Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Una iniciativa propagandista del gobierno israelí apunta directamente al tema central de los refugiados palestinos mediante una manipulación de las historias de judíos que abandonaron los países árabes en los años posteriores a 1948.
El principal instigador de esta campaña de «Justicia para los refugiados judíos de países árabes» -título de una reciente conferencia en Jerusalén- es el viceministro de Exteriores Danny Ayalon, cuyos anteriores esfuerzos incluyen la burla del derecho internacional.
Según The Jerusalem Post, Ayalon «llamó a reconocer los derechos de los refugiados judíos de los países árabes… para contrarrestar la ‘narrativa árabe’ del conflicto israelí-árabe»- Ynet lo calificó de «nueva campaña de hasbará» [campañas internacionales masivas de Israel y sus partidarios a fin justificar las acciones sionistas, N. del T.]
Pero aunque algunos funcionarios israelíes cifran evidentemente muchas esperanzas en este enfoque como un modo de ‘equilibrar’ o neutralizar las afirmaciones palestinas, se trata de una estrategia criticada desde hace tiempo por numerosos sionistas.
En abril pasado, el exdirector general del ministro de Exteriores de Israel, Alon Liel, criticó el nuevo enfoque, diciendo que «definir [a los judíos de los países árabes] como refugiados es exagerado». El israelí iraquí, expresidente de la Knéset [parlamento israelí] Shlomo Hillelhas declaró: «No considero la partida de judíos de países árabes como la de refugiados. Vinieron aquí porque querían, como sionista».
Otro expresidente de la Knéset, Yisrael Yeshayahu, expresó sentimientos similares.
«No somos refugiados. [Algunos de nosotros] vinimos a este país antes de que naciera el Estado. Teníamos aspiraciones mesiánicas».
El exmiembro de la Knéset Ran Cohen, quien emigró de Irak, comentó una vez:
«Vine a instancias del sionismo, debido al atractivo que ejerce este país, y debido a la idea de redención. Nadie me va a definir como refugiado.»
Este intento de vincular los dos movimientos de población es ilógico y también alienta una narrativa cuestionada por muchos israelíes. La expulsión de palestinos y la destrucción de cientos de aldeas en 1948 fue una catástrofe (Nakba) para toda una sociedad, mientras en el caso de los judíos de Medio Oriente, su llegada a Israel correspondía a la razón de ser del Estado sionista.
En las palabras del profesor israelí Yehuda Shenhav, «toda persona razonable» debe reconocer que la analogía es «infundada»:
Los refugiados palestinos no querían abandonar Palestina… Los que se fueron no lo hicieron por su propia decisión. Al contrario, los judíos de los países árabes vinieron a este país siguiendo la iniciativa del Estado de Israel y de organizaciones judías. Algunos vinieron por su propia voluntad; otros llegaron contra su voluntad. Algunos vivían confortables y seguros en países árabes; otros sufrieron miedo y opresión.
Hay otros problemas. El profesor australiano (y partidario de Israel) doctor Philip Mendes ha escrito sobre la forma en que «el éxodo judío de Irak y otros países árabes tuvo lugar durante muchas décadas, antes y después el éxodo palestino» y «no existe evidencia de que la dirigencia israelí anticipara un intercambio de población cuando tomaron su dura decisión de impedir el retorno de los refugiados palestinos». En otras palabras: «los dos éxodos… deben considerarse de forma separada».
Además, los derechos de una persona no son «anulados» por los de otra persona: los derechos de los judíos al reconocimiento y la compensación de las propiedades perdidas en el mundo árabe son legítimos y están totalmente separados de los derechos de los refugiados palestinos. Sin embargo, de manera reveladora, hay que preguntar a Danny Ayalon y a los grupos de apoyo a Israel si apoyan los plenos derechos de todos los refugiados, judíos y palestinos, y se enfrentará tergiversación o silencio.
En manos del ministerio de Exteriores de Israel hay otra estratagema de propaganda cínica que trata de contrarrestar el creciente conocimiento de la limpieza étnica de Palestina con retórica de «la otra Nakba». Como dijo el cofundador de Judíos Indígenas en Medio Oriente y el Norte de África (JIMENA) en 2007:
La mayor parte de la gente que propugna la hasbará en los campus, o hacia audiencias generales, presenta buenos puntos de discusión, pero olvida el hecho de que tenemos una buena narrativa compensatoria, es decir que más judíos que palestinos se convirtieron en refugiados.
En junio de 1948, cuando ya se habían «limpiado» cientos de aldeas palestinas el alto funcionario del Fondo Nacional Judío, Yosef Weitz, se reunió con el primer ministro de Israel, Ben Gurion, para discutir las recomendaciones del denominado «Comité de Transferencia».
Las cinco proposiciones específicas eran destruir aldeas, impedir que los palestinos cultivaran sus tierras, establecer judíos en algunas de las comunidades vacías, aprobar una legislación relevante y emplear propaganda contra el retorno. Según Weitz, Ben Gurion «aprobó toda la línea».
Este «presente colonial» es lo que el proyecto preferido de Danny Ayalon trata de ocultar y es particularmente irónico al provenir de un hombre que desvergonzadamente promueve la continuación de políticas de ‘judeización’ en el Israel actual.
Ben White es un periodista, escritor y activista independiente, especializado en Palestina e Israel. Es un egresado de la Universidad Cambridge.
Fuente: http://www.aljazeera.com/indepth/opinion/2012/09/201291361646483984.html
rCR