El Newroz comenzó con gran expectación ante el mensaje del líder kurdo Abdullah Oçalan, quien convirtió la celebración en lo que podría ser el inicio de un nuevo ciclo de la nación sin estado más grande del mundo en su lucha por la liberación. La etapa de las «ideas», un capítulo en el que se […]
El Newroz comenzó con gran expectación ante el mensaje del líder kurdo Abdullah Oçalan, quien convirtió la celebración en lo que podría ser el inicio de un nuevo ciclo de la nación sin estado más grande del mundo en su lucha por la liberación. La etapa de las «ideas», un capítulo en el que se abre la posibilidad de resolver un antiguo enfrentamiento que en las tres últimas décadas se ha manifestado con una crudeza reflejada en una estremecedora cifra de 45.000 muertos.
Las complicadas negociaciones entre Oçalan y Turquía han llevado el conflicto armado a las puertas de un posible proceso esperanzador y necesario, pero no exento de dificultades. No se puede obviar el papel que tradicionalmente han jugado las fuerzas y aparatos más reaccionarios de Turquía ante cualquier intento de resolución, y cabe recordar la reciente muerte de tres militantes kurdas en París, denunciada como un intento de obstaculizar las negociaciones entre Ankara y el PKK. Conscientes de ello, el instrumento más eficaz ha de ser la voluntad de ambas partes. En ese sentido, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, reaccionó al llamamiento de Oçalan calificándolo de «muy positivo» y afirmó que lo importante es que la petición se cumpla. Ciertamente lo es, y la dirección militar del PKK no tardó en responder positivamente, pero no menos importante será que el Gobierno turco esté a la altura de un gesto de tal importancia y demuestre su voluntad de abordar un proceso de paz y resolución con los hechos.
Erdogan y su Gobierno tienen la posibilidad y la responsabilidad de contribuir a llevar a buen puerto el proceso que se quiere abrir paso. Después de un periodo de pugnas y tensiones con los sectores más conservadores del Estado, Erdogan consiguió hacer un hueco a Turquía en la comunidad internacional por el peso específico adquirido en la región, y el proceso de paz podría contribuir a aumentarlo, así como a mejorar su imagen ante Europa. Es de esperar, no obstante, que ese no sea su único objetivo y no caiga en la tentación de utilizar al pueblo kurdo como mero instrumento al servicio de sus intereses.
Fuente original: http://gara.naiz.info/paperezkoa/20130322/393868/es/Una-nueva-etapa-lucha-pueblo-kurdo