Unos 2.000 palestinos se encuentran abandonados a su suerte en la frontera entre Egipto y Gaza, reavivando una crisis que parecía haberse superado a principios de agosto. Un nuevo acuerdo de seguridad entre la Autoridad Nacional Palestina, Egipto e Israel ha sellado efectivamente el último punto de tránsito hacia o desde Gaza, que se encuentra […]
Un nuevo acuerdo de seguridad entre la Autoridad Nacional Palestina, Egipto e Israel ha sellado efectivamente el último punto de tránsito hacia o desde Gaza, que se encuentra desde mediados de junio bajo control del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas).
«Los israelíes tuvieron éxito en reemplazar el cruce fronterizo de Rafah, entre Egipto y Gaza, por uno controlado por ellos», dijo a IPS el periodista y activista de derechos humanos Hatem al-Buluk.
«El objetivo es asfixiar a Hamas y reforzar aun más el ya existente bloqueo de Gaza», agregó Al-Buluk, residente en Al-Arish, localidad egipcia en el norte de la península del Sinaí.
El cruce fronterizo de Rafah, único punto de tránsito entre Egipto y Gaza, se cerró el 9 de junio, cinco días después de que Hamas arrebatara el control de ese territorio palestino a Fatah, partido moderado y secular al que pertenece el presidente Mahmoud Abbas y es apoyado por Estados Unidos.
Según funcionarios egipcios, la decisión fue precipitada por la partida de observadores europeos, a causa de los enfrentamientos entre las facciones palestinas rivales.
La misión de esos observadores era supervisar el tránsito fronterizo bajo los términos de un acuerdo tripartito de seguridad firmado en 2005 entre la Autoridad Nacional Palestina, Egipto e Israel.
El súbito cierre dejó a miles de palestinos varados en el lado egipcio de la frontera, sin forma de ingresar a Gaza. El gobierno de este país les prohibió regresar a El Cairo y la mayoría fue trasladada a la ciudad de Al-Arish, 40 kilómetros al oeste de Rafah.
Allí debían esperar hasta que se reabriera el cruce, en muchos casos en condiciones poco hospitalarias.
A principios de julio, Israel propuso utilizar el paso fronterizo de Kerem Abu Sallim, entre Egipto e Israel, unos 10 kilómetros al sur de Rafah. Pero allí prácticamente no existe ninguna autoridad palestina.
Hamas rechazó de plano esa idea, con el argumento de que sentaría un precedente para un reemplazo de Rafah como única ruta hacia o desde Gaza. También expresó su temor de que los palestinos forzados a cruzar por Kerem Abu Sallim, especialmente los que tienen militancia política o social, fueran arrestados o asesinados por los israelíes.
«Cualquier intento de transferir viajeros desde el cruce de Rafah a Kerem Abu Sallim será visto como una peligrosa violación de la soberanía palestina en la Franja de Gaza», dijo Ismail Anilla, dirigente de Hamas que fue primer ministro de la Autoridad Nacional Palestina durante el gobierno de unidad entre su partido y Fatah.
El 11 de julio, Hamas y el grupo extremista palestino Jihad Islámica bombardearon posiciones cercanas a Kerem Abu Sallim, impidiendo si utilización como vía alternativa.
Los palestinos trasladados a Al-Arish realizaron airadas protestas, que incluyeron algunos enfrentamientos con fuerzas de seguridad egipcias. A fines de julio se llegó a un nuevo acuerdo entre la Autoridad Nacional Palestina, Egipto e Israel, que excluyó a Hamas. Se decidió utilizar el cruce de Al-Auja, unos 50 kilómetros al sur de Rafah.
En los primeros días de agosto, a pesar de las reiteradas objeciones de Hamas, más de 6.000 palestinos fueron repatriados a través de esa nueva ruta, lo que puso rápidamente fin a la crisis humanitaria en la frontera, donde se había instalado tiendas de campaña para alojar a los palestinos.
Sin embargo, la ruta a través de Al-Auja eliminó el último acceso autónomo a Gaza bajo control palestino y, por extensión, de Hamas.
Los movimientos fueron en ambas direcciones. En la primera semana de este mes, aproximadamente 500 palestinos cruzaron desde Gaza hacia Egipto por Al-Auja, informó el diario gubernamental Al-Ahram, de El Cairo.
Varios centenares más, que en su mayoría estudian o trabajan en el exterior, harán lo mismo en coordinación con las autoridades israelíes.
La prensa oficial prestó poca atención a las consecuencias políticas del acuerdo. Pero analistas locales afirman que Israel y Estados Unidos, que considera a Hamas una «organización terrorista», persiguen el propósito de mantener el bloqueo de Gaza.
Desde el triunfo de Hamas en las elecciones parlamentarias de principios de 2006, el territorio sufre un embargo, auspiciado por Estados Unidos, Israel y la Unión Europea, que prácticamente destruyó su economía.
«Este fue el objetivo de los israelíes desde el comienzo», dijo a IPS Magdi Hussein, analista político y presidente del suspendido Partido Laborista egipcio, de tendencia socialista.
«Primero trataron de imponer Kerem Abu Sallim, pero fueron forzados a recurrir a Al-Auja porque está más al sur y fuera del alcance de la artillería» de Hamas y de Jihad Islámica, agregó.
«Bajo los nuevos términos, los líderes de la resistencia y los activistas pueden ser arrestados por los israelíes en cualquier momento que intenten cruzar la frontera», señaló Hussein.
Analistas locales señalan la participación de El Cairo en el nuevo acuerdo fronterizo como prueba de una «confabulación» en contra de Hamas, que tiene coincidencias ideológicas con la Hermandad Musulmana, movimiento local islamista de oposición al gobierno de Hosni Mubarak.
A pesar de repetidos pedidos de Hamas para la reapertura del cruce de Rafah, las autoridades de este país continúan mencionando la ausencia de observadores europeos como excusa para no acceder a esa demanda.
«Egipto y la Autoridad Nacional Palestina han insistido en cerrar Rafah y utilizar Al-Auja, controlado por los israelíes. Esto es una obvia indicación del servilismo árabe y su disposición a hacer concesiones a Israel», dijo a IPS Ibrahim Eissa, editor en jefe del diario independiente Al-Dustour.
Hussein consideró que la participación de El Cairo contradice sus recientes llamados a un diálogo con Hamas para alcanzar la reconciliación entre los palestinos.
«El gobierno se sumó al proyecto de Estados Unidos e Israel para la región y sigue su política de no reconocer la autoridad de Hamas en Gaza. El nuevo acuerdo fronterizo significa, en esencia, que Egipto, el mayor país árabe, actuará como portero de las fuerzas israelíes de ocupación», agregó.
La utilización del cruce de Al-Auja, sin embargo, no puso fin a la crisis humanitaria en la frontera. Durante este mes, el número de palestinos llegados a Egipto aumentó nuevamente.
Muchos retornaron de la zona del Golfo Pérsico (o Arábigo) u otros lugares con la esperanza de ingresar a Gaza por esa vía.
Según Al-Buluk, la situación no es tan desesperante como dos meses atrás, cuando se podía ver en Al-Arish a familias palestinas durmiendo en la calle.
Sin embargo, concluyó, a excepción de las raciones de comida que les entregan, «los viajeros que tienen la mala suerte de estar varados aquí no están recibiendo mucha ayuda».