Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
El próximo diciembre, un grupo de intelectuales palestinos unirá sus fuerzas con un número de filósofos de renombre mundial (incluido Slavoj Zizek,) para una conferencia de una semana de duración, en Ramallah, en torno a la obra de Walter Benjamin. Aquellos que deseen leer, aprender y comprender profundamente a Benjamin son bienvenidos a hacerlo desde el lugar al que pertenece Benjamin: al lado de los ocupados que no quieren permanecer en silencio y con los oprimidos que ya no esperan el ángel de la historia, porque saben que el ángel no tiene ningún papel en su salvación.
Al mismo tiempo, este mes de diciembre la Universidad Hebrea de Jerusalén tiene prevista una serie de eventos en honor de Walter Benjamin. Pensar a Benjamín, en el contexto de la ciudad del apartheid, donde sólo los privilegiados no viven bajo la ocupación, y asistir a un seminario en su honor, es vivir en la negación de lo que allí ocurre. (Uncanny)
Mientras tanto, aquí hay algo que escribí acerca de la crítica de Benjamin sobre la violencia en la mente y los acontecimientos del momento.
La cuestión no es si estamos a favor o en contra de la violencia o si debemos fomentarla como una forma de resistencia o condenarla. La nueva violencia necesita ser escuchada para entender lo que nos está diciendo. Walter Benjamin equipara a la violencia del tipo que entra en erupción con ésta y la define como «violencia divina».
Es como los levantamientos en Ferguson, en Marsella, en Baltimore, en Birmingham, en términos de lo que la impulsa, como un espíritu del tiempo subterráneo que fluye a través de las calles de los oprimidos. Pero lo que es diferente entre allí y aquí es que aquí hay un levantamiento, no de una minoría étnica que vive en guetos, sino de los nativos de este país que son aproximadamente la mitad de los habitantes del país.
Durante décadas ha habido violencia aquí -brutal e institucionalizada contra los palestinos-, terror institucional desenfrenado. El objetivo de esta violencia ha sido borrar de nuestras mentes el hecho de que hay palestinos. No sólo es la derecha quien se ha encargado de esta pesadilla, todos hemos colaborado con ella. Desde de los luchadores por la justicia social hasta los ocupantes de las tiendas de campaña en el bulevar Rothschild, desde los nuevos mizrahim (los judíos de países musulmanes) hasta la especialmente repulsiva izquierda sionista blanca, todos ellos han borrado a los palestinos o han escrito que ellos pueden esperar. Todos ellos han celebrado festivales de izquierda o espirituales en el apartheid de Jerusalén, todos nosotros nos hemos comportado como si cinco millones de personas no pertenecieran a nuestro discurso de la justicia.
De repente algunos hombres y mujeres palestinas esgrimieron cuchillos e hicieron estallar la burbuja de la terrible mentira. No hay organización en esta nueva violencia y no hay ninguna justificación moral ni inmoral. Es una consecuencia de la realidad en la que viven. Los judíos que no se vuelven racistas se convierten en Mahatma Gandhi, todos ellos les explican a los palestinos lo terrible que es la violencia, pero se olvidan de mencionar que cuando no son violentos no existen. ¿Cómo es que la gente que les habla de los negros no está hombro a hombro con ellos? ¿Cómo es que la gente que habla para la izquierda se alinea hombro con hombro a los fascistas judíos? ¿Cómo es que no hay ni siquiera un uno por ciento de judíos justos en Sodoma que acompañen la lucha popular palestina por la justicia y la igualdad -no dando consejos, sino simplemente estando allí con nuestros cuerpos- junto a los palestinos?
Como ser humano soberano me opongo a todo tipo de violencia. Esta es la razón por la que he apoyado el BDS. Y nunca voy a colaborar con la violencia, pero creo que con la ayuda de Walter Benjamin puedo decir que la violencia de los judíos de Israel es la violencia institucional que representa la voluntad de Israel por la hegemonía y la opresión mientras que la violencia de los palestinos de Jerusalén y los ciudadanos del Estado es la violencia de las corrientes subterráneas de los oprimidos que busca un lugar para entrar en erupción y para pronunciar una fuerte protesta contra la injusticia y por la justicia.
Fuente: http://mondoweiss.net/2015/10/divine-violence#sthash.WCOnE1Iz.dpuf