Traducido del inglés por la Plataforma de Solidaridad con Palestina de Sevilla
Los palestinos han logrado tres victorias consecutivas en los últimos meses. En octubre de 2011, se produjo la liberación de los presos (el acuerdo de intercambio que implicó al soldado israelí secuestrado)
Después hubo una serie de huelgas de hambre individuales de duraciones sin precedentes. Éstas comenzaron con Khader Adnan, que se declaró en huelga de hambre para protestar contra la política israelí de detención administrativa.
La acción de Adnan provocó una huelga de hambre indefinida de los presos, iniciada por más de mil presos el 17 de abril. Se terminó el 14 de mayo con la participación de más de 2.000 presos. La huelga a abierto una nueva página en la historia de la lucha palestina por la liberación, escrita por los presos junto con sus partidarios árabes e internacionales.
El acuerdo firmado el 14 de mayo de 2012 entre los responsables de la huelga e Israel – con la mediación y garantias egipcias e internacionales – ha confirmado que el movimiento de los presos no sólo consiguió un gran logro, sino que se apuntó una clara victoria. Ahora podemos hablar de dos etapas, antes y después, la linea divisoria ha sido la huelga de hambre de 2012.
Objetivos claros, coordinación y preparación
Desde el principio, la huelga ha tenido varios puntos fuertes. El más importante de ellos fue la claridad de los objetivos – objetivos fundamentales realizables por la lucha y la determinación. Esos objetivos se han unido a una gran coordinación y una fuerte conciencia entre los presos en huelga y los líderes dentro de las cárceles, y entre éstos y las autoridades políticas más amplias de fuera .
Los puntos fuertes estuvieron claros. No hubo implicación detallada con las reivindicaciones y problemas cotidianos. De esta forma, se evitó una situación donde los grandes objetivos podrían mezclarse con las demandas específicas. Esto ató las manos de la ocupación, que no pudo manipular estos objetivos.
Un gran papel fue igualmente interpretado por el planteamiento firme y claro de los dirigentes de la huelga frente a los medios, mientras que Israel fracasó en sus intentos para difundir una opinión contraria. También hubo una lectura exacta de la realidad palestina, árabe e internacional. Un objetivo central fue determinado gracias a una planificación previa – la capacidad de revitalizar el movimiento popular palestino sacando el máximo provecho al importante papel de Egipto como actor principal de apoyo a la huelga y de garantizar el cumplimiento de sus objetivos. Este riesgo se demostró útil como lo ha probado el patrocinio egipcio del acuerdo para terminar la huelga.
Otro logro importante fue la preparación clara y la rapidez impresionante de los movimientos internacionales de solidaridad para lanzar sus campañas en todo el mundo, particularmente en Europa y Estados Unidos, para apoyar a los presos en su lucha por la libertad. Se declaró el 17 de abril como el Día de los Prisioneros Palestinos.
Esto dio lugar a la presión pública internacional a favor del derecho de los palestinos y para denunciar la complicidad de sus gobiernos con los ocupantes israelíes. Estos movimientos adoptaron un discurso muy claro sobre los derechos humanitarios y políticos exigidos por los presos. También se demostró la importancia de los esfuerzos acumulados para internacionalizar la causa de los presos y la causa Palestina.
El planteamiento adoptado por la huelga ha destruido la política de «aplazamiento» impuesta por Israel con el apoyo oficial norteamericano y europeo. Esto es lo que pasó en Oslo, donde los elementos fundamentales de la cuestión palestina fueron aplazados para adaptarse a la política de dictado y dominación de los dirigentes palestinos.
Uno de los temas aplazados según esta fórmula fue la liberación de los presos, pero la huelga también puso esto en primera linea en la agenda oficial palestina. Los huelguistas se negaron a aceptar que los prisioneros eran peones a merced de la ocupación.
La huelga también ha logrado neutralizar el efecto negativo de la opinión pública israelí al no abordarlo en absoluto, porque si se hubiera movido, habría estado contra las justas demandas de los presos. Se trata de una opinión pública colonialista muy hostil a los derechos palestinos, y por lo tanto no puede apoyar a sus propias víctimas.
Un sólo lado victorioso
Hay una diferencia entre lograr cuestiones específicas dentro de un conjunto más amplio de demandas y conseguir todos los objetivos por una acción decisiva de lucha. También hay diferencia entre una victoria clara y una situación en la que cada parte piensa que ha ganado. El resultado de la huelga, como se expresa en el acuerdo, está claro – sólo hay una parte victoriosa, los prisioneros.
Esta ha sido la primera vez que las negociaciones se han llevado a cabo directamente por los que estaban involucrados. También es la primera vez que una decisión ha sido tomada por el ocupante -el Servicio de Seguridad General (Shabak o Shin Bet) – no por el Servicio de Prisiones de Israel, que en la escala de la opresión israelí no es más que un subcontratista del Shabak y los servicios de seguridad .
La huelga neutralizó al Servicio de Prisiones Israelí y cuanto más tiempo duraba, las negociaciones tenían lugar con el Shabat, convertido en actor principal. Esto fue a causa de la fuerza de la huelga y su sólida base. Y obligó al aparato israelí a revelarse, ya que limitó su capacidad de manipular y maniobrar.
