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Valoraciones externas sobre la inversión extranjera en Cuba

Fuentes: Cuba Contemporánea

Una de las transformaciones de mayor trascendencia en la política económica de Cuba en años recientes ha sido la revalorización de la inversión extranjera directa (IED) como factor de impulso al desarrollo económico del país. Si bien la presencia del capital extranjero en Cuba se inició a finales de los años 80 en el sector […]

Una de las transformaciones de mayor trascendencia en la política económica de Cuba en años recientes ha sido la revalorización de la inversión extranjera directa (IED) como factor de impulso al desarrollo económico del país.

Si bien la presencia del capital extranjero en Cuba se inició a finales de los años 80 en el sector del turismo, no es hasta el Período especial que se aprueba la reforma constitucional de 1992 y una ley específica en 1995 que ordenaría esta forma de financiamiento externo en la economía nacional.

No obstante, la presencia del capital foráneo se concibió durante todos esos años como un elemento complementario para la recuperación económica del país, por lo que la inversión extranjera más significativa se concentró en un número limitado de sectores y el volumen de recursos comprometidos se estima que solo llegó a entre 4 200 y 5 000 millones de dólares.

Con de la aprobación en abril de 2011 de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, la inversión extranjera directa continuo siendo valorada como complemento del esfuerzo inversionista nacional. Sin embargo, ya la IED había sido determinante en la expansión de actividades como la extracción de petróleo, la producción de níquel, la gestión del turismo internacional y el desarrollo de las telecomunicaciones.

El impulso a la IED con un mayor alcance se materializaría a partir de septiembre de 2013 con la apertura de la Zona Especial de Desarrollo en Mariel, a la que seguiría la aprobación de una nueva Ley de Inversión Extranjera por la Asamblea Nacional en marzo de 2014 y la presentación de una Cartera de Oportunidad de Negocios en noviembre del pasado año, que incluiría 246 proyectos por más de 8 700 millones de dólares.

Estas decisiones colocarían la captación de capital extranjero bajo una nueva óptica, especialmente cuando se dio a conocer que el país requeriría entre 2 000 y 2 500 millones de dólares anuales de inversión externa para estabilizar una tasa de acumulación de entre 20 y 25%, con el objetivo de alcanzar ritmos de crecimiento superiores al 5%.

Ese enfoque y la necesidad de acelerar los cambios a introducir se entienden mejor si se toma en cuenta una tasa de formación bruta de capital bajó de 10.9 a 7.6% en los últimos cinco años, al tiempo que se hacía inaplazable liquidar una deuda externa vencida en un 27% de su valor total según estimados internacionales.

Es por ello que, como un elemento clave para el avance del proceso inversionista, se ha venido trabajando intensamente por mejorar la posición financiera externa del país, particularmente en lo referido al pago de la deuda externa. En este sentido, se han reducido los préstamos vencidos y se han logrado renegociar adeudos importantes, anteriormente con China y Japón y más recientemente con Rusia y México, al tiempo que se han iniciado las conversaciones con los acreedores del Club de París en medio de favorables perspectivas.

De no menor importancia ha sido el proceso iniciado para la normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos en la creación de un ambiente favorable para las relaciones económicas externas, aun cuando no se ha modificado en nada el bloqueo económico contra nuestro país.

Pudiera decirse -además- que existen potencialidades aún no aprovechadas en términos de otras fuentes financieras externas como pueden ser el desarrollo de nuevas modalidades de inversión en cartera, el crecimiento de la cooperación internacional, especialmente con la Unión Europea, y una captación institucionalizada más eficiente de las remesas que ingresan al país como capital del sector privado y cooperativo.

Este favorable panorama no debe conducir a la idea de que la expansión de la inversión extranjera en Cuba sea un proceso explosivo y de corto plazo y en ello concurren un conjunto de elementos que resulta conveniente analizar.

Lo primero que interesa destacar es que la apertura a la inversión extranjera en Cuba no transcurre como parte de un proceso de privatización de la propiedad estatal, ni de apertura incondicional a las leyes del mercado capitalista. Se trata de un proyecto dirigido a crear mejores condiciones para el desarrollo de una economía socialista, en la que continuará siendo determinante la propiedad social sobre los medios fundamentales de producción y la planificación.

