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La resistencia se vuelve contra sí misma

Vergüenza en Gaza

Fuentes: CounterPunch

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

La lucha más reciente en Gaza, que ha dejado muchos muertos, confirma que la lucha interna que asola los Territorios Ocupados desde la llegada de Hamas al poder en enero de 2006 no era totalmente resultado de las injerencias externas en los asuntos palestinos.

En su mayor parte es una violenta expresión de la existente debilidad y desunión que durante generaciones ha definido tristemente el medio político palestino.

La lucha se intensificó entre Hamas y Fatah, y llegó a niveles sin precedentes cuando en cuestión de cinco días a partir del jueves 25 de enero murieron 31 palestinos, incluyendo un niño pequeño, lo que hizo ascender el número de muertos a más de 60 desde el último mes.

Fue aquel día, hace un año, cuando resulto elegido Hamas en una impresionante y aplastante victoria. Al dominar el Parlamento palestino por una mayoría absoluta, Hamas podía cómodamente formar y ratificar gobierno en solitario. Pero desde aquella fecha crítica, Estados Unidos e Israel iniciaron una campaña de boicot económico y coacción militar que ha costado cientos de vidas palestinas y ha destruido completamente su ya traumatizada economía. Este boicot tuvo un éxito sensacional porque también implicó a todas las fuerzas que tradicionalmente suelen acudir en ayuda de los palestinos, cuando menos moral y financieramente, incluyendo a los vecinos árabes, Naciones Unidas y la Unión Europea.

Era indudable que los palestinos habían sido castigados colectivamente por haber elegido a Hamas, cuya victoria significaba que se iba a trastocar la escasa oposición que Israel ha disfrutado tratando con las interesadas elites de Fatah. También significaba que los planes regionales de Estados Unidos, que tenían la intención de introducir la democracia artificial en Oriente Próximo con el único objetivo de hacer un lavado de fachada de la ya corrupta estructura de sus complacientes aliados – asociado a un cambio de régimen para sus enemigos – fue catastróficamente violado Hamas usando el mismo vehículo democrático urdido en Washington.

No fue la postura religiosa de Hamas lo que irritó a Estados Unidos e Israel – por ejemplo, la injustificada invasión estadounidense de Iraq ha hecho surgir todo tipo de organizaciones políticas religiosas que parece encajar perfectamente en la estrategia estadounidense en el país asolado por la guerra; ni fue tampoco la retórica de Hamas, un grupo extremista desde el punto de vista Israel y Estados Unidos, porque éste sabe muy bien que Hamas, simplemente, no es capaz de destruir Israel, cuya seguridad sigue siendo para Estados Unidos una prioridad de primer orden.

Hamas ha disfrutado de un refugio seguro y de respaldo económico tanto por parte de Teherán como de Damasco. Al aislar a Hamas, que posteriormente fue condenado al ostracismo y privado del apoyo árabe, las opciones del movimiento islámico se vieron más limitadas todavía, con lo que éste radicalizó aún más su retórica y en lo sucesivo se incrementó la influencia iraní sobre el asediado grupo.

Aunque en el pasado los intereses de Estados Unidos y de Irán han coincidido más de una vez – las más destacables en Afganistán e Iraq – al mismo tiempo Estados Unidos recelaba del hecho de que la influencia de Irán en la región estaba alcanzando cotas sin precedentes, que empezó con la invasión estadounidense de Iraq y el aumento ahí del exclusivismo político chií. La increíble victoria de Hezbollah contra el mucho más sofisticado ejército israelí armado por Estados Unidos en julio-agosto de 2006 fue otra batalla que este último se vio obligado a reconocer a Irán, cuya seguridad en sí mismo está en su mejor momento, como demostró en la rapidez e intensidad de su programa nuclear. La supervivencia de Hamas frente a la decidida campaña estadounidense-israelí prolongó y fortaleció la alianza iraní. Tal como se esperaba, Irán consagró cientos de millones de dólares a apoyar el gobierno de Hamas, fondos que en buena se encuentran bloqueados sin poder entrar en los Territorios Ocupados.