Pero la cuestión más importante aquí es el éxito de la huelga al eliminar las herramientas estratégicas de opresión que el Shabak ha utilizado durante décadas en las prisiones, en particular las leyes de detención administrativa y de confinamiento en solitario. De esta manera, las reglas de un juego profundamente arraigadas y coercitivas han sido rotas.
Como resultado de su fuerza, la huelga también ha revelado la hostilidad y la criminalidad del sistema judicial israelí, que desde su concepción ha sido un instrumento para legitimar el proyecto colonialista racista, los crímenes del estado israelí. Se le da legitimidad justificando los procedimientos administrativos, las leyes de emergencia y el confinamiento en solitario del mandato británico, todos bajo el pretexto de la seguridad. Y aquí hemos visto al Shabak obligado a dar marcha atrás en algunos de ellos, confirmando que el sistema judicial israelí ha jugado y juega el papel de la «guardia de palacio» para el aparato de seguridad del gobernante.
En cuanto al movimiento popular internacional, que se transformó en iniciativas oficiales, el papel árabe, en particular Egipto, y la realización de negociaciones multilaterales (los prisioneros, Israel, Egipto y la presión internacional) – todo esto creó una nueva atmósfera, una ecuación más favorable a las negociaciones reales de un país ocupante tratando con sus víctimas. La huelga también ha confirmado que el poder de Israel no es absoluto, que su fuerza y su influencia pueden derrumbarse frente a los esfuerzos dirigidos palestinos.
Disolución de las divisiones y los límites
Es cierto que la huelga no fue completa. Fue Hamas quien tomó la decisión de ponerla en marcha, con la Jihad Islámica y con el apoyo del Frente Popular para la Liberación de Palestina. Miembros de la Organización de Liberación de Palestina / Fatah tomaron parte en la huelga. Los que la iniciaron cumplieron su palabra cuando garantizaron que todas las facciones estarían representadas en el órgano oficial y la dirección de la huelga, cada uno según su función y efectivos.
Aunque la huelga no incluía más de un tercio de los presos, Hamas estaba fuertemente representado, esto de ninguna manera debilitó su legitimidad. Podía haber sido un argumento antes de la declaración oficial de la huelga, pero en el momento en que empezó, se convirtió en la huelga de los presos. Se convirtió en la responsabilidad de los presos que participaban y hasta de los que no lo hacían, para que tuviera éxito, apoyándola y compartiendo responsabilidades.
La huelga demostró que cuando nuestro pueblo o el movimiento de los presos participa en batallas a gran escala con el Estado opresor ocupante, la nación entera se involucra.
Hay que confirmar que el apoyo a la causa palestina y los derechos de los palestinos en su totalidad está por encima de las facciones políticas; tales divisiones se vuelven marginales si el pueblo está unido. Cuando la lucha de nuestro pueblo en Galilea, el Triángulo, el desierto del Naqab y la costa se junta con la de Jerusalén, Gaza, Cisjordania y los del exilio, todas las fronteras entre nuestro pueblo se disuelven.
La movilización en todos los rincones de la patria
La reconciliación no es el objetivo del pueblo palestino, es responsabilidad de las facciones políticas implicadas. Los objetivos del pueblo palestino son el retorno, la libertad, la liberación de la patria y el pueblo, y la autodeterminación. Más importante que la reconciliación es la unidad de la lucha y su integración con los fundamentos de los derechos palestinos, y no sobre su reducción.
Aquí es donde la huelga ha tenido éxito en la movilización sin precedentes del movimiento palestino en todos los rincones de la patria. Con el apoyo del movimiento internacional, la ecuación se invirtió en las últimas etapas de la huelga cuando los presos se convirtieron en los dominadores de los ocupantes y las cárceles en estado de sitio.
El movimiento popular palestino fue seguido por un movimiento importante y eficaz. La iniciativa puesta en marcha por el Ministerio de asuntos de los presos, los presos liberados, el liderazgo de la Autoridad Palestina y la Organización de Liberación de Palestina es un modelo prometedor para superar las divisiones partidistas.
Ahora está claro que la coordinación es posible; los roles pueden ser complementarios aunque las divisiones continúen. Está claro que la unidad del objetivo y de la gente es la base de la lucha de los presos. Este es un modelo de trabajo integrado que es capaz de conseguir victorias.
En su último discurso de febrero de 1965, Malcolm X dijo: «La única cosa que el poder respeta, es el poder.» Esta es una de las lecciones más importantes de la huelga. Cómo creamos ese poder por la determinación y la justicia, y cómo lo podemos utilizar, tanto como presos y como pueblo. No debemos olvidar que el objetivo más importante de los prisioneros y del pueblo es la libertad, y eso requiere más energía. La huelga de hambre de 2012 ha sido una victoria en el camino hacia la libertad.
Ameer Makhoul es un lider de la sociedad civil palestina y preso político en la cárcel de Gilboa (Israel).
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