Al comienzo del siglo pasado se inicia el traspaso del control colonial del imperio Otomano de Oriente Medio a manos de franceses y británicos, que culmina con el fin de la primera Guerra Mundial. Pero, el fenómeno de la colonización se les estaba complicando a las nuevas potencias coloniales y como causa o consecuencia de […]
Al comienzo del siglo pasado se inicia el traspaso del control colonial del imperio Otomano de Oriente Medio a manos de franceses y británicos, que culmina con el fin de la primera Guerra Mundial. Pero, el fenómeno de la colonización se les estaba complicando a las nuevas potencias coloniales y como causa o consecuencia de la segunda Guerra Mundial y entre la década anterior y la siguiente, británicos y franceses comienzan a crear o a inventar los actuales países de la zona, simulando su independencia. La mejor estrategia posible para el nuevo modelo colonial, fue la fragmentación artificial dibujando un nuevo mapa de lo que más convenía que fuera o se convirtiera la zona. Desde Sudán y Egipto al Sur, hasta Siria al Norte y, de Este a Oeste, se construyeron países en lo que se ha dado en llamar el diseño a tiralíneas de la zona y que no sólo facilitaba el reparto entre británicos y franceses, sino que además debilitaba y fragmentaba lo que estaba llamado a ser una nueva región o bloque emergente y que Gamal Abdel Nasser intentó con su panarabismo.
En la primera mitad del siglo y, principalmente entre las dos grandes guerras, las sublevaciones y los enfrentamientos contra los colonizadores y la brutalidad necesaria con que habían de ser reprimidos parece que incidió en modificar el viejo modelo colonial por otro menos costoso y más seguro: independencia fragmentada y control del poder desde la sombra poniendo o quitando gobiernos o propiciando poderes títeres o corruptos de los que ahora todavía abundan.
Al tiempo y finalizada la segunda Guerra, entra en escena EE.UU. como relevo principalmente del viejo modelo. La mejor manera de combatir, por ejemplo, el panarabismo, con una clara tendencia laica, fue utilizar la religión buscando y fomentando su extremismo, y así Estados Unidos lo inicia contra Nasser y la operación se repetirá sucesivamente en todas y en cada una de las ocasiones en que se hizo necesario. Ejemplos culminantes han sido la creación estadounidense de Al Qaeda y su Bin Laden en Afganistán y la reciente reislamización de Iraq por Estados Unidos, precisamente los que tanto se quejan de su propio invento, pero que tan buenos resultados les está dando para sus fines hegemónicos y como excusa para su guerra contra todo, para su guerra total que es lo que están promocionando. ¿Quién, si no, mantiene horribles conflictos abiertos en medio mundo y a miles de kilómetros de su casa contra poblaciones famélicas y arruinadas?
Dos variaciones importantes a este burdo modelo de atraco colonial lo constituyen Líbano-Siria y Palestina. En Líbano, la mejor manera de dejar el país irreconciliable y en permanente desequilibrio, consistió en primer lugar, en dividir lo que siempre había sido un mismo país y como remate y aprovechando la pluralidad religiosa de Líbano, designar el gobierno y autoridades en base a la confesión religiosa de los ciudadanos, de modo que el Presiente, el Primer ministro, diputados, Jefe de las fuerzas armadas, etc, lo fueran no como consecuencia de unas elecciones, sino de lo derivado de su confesionalidad. Así, desde que en 1943 Francia les «concede» la independencia, en Líbano ha habido muchos más años de guerra que de paz.
El segundo modelo es Palestina. ¿Cómo mantener el conflicto de modo permanente e impedir que la zona no pueda recuperarse en ningún caso? Pues en el corazón de Oriente Medio se crea artificialmente un Estado, se le financia con recursos ilimitados, se le mantiene al margen de toda ley y se le enfrenta y apoya en sus agresiones con todos los países limítrofes y con los que no son. Israel incumple más de 800 disposiciones internacionales entre Resoluciones de NU, cartas, recomendaciones, memorándums, etc., mientras prosigue con la aniquilación de Cisjordania y de la Franja de Gaza -sin haberla abandonado como se dice- ya que mantiene el control total por tierra mar y aire, incluidas las entradas y salidas de mercancías y de personas.
El gran problema de Israel es que no sabe qué hacer con 9,8 millones de palestinos, de los que la mitad son refugiados fuera de Palestina y la otra mitad los están asfixiando literalmente en Cisjordania y Gaza.
Con la imposición de Israel se ha generado el conflicto necesario para mantener el control estratégico de todo el Oriente Medio e impedir su desarrollo social. Israel creado por NU en 1947 por dictado de EE.UU. y británico, mantiene en jaque a toda la zona, a costa de la paz y de la inestabilidad internacional, con los palestinos cada vez más oprimidos y sin salida. Desde luego, esto no parece contribuya a la paz internacional, ni a la de nadie.