Desde luego, un proceso de esa naturaleza transcurrirá necesariamente en medio de inevitables contradicciones y deberá enfrentar importantes obstáculos para cumplir sus objetivos. Probablemente sea la diferencia entre los objetivos y medios para alcanzarlos donde se aprecien ya algunas contradicciones entre aquellos que reclaman una reforma de mercado muy similar a la llevada a cabo en los ex países socialistas europeos y la actualización del modelo económico socialista, donde habrá necesariamente un reconocimiento a la acción del mercado, pero bajo control social tal y como lo conciben los dirigentes cubanos.

Ventajas comparativas

Un aspecto esencial que condiciona la presencia de capital extranjero en Cuba es la existencia de ventajas comparativas en relación al mercado de otros países. Desde el punto de vista de los recursos naturales, el país cuenta con un potencial minero para alcanzar producciones superiores a 100 000 toneladas de níquel anualmente, con reservas del mineral que se ubican en el quinto lugar mundial. También se estima una riqueza petrolera off shore cuyo potencial va de 5 000 a 9 000 millones de barriles, según estimados norteamericanos, hasta unos 22 000 millones según fuentes cubanas, en la zona económica exclusiva que cubre 112 000 kilómetros cuadrados.

De igual modo, existe un elevado potencial para el desarrollo del turismo, donde según datos del Dr. Miguel Figueras, ya a partir de 1990 y hasta el pasado año habían visitado el país 40 millones de turistas, que reportaron ingresos brutos por 41 000 millones de dólares, rebasándose los tres millones de visitantes en el 2014. Adicionalmente al turismo de sol y playa, se abre un potencial significativo para desarrollar actividades extra-hoteleras que impulsen el turismo cultural, de salud, de naturaleza y de eventos, entre otras variantes aún no explotadas, de manera que se estima que es posible superar los 5 millones de turistas en los próximos años.

Por otra parte, las ventajas comparativas adquiridas resultan aún más significativas que las ventajas naturales. En tal sentido debe resaltarse la tasa de escolaridad media de 12.8º en los trabajadores, que en un 19% tienen nivel universitario, con una población que presenta una tasa de mortalidad infantil de 4.2 por 1 000 nacidos vivos y una esperanza de vida de 78.45 años.

A lo anterior puede añadirse la estabilidad política y la seguridad del país, donde el índice de homicidios por cada 100 000 habitantes es de solo 4.3 y donde en el índice de percepción de la corrupción Cuba ocupaba en 2014 el lugar 63 entre los países con menores indicadores de un total de 174.

Tomando en cuenta el potencial sucintamente expuesto y a partir de una revaluación de la inversión extranjera en la estrategia de desarrollo del país, se han comenzado a obtener algunos resultados por parte de los inversionistas extranjeros.

En el caso de la Zona Especial de Desarrollo de Mariel (ZEDM), se han concretado ya 7 inversiones correspondientes a dos entidades de Bélgica, 2 de México, 1 de España y 2 empresas operadoras cubanas de la zona (Terminal de Contenedores de Mariel y Empresa de Servicios Logísticos de Mariel).

La orientación de estas inversiones hasta el presente involucra a empresas de pequeña dimensión ocupadas en la logística (transporte, mantenimiento y reparación de vehículos); alimentación (procesamiento de productos cárnicos y producción de jugos y dispensadores); química (fábrica de pinturas) y automatización (fábrica de paneles eléctricos y sensores de temperatura). Las inversiones acordadas, con un rápido potencial de recuperación del capital, apuntan a la sustitución de importaciones y se vinculan a la expansión previsible de sectores como el turismo.

En cuanto a nuevas ofertas de inversión, se ha informado que existen otros 25 proyectos documentados y que unas 400 entidades han mostrado interés en la ZEDM, que, en su expansión futura, presenta un potencial para la generación de unos 70 000 empleos. No obstante, la experiencia internacional indica que las zonas de desarrollo tardan al menos 5 años en alcanzar su madurez, período que puede resultar superior en el caso de Cuba de mantenerse sin cambios el bloqueo económico de Estados Unidos.

