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Sales y soles

Volver a ser un niño

Fuentes: Gara

La infancia regresa cuando uno menos la espera y escondida en los lugares más insospechados. Por ejemplo, un termómetro. La infancia es el paraíso. Por eso dura tan poco. Los amigos del alma, las canicas, las galletas María… las bolitas de mercurio desparramadas por la mano, escurridizas, suaves, mágicas. La infancia perdida huele siempre a […]

La infancia regresa cuando uno menos la espera y escondida en los lugares más insospechados. Por ejemplo, un termómetro. La infancia es el paraíso. Por eso dura tan poco. Los amigos del alma, las canicas, las galletas María… las bolitas de mercurio desparramadas por la mano, escurridizas, suaves, mágicas. La infancia perdida huele siempre a cadáver de sueños.

El Parlamento Europeo acaba de prohibir los termómetros de mercurio y ha establecido un plazo máximo de 18 meses para que sean retirados del mercado. El mercurio es nocivo para el medioambiente y la salud. Ataca al sistema nervioso hasta el punto de llegar a dañar nuestra capacidad para oír, hablar, ver, caminar y pensar. Un veneno.

El comercio mundial de mercurio ronda las 3.600 toneladas al año. Unas 300 corresponden a países de la Unión Europea. El 10%, 30 toneladas, se utiliza para rellenar termómetros médicos y domésticos. A partir de ahora, la fiebre europea puede subir tranquila. Sin mercurio, el mundo se calentará un poco más seguro y, seguro, también, mucho más triste y aburrido.

La infancia regresa cuando uno menos la espera y escondida en los lugares más insospechados. Por ejemplo, un bote de crema. La infancia es un principio, una actitud ante la vida: está todo por hacer y aún así no tiene miedo a nada. Por eso es tan peligrosa. Por eso desaparece tan pronto. Llegan los temores, las inseguridades, las precauciones, los muros insalvables… La infancia siempre vuelve y duele.

La Comisión Europea ha presentado esta semana las nuevas reglas de etiquetado de los protectores solares. La normativa reduce el abanico de factores de protección solar disponibles a sólo ocho (6, 10, 15, 20, 25, 20, 50 y +50). Desaparecen los de «protección total». Eran un fraude. Ningún producto, por sí solo, es suficiente. La crema, las gafas, el sombrero… con todo, con todos, el sol sigue siendo una amenaza. Otro veneno más.

El sol tiene los días contados. La protección total ya no existe. La sombra manda. En la playa, en la casa, en el trabajo, en la calle. La sombra y el miedo. Cosas de mayores.