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Una nación de mendigos

Fuentes: Haaretz

Traducido del inglés para Rebelión y Tlaxcala, la ree de traductores por la diversidad lingüística, por Carlos Sanchis. Esta traducción es copyleft .

No son los palestinos los que deben estar dando la bienvenida a la decisión de la Unión Europea de donar apresuradamente otros 142 millones de dólares antes de que el gobierno de Hamas sea formado. Es Israel quien ha de estar complacido de que los estados Occidentales continúen compensando a los palestinos por el declive económico ocasionado por la ocupación israelí.

Porque no son desastres naturales los que han transformado a los palestinos en una nación que se mantiene de las donaciones del mundo; es por la aceleración israelí de su proceso colonialista. Una faceta de esto es la confiscación continuada de tierras palestinas (tanto «privadas» como públicas, da igual), la expansión de la construcción sólo para los judíos, y de la anexión de facto por Israel de extensas parcelas de territorio palestino, mientras rompe simultáneamente Cisjordania en enclaves y cercados para los palestinos.

Otra faceta de esta colonización es un régimen de restricciones excesivas impuesto por Israel sobre el movimiento de palestinos entre sus cercados y los enclaves dentro de Cisjordania, y entre Cisjordania y la Franja de Gaza.

La prometida donación europea, parte de la cual está destinada a pagar los sueldos del sector público palestino, muestras que Europa está teniendo unos tiempos difíciles para impedir que Israel robe a plena luz del día los impuestos palestinos y el dinero de las aduanas, cantidades que ascienden entre los 50 y los 65 millones de dólares al mes. Esto también muestra que Europa calcula que los EE.UU. no van a presionar a Israel para que devuelva los fondos robados, en contraste con la presión ejercida al principio de la Intifada, cuando Israel también bloqueó la transferencia del dinero de los impuestos.

De hecho, los fondos se recaudan en los puertos israelíes y dentro de Israel, pero de las transacciones palestinas del sector privado. Este es dinero palestino, el cual por la norma general de la administración apropiada no debe aumentar el interés de la tesorería israelí, cuando debe transferirse a los ministerios palestinos de educación o salud.

El dinero constituye sobre dos tercios de los ingresos derivados de la actividad económica palestina. Un tercio; aproximadamente 35 millón de dólares al mes, corresponde a impuestos recaudados directamente de la actividad económica dentro de Cisjordania y de la Franja de Gaza. Estas sumas podrían ser mucho más elevadas y ayudar equilibrar las donaciones y aportaciones al actual presupuesto palestino, si no fuera por las medidas israelíes tomadas contra la economía palestina y su potencial para el desarrollo.

Estas medidas no se han impuesto de nuevo recientemente con ocasión del ascenso de Hamas. Ni – Israel ha destruido y ha continuado destruyendo la agricultura palestina, las dos huertas nacionales palestinas de cultivos de verduras y hortalizas – en las secciones orientales y occidentales de Cisjordania; a través del Muro de Separación y de la anexión de facto de la Falla del Jordán. La destrucción de tierras, la privación de acceso a las tierras de cultivos y a los huertos, la imposición de impedimentos al comercio y daños a los recursos hídricos; todos juntos, han dejado desamparados a miles de orgullosos agricultores y han reducido su contribución a la renta nacional.

Incluso antes de la actual Intifada, Israel dañó las oportunidades de desarrollo de la industria palestina, al tiempo que encauzaba «regiones industriales» hacia Israel. A través de su control sobre la mayor parte de Cisjordania ( el 60 por ciento; toda el Área C, qué Israel dispuso al lado para la expansión de los asentamientos judíos), control que se logró mediante la imposición de restricciones máximas: a permisos de construcción, a los planes de desarrollo palestinos, al traslado de edificios de fábricas fuera de los barrios residenciales, y a la mejora de los medios industriales.

Otro método estuvo basado en la restricción de movimiento de una región a otra. Estas restricciones han existido desde 1991, pero han crecido más crudamente en los últimos cinco años. Usted no necesita ser un economista para entender simplemente cómo no merece la pena fabricar, emplear, comercializar o comerciar cuando a un camión cargado con materias primas o género manufacturado tarda ocho horas en alcanzar su destino, en lugar de una hora.

Otro método de dañar el potencial de desarrollo palestino es cortar el acceso a las más altas instituciones de aprendizaje. Israel no le permite a los habitantes de Gaza estudiar en Cisjordania, donde las instituciones educativas son mejores, y tampoco les permite a los jerusalemitas orientales estudiar en el resto de Cisjordania. Los puntos de control militar y la creación de cercas fuera de los cercados obliga a los estudiantes de Cisjordania a vivir casi que en su universidad, aún cuando esté tan sólo a 20 kilómetros de casa. Esta es una carga financiera adicional que muchas familias no pueden soportar. El estrangulamiento de los recursos externos de las universidades también afecta a su nivel.

No hacen falta economistas para poder demostrar la conexión entre los métodos israelíes de control y el declive de la economía palestina. Abundantes estudios trazan la línea directa entre las draconianas restricciones al movimiento y la transformación de la mayoría del pueblo palestino en una nación destinataria de caridad, y es una apuesta segura que las iniciativas para continuar dándoles donaciones de varias clases seguirán adelante con persistencia.

Por consiguiente, los palestinos deben estar preocupados y ansiosos, no felices, por el anuncio del lunes de los ministros de exteriores de la UE. Indica que los estados europeos van a continuar capitulando ante cualquier oportunidad de ejercer presión política para poner fin a la política israelí de colonización que ha saboteado sistemáticamente, la capacidad económica de los palestinos. Transfiriendo los fondos, ellos están encubriendo, y continuarán haciéndolo, su impotencia política y su decisión de no reñir con los EE.UU. que apoyan esta política israelí.

Con el establecimiento de un gobierno encabezado por Hamas, serán halladas otras fórmulas para continuar proporcionando a los palestinos una red segura de contribuciones y donativos. El gobierno de Israel llorará suciamente y gritará ¡»Ayuda para Hamas»! pero calladamente estará complacido con la perspectiva.