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¿Vender el Coliseo? Mejor, alquilarlo

Fuentes: Rebelión

Hace cuatro o cinco días, unas declaraciones al diario La Padania de Giancarlo Pagliarini, portavoz de la Lega Nord y exministro de Hacienda de Berlusconi, armaron la gorda en el café-teatro Italia. Pagliarini salió diciendo que, en lugar de complicarse la vida con las medidas de economía «creativa» propuestas por el ministro de Economía, Siniscalco, […]

Hace cuatro o cinco días, unas declaraciones al diario La Padania de Giancarlo Pagliarini, portavoz de la Lega Nord y exministro de Hacienda de Berlusconi, armaron la gorda en el café-teatro Italia. Pagliarini salió diciendo que, en lugar de complicarse la vida con las medidas de economía «creativa» propuestas por el ministro de Economía, Siniscalco, «se terminaba antes vendiendo el Coliseo».

Ayer fue un miembro del Gobierno, el Secretario de Economía, Daniele Molgora, quien acarició la idea. » Lo de venderlo puede ser una boutade, pero se podría tomar en consideración la idea de dar el Coliseo en concesión a capital privado, bajo el control de la Soprintendenza Archeologica: sería fuente de ingresos».

Las declaraciones del primero, queriendo ser una crítica a la política del gobierno, terminaron avivando la cotidiana gresca entre leguistas y romanos. En cambio, las del segundo, suponen otro ejemplo más de la amenaza de asalto al patrimonio cultural operado en Italia desde la llegada al poder de Berlusconi. La cosa viene de lejos. El 13 de abril de 2002, el gobierno Berlusconi, a fin de cubrir un agujero financiario, promulga el decreto-ley n. 63 a través del cual se crean las sociedades Patrimonio S.p.A. e Infrastrutture S.p.A. En los artículos 7 y 8 de dicho decreto se establece la posibilidad de ceder la totalidad del patrimonio del Estado a estas dos sociedades accionarias. La Patrimonio S.p.A. queda instituida para la «valorización, gestión y alienación del patrimonio del Estado» (art. 7). Pueden transferirse a dicha sociedad todos «los bienes inmuebles que forman parte del patrimonio disponible e indisponible del Estado», además de todos los bienes del demanio (Agencia de propiedades del Estado). Todo este conjunto de bienes puede, a su vez, ser transferido en propiedad a la otra sociedad por acciones, Infrastrutture S.p.A., que está abierta también al capital privado. La interacción entre las dos S.p.A. está pensada como un gigantesco fondo inmobiliario, que podrá ser controlado mediante paquetes accionarios, pero también podrá ser vendido o cedido en alquiler.

De la venta del Coliseo fue entonces cuando se habló por primera vez. También fue entonces cuando se recordó, como ahora, el gag del cómico Totó, vendiendo la Fontana di Trevi. Desde entonces, maldita la gracia, se han puesto a la venta muchísimos bienes inmuebles -el sitio web www.patrimoniosos.it recoge 800 páginas de bienes inventariados- y hasta se han vendido no pocos.

Vivimos en la época del recurso de la cultura, de los activos culturales, de la necesidad de dinamizar tesoros ocultos. En pleno imperio del cálculo racional, ante un agujero de 50.000, nadie le hace ascos a 7200 millones de euros de parche, salgan de donde salgan. Valorizar el patrimonio italiano supone usar la palabra trillones, goloso pastel en periodos de crisis.

Sin embargo, este modelo contradice la esencia del modelo Italia, un caso especial que explica a la perfección Salvatore Settis:

Nuestro patrimonio cultural no es una entidad extraña, venida de fuera, sino algo que hemos creado en el tiempo con lo que hemos convivido durante generaciones y generaciones, siglos y siglos; no los ahorros en la hucha para gastarlos si se tercia, sino nuestra memoria, nuestra alma. Y es justo este tejido conectivo lo que hace inestimable el patrimonio italiano en su conjunto, incluso en cuanto imagen y valorización del país. Nuestro bien cultural más precioso es el contexto, el continuum entre monumentos, ciudades, ciudadanos; y de este contexto forman parte no sólo los monumentos y los museos, sino también la cultura de la conservación que ha permitido que llegaran hasta nosotros1

1 SETTIS, S.: Italia S.p.A. L’assalto al patrimonio culturale. Einaudi, Turín, 2002, p.10-11.