Los actores externos que más avanzan en la gestión de nuevas inversiones en Cuba son México y España.

En el caso de México, una vez renegociada la deuda externa vencida con el país, se produjo la visita en mayo de 2014 de una delegación de 68 hombres de negocio que identificaron 50 posibles proyectos, de los cuales se han aprobado dos y se avanza en 19.

Por su parte el gobierno español dispuso en julio de 2015 de una línea de crédito de 40 millones de euros a través de la Compañía Española de Financiamiento al Desarrollo (COFIDES), con vistas a proyectos de empresas españolas en Cuba, disponible hasta 2017, plazo que puede ampliarse. Al respecto se ha señalado la existencia de un potencial de 400 millones de euros en nuevas inversiones.

En cuanto a los sectores que se encuentran entre las prioridades de los inversionistas foráneos, destaca el turismo, que captaba alrededor del 16% de la inversión extranjera de los últimos años, con 26 empresas mixtas que cubrían unas 5 000 habitaciones y contratos de administración de 18 cadenas internacionales en 69 hoteles, que abarcaban 35 892 habitaciones. Por el número de habitaciones el capital foráneo participaba en la gestión del 66% de las habitaciones disponibles en el sector estatal. Adicionalmente, a inicios del 2015 se registraban 18 742 habitaciones del sector privado para arrendar al turismo.

Partiendo de la situación actual, debemos examinar las perspectivas inmediatas de la inversión extranjera y la posición expresada en diferentes estudios de otros países al respecto.

Contexto mundial

Las perspectivas de inversión extranjera en Cuba deben examinarse primeramente en el contexto de las tendencias mundiales de la misma.

En tal sentido debe apuntarse que -según datos de la CEPAL- desde el 2011 está presente una reducción de los flujos de inversión que acumula a nivel mundial una contracción del 21,5% hasta el 2014. Esta tendencia se manifestó más tarde en nuestra región al registrar una reducción del 16,4% en el 2014 en relación al año anterior, luego de una recuperación sostenida en los últimos cinco años.

Durante el presente año no se avizora una modificación a esta tendencia en América Latina y el Caribe, tomando en cuenta que se pronostica una contracción del PIB en la región del 0,3% y un débil crecimiento de solo 0,7% para el 2016, lo que supone un clima poco propicio para desarrollar nuevas inversiones.

Un análisis más refinado de los principales socios comerciales y financieros de Cuba muestran una tendencia igualmente recesiva. En efecto, según CEPAL, la economía de Venezuela se contraerá un 6,7% este año y nuevamente un 7,0% en 2016, mientras que Brasil se estima decrecerá 2,8% este año y 1% el próximo. Por otro lado, el FMI pronostica que China desacelera su crecimiento con cifras de 6,8% y 6,3% en 2015 y 2016 respectivamente; España muestra una ligera recuperación con crecimientos de 3,1% este año y 2,8% el 2016 y Canadá incrementará su PIB solo un 1% en 2015 y 1,7% el año que viene.

En términos de las perspectivas de negocio, a partir de los precios de los principales productos de exportación de Cuba, la situación en el futuro próximo muestra precios para el níquel que permanecerán sin cambios visibles en los próximos cinco años; los precios del azúcar se espera aumenten un 15%, mientras que los precios de los derivados del petróleo que Cuba exporta deben seguir la tendencia al aumento de solo un 21,4% en el WTI en ese período.

De tal modo, las mayores expectativas de crecimiento se encuentran en la expansión del turismo, que ya registra un crecimiento del 18,6% hasta agosto de 2015, con un impacto estimado de incremento en los ingresos de unos 400 millones de dólares en un año y donde se pronostica un aumento de 1,5 millones de turistas de EEUU cuando se levanten las restricciones actuales. Esta expansión supone un efecto de arrastre importante para otros sectores de la economía nacional.

