Confirmando que tiene la intención de seguir «frabricando»opositores en Cuba, como lo hace en distintos países que se oponen a su hegemonía, el Departamento de Estado acaba de otorgar un premio a las desprestigiadas «Damas de Blanco» para evitarles a fuerza de dólares una inevitable desaparición. Los servicios de Hillary Clinton anunciaron la atribución de […]
Confirmando que tiene la intención de seguir «frabricando»opositores en Cuba, como lo hace en distintos países que se oponen a su hegemonía, el Departamento de Estado acaba de otorgar un premio a las desprestigiadas «Damas de Blanco» para evitarles a fuerza de dólares una inevitable desaparición.
Los servicios de Hillary Clinton anunciaron la atribución de la recompensa del gobierno de EEUU a sus agentes de desestabilización «como reconocimiento a sus esfuerzos por denunciar la violación de los derechos humanos».
Las Damas de Blanco también han recibido el premio Sajarov-2005 del Parlamento Europeo.
En octubre, el Consejo Atlántico entregó al mismo mecanismo de injerencia el Premio a la Libertad como «reconocimiento a su lucha callejera».
El otorgamiento del premio se realiza conforme a esta fórmula para la distribución de fondos a fieles de Estados Unidos que actúan de informantes, mecenarios e, incluso, de agentes de los servicios norteamericanos en distintas partes del mundo.
El otorgamiento del premio ocurre apenas tres meses después de la publicación de un documento «Wikileaks» en el cual la representación norteamericana en Cuba confesaba que la oposición en la Isla está «dividida, dominada por individualistas que trabajan mal en equipo» y personajes que «se interesan más en pedir dinero que en elaborar programas».
El informe fue despachado el 15 de abril de 2009, bajo la firma de Jonathan D. Farrar, el entonces jefe de misión, nombrado hace unos días embajador USA en Managua, Nicaragua.
El 19 de mayo de 2008, las autoridades cubanas demostraron públicamente, al presentar una amplia colección de correos electrónicos, videos y hasta recibos de dinero, como las Damas de Blanco y otros llamados «disidentes» cubanos recibían importantes sumas de dinero de parte del terrorista cubanoamericano, Santiago Álvarez, asociado a Luis Posada Carriles.
Álvarez, con amplio expediente de colaborador de la inteligencia norteamericana, se encontraba entonces preso en la Florida.
Tan acertadas eran las pruebas presentadas – que involucraban directamente al entonces jefe de la Sección de Intereses Norteamericanos (SINA) en La Habana Michael Parmly – que Washington nunca tuvo replica a estas pruebas de grosera injerencia.
Las Damas de Blanco reunían a esposas de cubanos sentenciados por su colaboración remunerada con EEUU, conforme a las leyes cubanas contra la actividad injerencia de agencias extranjeras de desestabilización y sus contratistas. Sus caminatas atraen exclusivamente a corresponsales extranjeros complacientes y a agentes extranjeros con credenciales de diplomáticos.
Los ingresos del «grupito» están bien lejos de alcanzar, hasta ahora, el record de una bloguera priorizada por Washington que ha sido retribuida en un par de años a la altura de 300 000 dólares en total, (un importe neto equivalente a más de veinte años de salario mínimo en un país como España), a fuerza de «premios» de todas procedencias.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.