Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
Desde hace once días Israel lleva a cabo una guerra atroz contra una población civil con la complicidad explícita y tácita, hay que decirlo alto y fuerte, de nuestros Estados.
Desde hace once días Israel arroja continuamente bombas de fósforo y misiles de uranio empobrecido, despreciando el derecho internacional y sin ninguna consideración por la vida de los habitantes de Gaza, hombres, mujeres y niños.
Así, por la cobardía de nuestros gobiernos que hasta el momento se han limitado a algunos gestos diplomáticos para dar tiempo a Israel de «aplastar a Hamas» (en otras palabras, la resistencia palestina contra la ocupación israelí), las víctimas de esta monstruosa guerra, cuyas imágenes horribles ya no podemos soportar ver, mueren por falta de ayuda.
Hace once días que el personal médico de Gaza pide ayuda en vano. Once días que espera urgentemente que la Cruz Roja Internacional fuerce su paso, ya sea del lado de Israel o del de Egipto, para aportarle una ayuda a escala de esta inmensa catástrofe.
Todos aquellos que no se dejan engañar por la propaganda israelí escupida por nuestras pantallas de televisión con la complacencia de redacciones sin escrúpulos están conmocionados e indignados por la guerra emprendida por Israel contra civiles.
Una guerra cuyo objetivo es destruir los lugares donde transcurre su vida, escuelas*, mezquitas, universidades, hospitales, violando el derecho internacional en tiempo de guerra y en particular la Cuarta Convención de Ginebra relativa la protección de los civiles.
Ayer, 5 de enero, nos sobrecogió oír a un cirujano noruego decir la BBC, destrozado por la pena, que Israel había convertido Gaza en «un infierno» y que «bombardeaba a un millón medio de palestinos enjaulados»; oírle decir que los muertos y heridos que están llegando al hospital desde el 27 de diciembre eran todos civiles, que sólo había habido un resistente; decir que estaban abandonados, que sólo había dos médicos occidentales en Gaza; e indignarse por la ausencia de agentes humanitarios en el momento de esta catástrofe descomunal.
Los ciudadanos suizos, cuyo país es depositario de las Convenciones de Ginebra, tenían derecho a esperar de su gobierno, y en particular de usted, Sra. Calmy-Rey, en su calidad de responsable del Departamento Federal de Asuntos Exteriores (DFAE), una condena firme y sin paliativos de esta guerra criminal. En vez de ello, por desgracia en un comunicado del 4 de enero el DFAE se ha limitado:
- a declarar que » deben acabar el lanzamiento de cohetes por parte de Hamas así como la acción militar israelí para poner fin al sufrimiento infligido a la población civil» y que «el cese de los combates debe garantizar la reapertura inmediata de todos los pasos hacia Gaza y el levantamiento del bloqueo israelí para permitir la rápida llegada de la ayuda humanitaria»,
- a llamar a las partes «al respeto integral del derecho internacional humanitario, empezando por la protección de la población civil, el acceso a las víctimas y la proporcionalidad de la respuesta»,
- y a protestar por la prohibición de entrar en Gaza a un equipo del Comité Internacional de Cruz Roja, «cuando reunía todas las condiciones».
Al poner al agresor y al agredido en el mismo plano el DFAE concede a Israel cierta impunidad, le anima a continuar masacrando civiles.
Sin embargo, el gobierno suizo sabe perfectamente que Israel es una potencia ocupante que desde hace décadas desafía todas las resoluciones de la ONU, que no respeta el derecho internacional y que practica el apartheid.
Sabe perfectamente que según el derecho internacional los palestinos tienen derecho a resistir contra la ocupación. Sabe que la población de Gaza, bajo bloqueo israelí desde hace casi dos años, sufre un castigo colectivo propio de otras épocas y que desprecia el derecho internacional. Sabe que Hamas llegó al poder por medio de unas elecciones democráticas y que representa legítimamente a la población de Gaza. Sabe que Hamas ha respetado durante seis meses la tregua, ha dejado de lanzar sus cohetes mientras que Israel, por su parte, rompió la tregua el 4 de noviembre [1] y siempre se ha negado a lo que debería ser su contrapartida: levantar el bloqueo que afecta al conjunto de la población.
Sabe también que no existe la menor proporción entre la pocas pérdidas civiles sufridas por los habitantes de Israel a causa de los cohetes lanzados contra Siderot y las miles de víctimas palestinas, hombres, mujeres y niños, a causa de los bombardeos o de los llamados «asesinatos selectivos» israelíes que no son, ni más ni menos, que ejecuciones sumarias ilegales.
La ausencia de valentía política y la debilidad de las reacciones del gobierno del que usted forma parte tienen unas consecuencias mortíferas en Gaza.
Los médicos que luchan en los hospitales para salvar vidas esperaban de nuestros gobiernos demócratas una condena clara y franca de los actos criminales cometidos por el ejército israelí contra una población encerrada en un ghetto, privada de agua, privada de comida.
Una población que en lo más profundo de su desvalimiento esperaba de nuestros responsables políticos que hicieran todo lo posible para salvarla del abyecto y, por consiguiente, exigiera el cese inmediato de los ataques del ejército de ocupación ilegal israelí y exigiera su retirada definitiva.
El pueblo palestino, como todo pueblo, tiene derecho a la seguridad, derecho a ser protegido.
Exigimos a nuestro gobierno que condene, por fin, sin paliativo alguno, esta guerra criminal y que intervenga con firmeza ante el Estado judío de Israel para que se retire inmediatamente de Gaza y levante el bloqueo ilegal que la asfixia desde hace tanto tiempo.
* N. de la t. : hoy, 6 de enero, el ejército israelí ha bombardeado dos escuelas de la ONU donde se refugiaban los gazatíes y ha matado a 43 personas y herido a otras 55 (http://www.gara.net/azkenak/
[1] Los medios de comunicación y los diplomáticos como [el ministro de Asuntos Exteriores francés] Bernard Kouchner mienten cuando dicen que Hamas rompió la tregua (como afirma todavía hoy Sarkozy). Quien ha roto la tregua no ha sido Hamas sino Israel desde el 4 de noviembre cuando su ejército asesinó a cinco militantes palestinos en Gaza. Y en el mismo periodo mató otros siete, lo mismo que a un agricultor. Tras estos dos ataques del ejército israelí que causaron en pocos días 13 muertos, el 5 de noviembre la rama militar de Hamas declaró que Israel había roto la tregua mucho antes de la fecha de su vencimiento el 19 de diciembre y que no se consideraba responsable.
Enlace con el original: http://www.silviacattori.net/