El asunto Wikileaks es portador de muchas contradicciones en su difusión e interpretación. Entre las más discutidas está el hecho de haber entregado la totalidad de documentos en su más reciente filtración a un grupo de cinco grandes medios que los están utilizando de acuerdo a su política editorial, generalmente en coincidencia con los intereses […]
El asunto Wikileaks es portador de muchas contradicciones en su difusión e interpretación. Entre las más discutidas está el hecho de haber entregado la totalidad de documentos en su más reciente filtración a un grupo de cinco grandes medios que los están utilizando de acuerdo a su política editorial, generalmente en coincidencia con los intereses del State Department. No obstante, los medios creen que al publicar los documentos fortalecen en algo su credibilidad, aparentando que pueden tomar distancia y hasta cuestionar los crímenes del gobierno norteamericano. Todo ello no es para nada sorprendente, entra en la lógica de servicio a la dominación con la que operan cotidianamente. Lo que llama la atención es la manera absolutamente torpe y primeriza con que algunos de ellos se están comportando cuando el acoso norteamericano al líder del portal de filtraciones comienza a colocarlos en un aprieto.
Justo cuando empezó a conocerse la relación con la subversión norteamericana contra Cuba de la principal acusadora de Julian Assange, algo que hasta un periódico como El Nuevo Herald se ha visto obligado a reconocer, el diario El País sacó su espectacular revelación consistente en un cable de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana con el enésimo anuncio de la debacle de la Revolución Cubana. Es algo que además de reforzar lo que el mismo periódico ha venido diciendo sistemáticamente sobre Cuba, evidencia el intento de lanzar una cortina de humo, porque si para alguien son peligrosos los vínculos de Anna Ardin con la contrarrevolución cubana es precisamente para El País.
En la portada de la tesis de maestría de Ardin aparecen varios de los personajes que el diario madrileño no se cansa de promover, y entre los enlaces del blog de la ciudadana sueca está el de la bloguera cubana Yoani Sánchez, tempranamente «descubierta» y galardonada por el Grupo PRISA con el Premio Ortega y Gasset. Pero como si le hiciera falta enredarse más en la trama del anticastrismo cibernético, este domingo 12 de diciembre, El País ha publicado un artículo del ciberextremista cubano Ernesto Hernández Busto «en defensa de Wikileaks«. Hernández Busto, una creación del «Plan Bush para una Cuba libre» y uno de los mentores de Sánchez, ha llegado a reclamar la invasión de Estados Unidos a su país de origen y ha sido privilegiado por la invitación y la compañía del expresidente norteamericano. Fue él el encargado de recibir de manos del Grupo PRISA el jugoso galardón con nombre de filósofo otorgado a su socia en Cuba.
Lamentablemente, para El País y su colaborador, hay pruebas recientes del «respaldo» de esta persona a Wikileaks. Durante los días 18 y 19 de noviembre Ernesto Hernández Busto participó -como él mismo anunciara en su blog– en el Personal Democray Forum Latinoamérica(PDF), en Santiago de Chile, organizado precisamente por el mayor perseguidor de Wikileaks: el Departamento de Estado norteamericano. Como se aprecia en un video colgado en YouTube, allí tuvo la oportunidad de escuchar al Asesor Principal para la Innovación de dicha institución, Alec Ross, elogiar varias veces a Hillary Clinton, la misma que ha condenado con ira las filtraciones de Wikileaks porque «pone la vida de personas en peligro, amenaza nuestra seguridad nacional y socava nuestros esfuerzos para trabajar con otros países». Como era de esperar, en el propio evento hubo cuestionamientos muy fuertes hacia Ross sobre la persecución contra Wikileaks, que fueron seguidos de aplausos. Hernández Busto también intervino en esa ocasión pero, en contraste con el participante que defendió a Wikileaks, fue seguido de silbidos y abucheos. A diferencia de otros asistentes, que increparon al «cerebro detrás de las nuevas iniciativas diplomáticas del Departamento de Estado» -como lo calificara el editor del PDF Latinoamérica, Diego Beas- por las políticas de Estados Unidos, el autor de Penúltimos Días «salió al paso» a la frase de Ross que calificara Internet como el «Che Guevara del Siglo XXI». «Guevara no era un demócrata», ripostó descompuesto el colaborador de El País. Beas, aunque al parecer comparte las posiciones políticas de Hernández Busto, califica su comportamiento de «enfurecido».
Más allá del demagógico intento de un alto funcionario norteamericano de usar la figura del Che para promover sus políticas en Internet, que hiciera a un periodista presente en el evento cuestionarse «¿Con qué autoridad moral un representante de la diplomacia de los EE.UU. trae el ejemplo del Che Guevara en cualquier forma, ya que fue, literalmente, un escuadrón de la CIA el que persiguió y disparó a sangre fría a Guevara – después de que fuera capturado y detenido…», hay que imaginarse el rostro del amigo de Bush, solicitante de invasiones armadas contra Cuba, cuando lo sorprendió desde el escenario la mirada eterna del Che. En el video en YouTube no se ve la cara pero sí se escucha la voz irritada -casi el grito- del ahora «defensor de Wikileaks«, seguida de los silbidos y abucheos, está en el minuto 27.
Video You tube: http://www.youtube.com/watch?v=jt3CtCu04Qg&feature=player_embedded
Foto: 1_El ciberextremista Ernesto Hernandez Busto ha salido este domingo en «El País» «en defensa Wikileaks»
Foto 2: Ernesto Hernández Busto junto a Bush, es el más cercano a la bandera norteamericana
Foto 3: El Asesor Principal para la Innovación del Departamento de Estado, Alec Ross, interviene en el PDF diciendo que «Internet es el Che Guevara del Siglo XXI» . Sentado, Diego Beas, editor del PDF
Fuente: http://lapupilainsomne.wordpress.com/2010/12/13/wikileaks-y-nuestro-hombre-en-santiago/