Contrariamente a las recomendaciones de informe Baker-Hamilton, el gobierno Bush va a seguir el consejo de implicar a Siria e Irán en vez de aislarlos, a pesar del hecho de que la considerable influencia de este último sobre muchos grupos chiís iraquíes está teniendo un peso considerable a la hora de determinar la estabilidad, y por tanto el futuro, de Iraq.

Fatah ha recibido una generosa ayuda financiera de Estados Unidos y el presidente Bush ha pedido recientemente al Congreso la aprobación de 85 millones de dólares adicionales, a pesar de las enormes cantidades de armas estadounidenses y de adiestramiento. Pero de una manera aún más directa, según el Washington Post que citaba a altos cargos estadounidenses, Estados Unidos decidió intensificar su confrontación con Irán ordenado el asesinato de agentes iraníes en Iraq, casi 40.000 individuos. Todas estas revelaciones políticas coinciden con la declaración estadounidense de reforzar su presencia naval en el Golfo, la señal más segura de cercenar el enfrentamiento militar entre Estados Unidos e Irán.

Las líneas de hostilidad nunca han estado más claras entre ambos países, donde Estados Unidos está encabezando una campaña cuyo objetivo es eliminar a los enemigos restantes de Israel, a la que se unen Israel, Fatah y los gobiernos árabes que cada vez están más incómodos con la resurgencia política chií. Por otra parte, Irán está respaldado por Siria, por muchos de los chiís iraquíes y por Hamas – este último empujado inconscientemente a la alarmante ecuación. Aunque Irán puede parecer el eslabón más débil, su fortaleza proviene de dos bazas importantes, una el fracaso militar estadounidense en Iraq y la otra la pobre actuación de Israel en su más reciente enfrentamiento militar en Líbano.

Dicho esto, no se debería caer en un análisis que eche toda la culpa de este drama que se está desarrollando a la activa Guerra Fría entre Estados Unidos e Irán. En Líbano, por ejemplo, el sectarismo y las faccionalismo, igual que el sectarismo y el tribalismo iraquí, han convertido el país en uno fragmentado nacionalmente y que a duras penas posee los requisitos necesarios de una nación Estado, donde la lealtad se debe al Estado y no a una secta, clan o tribu. Lo mismo es cierto para los palestinos, donde cunde la corrupción y la desunión ha sido el factor que durante más tiempo ha definido el temperamento político de los palestinos. Aunque se puede decir mucho sobre cómo la fragmentación física ha llevado a la disgregación nacional en Palestina y cómo muchos grupos palestinos, por voluntad propia o no, han servido a los intereses de los poderes regionales, la verdad es que el enfrentamiento entre Fatah- Hamas era inesperado y precedió a los actuales errores garrafales estadounidenses en la región. El actual respaldo estadounidense-israelí a Fatah simplemente pone en evidencia la perpetua debilidad que durante generaciones ha deteriorado a la sociedad palestina, suministrando necesidades políticas, financieras y militares para intensificar la lucha de manera que se esfume la resistencia palestina contra la ocupación israelí – una consecuencia evidente de los actuales enfrentamientos.

Es realmente desalentador ver que los palestinos se han dejado vencer fácilmente por los planes israelíes y estadounidenses, permitiendo que su horrible faccionalismo se convertirse en casi una guerra civil que ya ha segado muchas vidas. Quienes son responsables de la violencia – de la que ya no se puede culpar a un grupo de individuos -deben de haber olvidado que sus luchas internas están teniendo lugar en una tierra ocupada, sitiada por las vallas y muros israelíes, y bajo el ojo vigilante de la inteligencia israelí, que debe de estar rebosante de júbilo mientras los palestinos se matan descaradamente unos a otros, un trabajo que durante mucho tiempo ha estado reservado a Israel y sólo a Israel.

El último libro de Ramzy Baroud es The Second Palestinian Intifada: A Chronicle Ramzy Baroud enseña comunicación de masas en la Universidad Curtin de Tecnología y es el autor de The Second Palestinian Intifada: A Chronicle of a People’s Struggle. También es el redactor jefe de PalestineChronicle.com. Se le puede contactar en : [email protected]

Enlace con el original: http://www.counterpunch.org/baroud01312007.html