Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R.
Al unirse personalmente y llevar al partido gobernante del país a alinearse a nivel internacional con un despreciable neofascista, Netanyahu ha dado un paso importante para que Israel se acerque más a los límites de la tolerancia occidental. En última instancia, esa es una buena noticia.
La única manera de que Israel renuncie alguna vez a la ocupación y a su hábito de agresión militar es que vaya demasiado lejos y se convierta en un Goliat, de tal manera que el mundo occidental finalmente le pida que limpie sus actos o busque otro tipo de aliados. La unión anunciada esta noche entre el Likud de Bibi Netanyahu y Avigdor Lieberman de Yisrael Beiteinu para formar un gran Likud, «Likud es nuestro hogar», marca un paso importante en esa dirección.
Netanyahu tira piedras a su tejado. No sé si el nuevo partido va a ganar más escaños en la Knneset en las elecciones del 22 de enero de los que el Likud e Yisrael Beiteinu podrían haber ganado por separado, pero Netanyahu se ha ensuciado a los ojos del mundo, incluyendo a muchos de sus principales partidarios judíos en los Estados Unidos. Avigdor Lieberman tiene bien merecida una reputación internacional de que odia a los árabes e incluso de amante neofascista de la guerra (esta última etiqueta se la puso Martin Peretz, el estridente exeditor pro israelí de The New Republic).
El canciller Lieberman pide la expulsión, por medio de un intercambio de tierras, de cientos de miles de ciudadanos israelíes simplemente porque son árabes. Hizo una campaña electoral destacando el lema: «Sólo Lieberman entiende árabe». Fue miembro del partido Kach a finales de 1970, algo que comprensiblemente niega, pero que los veteranos de Kach de aquella época lo juran. Lieberman fantaseaba en voz alta en la Knesset con la ejecución de los diputados árabes y amenazó con bombardear la presa de Asuán en Egipto. Además, por supuesto, ha estado bajo investigación de la policía de Israel por corrupción durante casi 15 años y podría enfrentarse a la acusación muy pronto.
Y ahora Netanyahu, que hizo de Lieberman su brazo derecho durante su primer mandato como primer ministro, se ha identificado totalmente con este tipo. Hubo un informe de esta noche en Canal 2 del buen comunicador Amnón Abramovitch anunciando que el acuerdo de unidad incluye que Lieberman ocupe el cargo de primer ministro al cuarto año de la próxima legislatura, ya que se supone que Likud Beiteinu ganará las próximas elecciones.
Mucha gente en Israel, Estados Unidos, Canadá y tal vez en otros países, y ciertamente muchos judíos en todo el mundo, creen que Netanyahu es un centrista, aunque sea por la mínima razón de que representa el consenso israelí. Pero incluso estas personas se dan cuenta de que Lieberman no es un centrista, sino que es la réplica israelí de Jean Marie Le Pen, del fallecido Jörg Haider, de Geert Wilders y otros entusiastas detractores de los musulmanes, sólo que es más militarista.
Y ahora hay una diferencia más, al contrario que Le Pen, Haider y Wilders, Lieberman y su partido se han unificado con el primer ministro de su país y con el partido gobernante.
¿Qué dice esto sobre el indiscutido líder político de Israel y sobre el propio Israel? Muchas personas de ideología moderada, aquí y en el extranjero, que estaban dispuestos a votar a Bibi, al que incluso llegaron a admirar, creo que ahora se sienten un poco enfermos. Es una noche terrible para este país, pero por desgracia no hay otra manera de que cambie la situación que se está dando en los últimos años si no es dándose la cabeza contra la pared, llegando al límite de la tolerancia occidental. Hay peores y más dolorosas maneras de que esto suceda que por el ascenso de Lieberman por lo menos en el Israel actual. Lenin tenía razón cuando afirmó que las cosas tienen que empeorar antes de que puedan mejorar, y seguro que esta noche se agravaron.
Larry Derfner, escritor y columnista, trabajó para The Jerusalem Post, ha sido corresponsal en Israel del U.S. News and World Report durante muchos años y escribió artículos para el Sunday Times de Londres durante la Segunda Intifada.
Fuente original: http://972mag.com/the-lieberman-deal-a-wake-up-call-to-the-world-about-israel/58501/