglar» y prefirió «la-maliah», que significa «no-sectario».)

George Habash, líder de los «nacionalistas árabes» y después del «Frente Popular para la Liberación de Palestina», es cristiano.

Esta situación cambió con el estallido de la primera Intifada, a finales de 1987. Sólo entonces los movimientos islámicos, Hamas y Jihad islámica, empezaron a encargarse de la lucha nacional.

LA ASOMBROSA victoria del ejército israelí en la guerra de los Seis-días, que pareció un milagro efectuó un cambio político y cultural profundo en Israel. Cuando los shofar sonaban en el Muro de las Lamentaciones, la juventud religiosa, que hasta entonces había estado vegetando al margen, ocupó el centro del escenario.

De repente se descubrió que el sistema de educación religiosa que había sido fijado por Ben-Gurion como un soborno político, contrariamente a sus propias convicciones, calladamente se había vuelto en un producto religioso fanático. El movimiento juvenil religioso que había sufrido todos estos años sentimientos de humillación e inferioridad estaba se llenó de celo y empezó el impulso de los asentamientos, liderando el principal esfuerzo nacional: la anexión de los territorios ocupados.

La propia religión judía sufría una mutación. Este mutante se despojó de todos los valores universales y se volvió un estrecho, militante, credo tribal xenófobo, con la mira en la conquista y en la limpieza étnica. La nueva clase religiosa-sionista está convencida de estar cumpliendo la voluntad de Dios y están preparando la tierra para la venida del Mesías. Los ministros «nacional-religiosos» del gabinete que siempre habían pertenecido al ala moderada del gobierno, dieron paso a un nuevo y extremista liderazgo con tendencias hacia fascismo religioso.

Israel no se ha vuelto un estado religioso. Todavía tiene una gran mayoría seglar. Según la bien documentada Oficina de Estadística del Gobierno israelí, sólo el 8% de los judíos israelíes se definen como «Ortodoxos» (Haredim), el 9% como «religiosos» (lo que significa sionistas religiosos), el 45% como «el seglares, no-religiosos» y el 27% como » seglares, convencionales.»

Sin embargo, debido a su papel en la empresa colonizadora, los «religiosos» han adquirido una gran influencia en el proceso político. Han impedido prácticamente cualquier movimiento hacia la paz con los palestinos. También han provocado una reacción religiosa en el otro lado.

LA RESISTENCIA palestina a la ocupación que alcanzó la cresta con el estallido de la primera Intifada en 1987 ha dado un gran empuje a las fuerzas religiosas. Hasta entonces, éstas habían estado creciendo calladamente (no sin el estímulo de las autoridades de la ocupación que vieron en ellos un contrapeso a la laica OLP.)

La primera Intifada llevó al acuerdo de Oslo y al regreso de Yasser Arafat a Palestina. Pero la nueva autoridad palestina fracasó en su objetivo de acabar con la ocupación y establecer un estado palestino seglar. Con asentamientos ampliándose continuamente por Cisjordania y la Franja de Gaza, el público palestino tendió a apoyar la resistencia armada cada vez más. En esta lucha, y con los medios limitados disponibles, las facciones religiosas sacaron ventaja. Una persona religiosa está más dispuesta a sacrificar su vida en un ataque suicida que su primo seglar.

El enojo del público palestino respecto a la corrupción que ha infectado secciones de la dirección de la Fatah seglar (pero no al ascético Yasser Arafat cuya reputación permanecía limpia) ha aumentado aún más la popularidad de los religiosos cuya honestidad es incuestionable.

DURANTE AÑOS me ha frecuentado una pesadilla: que el conflicto Israelo-palestino cambiaría de una confrontación nacional a una confrontación religiosa.

Un conflicto nacional, terrible como pueda ser, es soluble. Los últimos dos siglos han visto muchas guerras nacionales, y casi todas ellas acabaron en un compromiso territorial. Tales conflictos son básicamente lógicos, y puede terminarse de una manera racional.

No así los conflictos religiosos. Cuando todos los lados están limitados por mandatos divinos, lograr un compromiso se vuelve más difícil.

Los judíos religiosos creen que Dios les prometió toda la tierra santa. Así, regalarles algo de ella a los «extranjeros» es un pecado imperdonable. A los ojos de los creyentes musulmanes, el país entero es un Waqf (confianza religiosa), y está, por tanto, absolutamente prohibido rendir cualquier parte de él a los no creyentes. (Cuando el Califa Omar conquistó Palestina hace unos 1400 años, la declaró un Waqf. Su motivo era bastante práctico: impedir a sus generales dividirse la tierra entre ellos, como era su costumbre.)

A propósito, los fundamentalistas evangélicos que también dominan Washington en este momento ven la Tierra Santa como una propiedad religiosa a la que los judíos deben volver para hacer posible la segunda venida de Jesucristo.

¿Es posible un compromiso entre estas fuerzas? Ciertamente sí, pero es mucho más difícil. Un musulmán devoto tiene permitido permite declarar una Hudna (tregua) durante cien años y más, sin condenar su alma al infierno. Ariel Sharon que empezó la evacuación de colonos, habló sobre «acuerdos temporales de largo alcance». En política, las medidas «temporales» tienen una tendencia a volverse permanentes.

Pero se necesita sabiduría, sofisticación y mucha paciencia para alcanzar una resolución del conflicto en estas circunstancias.

En el día que Arafat murió muchos israelíes estaban enfadados conmigo por decir (en una entrevista con Haaretz) que nosotros echaríamos de menos a este líder seglar, que tenía tanto la voluntad como la capacidad de hacer la paz con nosotros. Dije que su eliminación quitaba el último obstáculo al crecimiento del fundamentalismo islámico en Palestina y en todo el mundo árabe.

No era necesario ser un profeta para ver eso.