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Underground y autogestión cumbiera

Fuentes: Diagonal

El Frente Cumbiero retoma las raíces tropicales bogotanas y la fusiona con ritmos e instrumentos.

Una diversidad ingestionable de timbres alimentan la cumbia. ¿Qué es la chicha peruana si no cumbia? ¿O qué bailan los cuerpos cuando se pincha cumbia sonidera? ¿O las voces de quienes se amplifican con la cumbia villera si no es de los cumbieros del Sur? Y es que en el mundo de la cumbia existe un abecedario prolífico que remite a apuestas musicales y a diversas composiciones sociales: cumbia vallenata, sonidera, villera, rebajada, lunática, y sí, en cualquier caso, o en todos, ¡arriba los decibelios!

La cumbia, convertida en un fenómeno global, se conjuga en plural, infectándose de aportes múltiples y dislocados. Aportando por un lado, cierta relegitimación interna en el continente, porque si bien muchos la sienten parte de la cultura del continente, otros necesitan de una aprobación de fuera, y es que «hay algo que viene desde la colonia y es que mucha gente latinoamericana necesita del primer mundo para entender qué es lo que pasa», apunta Mario Galeano, integrante y director del Frente Cumbiero (FC). Por otro, ese reconocimiento en la escena musical de las grandes ciudades occidentales contribuye a que haya bandas en Nueva York, en Londres o Japón, que surgen de esa cumbia hecha de composiciones migrantes y también de aportes híbridos propiamente urbanos.

Singularidad en la elección

El Frente Cumbiero podría ser un grupo de nerds del sonido. Estudian la cumbia, sus orígenes y sus posibilidades, intentando trascender las discusiones académicas y comerciales, teniendo como objetivo central el goce. Se nutren de compositores e interpretes clásicos como Anibal Velázquez y Lucho Bermúdez y se basan en la música tradicional de los ’40, ’50 y ’60 de la cumbia colombiana. Sus integrantes encuentran en ese período de la cumbia el corazón de su sonido, enfatizando en la propuesta experimental y exploratoria que ya existía en aquél entonces, porque «ya se hacían cosas arriesgadas con el folklore como introducir sintetizadores, órganos, guitarras eléctricas», dice Galeano.

Tal vez por eso la exploración del grupo va más allá de una mirada vintage del pasado, expandiéndose a otras tierras y otros géneros. El Frente indaga las composiciones actuales de la cumbia a nivel global y se nutre de aportes de otros géneros, como el caso del dub. De hecho su primer disco, Frente Cumbiero meets Mad Professor, surge de un experimento de mestizaje en el año 2009 en Bogota en un encuentro que era parte del proyecto Incubator del British Council.

Entre las singularidades del FC se encuentran la apuesta por ser una banda sin cantante: «tenemos una visión diferente, y queremos reafirmarla. Demostrar que no necesariamente tenemos que validarnos desde unos cantantes negros en frente del escenario». El Frente busca concentración exclusiva en el sonido. Cada uno de los cuatro instrumentistas aporta al sonido fundiendo guacharaca, teclado, secuencias, batería, timbales, guitarra eléctrica y saxo. Trance en la gente y en ellos a la hora de fusión de escucha y baile.

La sostenibilidad del proyecto FC radica en una diversidad de fuentes de ingreso y en la propia gestión de los canales de viabilidad. Estructura pequeña pero sostenible: vender discos, conciertos, entrevistas con medios, en su mayoría pequeños y a través de internet, «tenemos montada la forma en que nos queremos mover, construida una estructura alrededor de la gente que escucha FC y gracias a ello, muchas veces, poder viajar. Nos invitan y vamos». En 2005, hacían fiestas para pocos, hoy hacen fiestas para más de mil personas en Colombia. Así y todo, Galeano es consciente que la cumbia digital sigue siendo una movida under, pero reconoce «un underground que está creciendo».

Junto con Quantic han iniciado un proyecto documental que terminará en Londres en el verano del 2012. La idea es reunir a todos esos compositores y músicos de la escena tropical de los ’50. Y sí, el futuro del FC sigue con el estudio de la música tradicional de la costa atlántica colombiana pero sin forzar un sentimiento costeño, nutriéndose del rock, jazz y de la música experimental electrónica. Saben que indagan aquellos ritmos que, a la vez, en los escenarios y en la apuesta, exceden.

Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/Underground-y-autogestion-cumbiera.html