Las masacres, el asedio y el robo de tierras que Israel realiza contra nuestro pueblo están escalando. Este año ya han asesinado al menos a 158 personas palestinas, muchas de las cuales eran menores de edad. Sin embargo, el hecho de que su gobierno sea el más ultraderechista, fundamentalista y sexista de la historia —con un orgulloso componente fascista— nos brinda una oportunidad sin precedentes de aumentar drásticamente nuestro poder popular para alcanzar la S en BDS: sanciones selectivas y legales.
La perseverancia constante (sumud) de nuestro pueblo y su implacable resistencia popular son nuestra principal inspiración. A pesar de los 75 años de Nakba contra la población indígena palestina, el régimen de colonialismo y apartheid israelí no ha logrado colonizar con desesperanza nuestras mentes.
Estamos construyendo poder con el apoyo de nuestras alianzas solidarias con los movimientos interseccionales por la justicia racial, indígena, social, de género y climática, que representan a decenas de millones de personas en todo el mundo. Hace apenas unos días, el movimiento BDS celebró haber puesto de rodillas a G4S, la mayor empresa de seguridad del mundo, al obligarla a poner fin a todos sus negocios en el apartheid israelí.
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Al igual que el apartheid sudafricano, el apartheid israelí obtiene su poder e impunidad de Estados Unidos y Europa. Estos continúan armándolo, financiándolo y protegiéndolo de la rendición de cuentas de manera incondicional, en parte mediante una intimidación despiadada y una represión racista. Pero este macartismo es una señal de su desesperación y de nuestra fuerza. Saben que no descansaremos hasta que Israel reciba el mismo trato que la Sudáfrica del apartheid.
Al fortalecer nuestras redes con movimientos populares y de base, estamos ganando el apoyo de más gobiernos locales que nunca. Solo este año, alcaldes y ayuntamientos, desde Barcelona (Cataluña) hasta Lieja y Verviers (Bélgica) y desde Oslo (Noruega) a Belem (Brasil), han tomado medidas decisivas contra el apartheid israelí y las empresas que apoyan sus crímenes en una significativa muestra de solidaridad con nuestra lucha de liberación.
En los últimos años, los principales fondos soberanos estatales han desinvertido en bancos y empresas que sostienen la ocupación y las colonias israelíes, los cuales constituyen crímenes de guerra según el derecho internacional. Con la actual inestabilidad política de Israel y la profundización de sus problemas económicos (cierre de empresas de alta tecnología, fuga de capital, descenso de las perspectivas de calificación crediticia y agotamiento de las inversiones extranjeras), que justifican la etiqueta #NaciónEnColapso, nuestras campañas estratégicas de desinversión y responsabilidad corporativa están siendo más eficaces que nunca.
Pero no nos hacemos ilusiones. Sabemos que harán falta muchas «B» y «D» para llegar a la «S». De hecho, estamos construyendo poder popular como nunca antes para tener una influencia real en los círculos de toma de decisiones, principalmente para conseguir que la ONU reactive sus mecanismos contra el apartheid y presione para que se impongan sanciones selectivas, por ejemplo, embargos de seguridad militar. Con su apoyo, estamos empezando a ver la S de BDS en el horizonte.
Omar Barghouti es cofundador del movimiento BDS.
Fuente: https://bdsmovement.net/es/news/una-oportunidad-sin-precedentes-para-alcanzar-la-s-de-bds