Por otro lado no se puede desconocer el nuevo escenario que se abre a partir del restablecimiento de relaciones con Estados Unidos y el inicio de un previsiblemente largo proceso de normalización de los vínculos entre los dos países. Este proceso tiene efectos directos e indirectos, pero sin dudas la mayor importancia radica en estos últimos, lo que se expresa en la manifiesta voluntad de incrementar la presencia en Cuba de negocios ya afincados en nuestra economía, especialmente de países como España, México y Brasil, así como en las mejores condiciones para el refinanciamiento de la deuda externa, que se evidencia en el caso del Club de Paris, que ya se encuentra en proceso de discusión en estos momentos.

Adicionalmente cabe apuntar que las perspectivas de crecimiento de la economía cubana para los próximos cinco años se muestran favorables, ya que según los estimados más recientes de The Economist Intelligence Unit (EIU), se espera una tasa promedio de incremento del 5,3% en el PIB para ese período, con un aumento de dos puntos porcentuales por año una vez que se levante el bloqueo norteamericano a Cuba, que se estima ocurra a la altura de 2018.

Finalmente debe señalarse que las valoraciones externas sobre la inversión extranjera en Cuba han sido múltiples y de diferente naturaleza. Solamente a modo de ejemplo se expondrán breves comentarios sobre unos pocos trabajos que pueden considerarse en el grupo de aquellos que han intentado un abordaje más serio del tema, descartando muchos que parten de la premisa del tránsito a una economía capitalista como requisito indispensable para el avance económico del país. En este sentido se ha enfatizando especialmente en aquellos aspectos que se consideran limitaciones para la inversión extranjera, partiendo de que se reconocen los potenciales ya identificados en otra parte de este artículo y que se admiten las posibilidades de ejecutar transformaciones en los marcos de una economía socialista.

De este modo, el enfoque de CEPAL en el trabajo ya citado señala como limitantes para la inversión extranjera la aprobación de cada proyecto caso a caso y la demora que ello conlleva; considera que la cartera de oportunidad de negocios supone un enfoque restrictivo en relación a otras áreas de inversión y valora como inapropiado el sistema de contratación de fuerza de trabajo, aspecto este en que coinciden todos los estudios revisados.

Por su parte el economista Fulton Amstrong de la American University, centra su atención en lo que considera limitaciones para la capacidad de absorción de la inversión extranjera en Cuba identificando entre los obstáculos limitados y lentos cambios de la legislación; el sistema de contratación de la fuerza de trabajo; la dualidad monetaria; la forma de organización del proceso de aprobación para los proyectos; la no existencia de licencias para el comercio exterior a actores no estatales; la no viabilidad del sistema financiero; la pobre infraestructura de informática y telecomunicaciones; la débil infraestructura de transporte y de la industria de la construcción; la desindustrialización existente y el carácter burocrático de la gestión estatal. También coincide con otros autores al identificar al turismo como el sector de mayores potencialidades e igualmente a la biotecnología, a lo que añade el pequeño sector privado.

Finalmente este analista identifica el obstáculo que representa el bloqueo norteamericano y la necesidad de eliminarlo, al tiempo que destaca la importancia de no forzar la marcha por parte de los medios de negocio norteamericanos y de avanzar más rápido en las transformaciones por la parte cubana, otorgando a ambos aspectos un rol decisivo en la velocidad del proceso de normalización de las relaciones entre los dos países.

Otros analistas como la firma consultora europea Euler-Hermes han publicado interesantes proyecciones sobre el desempeño de la economía cubana hasta el 2020, asumiendo una expansión notable del comercio exterior, el financiamiento externo y la inversión extranjera, con cifras de crecimiento globales en un entorno similar a las del EIU.

Todos estos análisis identifican mayormente potencialidades y limitaciones a los que merece la pena prestar atención, aunque si no desaparece el bloqueo económico norteamericano, que constituye la principal limitante externa para el desarrollo del país, muchos de los problemas que puedan resolverse por nuestro país resultaran insuficientes frente a ese obstáculo mayor.

Fuente: http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article2076