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El hidrógeno no es una fuente de energía

Una revolución inaplazable: el ahorro de energía

Fuentes: Rebelión

Revisado por Caty R.

Cada cierto tiempo, como el Guadiana o algunos timos recurrentes, aparece algún invento mágico relacionado con la energía; con frecuencia le toca al hidrógeno ser la estampita de turno. Acostumbrados a ver cosas e inventos aparentemente inexplicables parece que a partir de ahí todo vale; y no, no todo es posible.

Hace unos días, en el diario de Asturias La Nueva España, aparecía un artículo: «La tercera revolución pendiente» y sin entrar en otros contenidos más que discutibles, sólo me referiré al asunto del hidrógeno, al que el autor le concede poderes que en absoluto tiene y le otorga, nada menos, que la tarea de democratizar la energía con el beneficio añadido de contaminación cero y de ser una fuente de energía barata y limpia. No es bueno sembrar falsas expectativas mientras existen enormes problemas medioambientales y energéticos sin resolver que constituyen una amenaza inminente y son, además, la principal causa y origen de los conflictos internacionales y la miseria en la que todos los días mueren miles de personas directa e indirectamente.

El hidrógeno es un elemento químico que no se encuentra libre en la naturaleza sino que forma parte de moléculas muy estables, hidrocarburos y materia orgánica aparte. No hay yacimientos de hidrógeno; sólo se puede obtener rompiendo la molécula de la que forma parte, pero la termodinámica, y hasta el sentido común, nos dice que tenemos que aportar una cierta cantidad de energía para deshacer el enlace con el oxígeno -en el caso del agua- y que nunca conseguiremos más energía que la que utilizamos para realizar el proceso. Además, en cualquier manipulación de la termodinámica hay que añadir que siempre habrá pérdidas, es decir, que la obtención del hidrógeno siempre será con déficit de energía; insisto, tenemos que aportar más energía de la que vamos a obtener.

Dicho de otro modo, el primer principio de la termodinámica asegura que, como máximo, podemos empatar y el segundo principio afirma que siempre perderemos. La Física, como los bancos, nunca regala nada, no hay duros a cuatro pesetas, no existe el movimiento continuo tantas veces debatido. La energía sólo se transforma y en el trasiego hay pérdidas. Para disociar una molécula de agua, no importa el procedimiento utilizado, tenemos que aportar una energía que nunca recuperaremos en el proceso inverso al quemar la molécula de hidrógeno.

El hidrógeno, no es una fuente de energía, sólo es un vector energético muy malo, de los peores para más detalle. Es un gas muy peligroso y complicado, tremendamente inflamable y explosivo. Mientras el gas natural, el butano y el propano son inflamables en concentraciones en el aire del 2 al 15%, el hidrógeno lo es del 4 al 75% pero, además, es detonante entre el 18 y el 59%.

Con un poder calorífico (130 Mj/kg) de 2,6 a 2,9 veces mayor que el gas natural, butano, propano, gasolina y gasóleo, no es suficiente para compensar su bajísima densidad lo que implica, necesariamente, almacenarlo a gran presión y sin poder licuarlo en la práctica, pues es necesario bajar a -253º C, (a 20º C del cero absoluto) donde los materiales pierden sus propiedades, además de los problemas de enfriamiento y conservación. Un Kg de hidrógeno ocupa 59 litros a una presión de 200 Kg/cm2. Dicho de otro modo, para disponer de la energía contenida en un litro de gasolina o gasóleo es necesario un volumen 20 veces superior de hidrógeno a alta presión, lo que hace que su utilización sea cara, complicada y muy peligrosa como para ser empleado como depósito de energía, nunca como fuente de energía, que no lo es. La próxima revolución de la energía será, sin duda, la del ahorro a ultranza por su escasez.