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“Serán necesarios muchos años para que ETA desaparezca”

Xabier Arzallus ve inminente el comienzo del proceso de paz en Euskadi

Fuentes: Rebelión

En el marco de un ciclo de coloquios organizado por el espacio Plateruena Kafe Antzokia de la localidad vizcaína de Durango, al que serán invitados en sucesivas jornadas varias figuras destacadas del mundo político vasco, tuvo lugar ayer, 16 de marzo, la sesión inaugural del ciclo con la presencia del ex presidente del Euskadi Buru […]

En el marco de un ciclo de coloquios organizado por el espacio Plateruena Kafe Antzokia de la localidad vizcaína de Durango, al que serán invitados en sucesivas jornadas varias figuras destacadas del mundo político vasco, tuvo lugar ayer, 16 de marzo, la sesión inaugural del ciclo con la presencia del ex presidente del Euskadi Buru Batzar del PNV Xabier Arzallus. Las declaraciones de Arzallus, personalidad clave del nacionalismo vasco de los últimos 25 años, bestia negra del nacionalismo español y buen conocedor de las bambalinas del mundo político tanto vasco como español, tuvieron lugar en el curso de una charla-coloquio moderada por Xabier Amuriza, conocido bertsolari, escritor y activista cultural euskaldún. El coloquio se desarrolló en euskera y contó con una nutrida asistencia de público, que siguió con interés la exposición que Arzallus realizó sobre los más diversos aspectos de la actualidad política vasca y española, incluida naturalmente la cuestión de la tan aireada como hipotética tregua de ETA.

A lo largo del coloquio Arzallus declaró estar convencido de que el inicio del proceso de paz era inminente. Tras dejar sentado que no poseía ninguna prueba concreta que le permitiera sostener su aserto, indicó que, basándose en datos e informaciones obtenidas de diversas fuentes, tenía la convicción de que el proceso de diálogo ETA-Gobierno español, del cual dijo que «sería un proceso complejo que podría alargarse varios años», tenía todos los visos de ir a arrancar de forma inmediata.

Preguntado por las expectativas creadas en torno a una hipotética resolución del conflicto vasco-español, Arzallus comenzó su análisis describiendo el papel que en su opinión están jugando las diversas fuerzas políticas implicadas en el proceso. En referencia al PSOE, Arzallus declaró que el propósito que guía a este partido es el de hacerse con cotas de poder en Euskadi y Cataluña, comunidades que hasta la llegada de Maragall a la Generalitat eran las dos únicas regidas por fuerzas políticas no controladas ni por el socialismo ni por la derecha españolas. Afirmó que al PSOE le urgía acceder al Gobierno de alguna autonomía potente para reforzar así su posición en el Estado y que finalmente ha acabado conseguiéndolo en Cataluña, donde ha obtenido una victoria táctica metiendo «con calzador» a Maragall en el Gobierno de la Generalitat tras llegar a un pacto con ERC bajo la promesa de apoyar el Estatuto catalán tal como saliera del Parlamento de Cataluña, promesa de cuya veracidad darían fe los acontecimientos ulteriores. En opinión de Arzallus, en Euskadi los socialistas pretenderían ejecutar idéntica maniobra derribando a Ibarretxe y al proyecto político liderado por el lehendakari para introducir a continuación un Estatuto a la baja, al estilo catalán, que no sería otro que el que ya tiene redactado Guevara. Para conseguir ese objetivo los socialistas vascos tratarían de formar coalición con alguna fuerza política vasca que le permitiera repetir en Euskadi el movimiento ensayado en Cataluña. Ante esta eventualidad, Arzallus se declaró partidario de una alianza de fuerzas vasquistas que se opusiera a la presión de los partidos centralistas españoles, aunque admitió que los tiempos no son muy propicios para la configuración de una segunda Lizarra, «dado que la ilegalizada HB de hoy no es la de entonces, y dudo que el PNV de ahora sea tampoco el de entonces».

Sobre la fecha de inicio del proceso de negociación, declaró que existen signos que inducen a pensar en su inminencia. Por un lado, declaró, está la movilización del PP y de los grupos de víctimas que se mueven bajo su órbita. Afirmó que el PP no desea acabar con ETA si no es ahogándola por la vía policial, de forma que su fin aparezca como una victoria y no como el resultado de una negociación. Las movilizaciones recientes del PP demuestran, a juicio de Arzallus, el temor que siente ese partido ante el posible inicio de un proceso de negociación de cuyos entresijos el PP estaría al corriente gracias a sus topos en los aparatos policiales y de seguridad del Estado. Según Arzallus, «en el PP están aterrorizados y quieren hacer algo para detener el proceso».

A preguntas de Xabier Amuriza sobre los rumores que hablan de inminentes novedades en el proceso de paz Arzallus respondió: «He sido informado de que en el plazo de algunas semanas se producirán importantes movimientos que pueden consistir en un alto el fuego de ETA o en una iniciativa similar».

Con respecto al esquema general que guiaría el proceso, Arzallus indicó que, en su opinión, éste se basará probablemente en la constitución de dos mesas de diálogo, una entre ETA y el Gobierno para negociar cuestiones relativas al desarme y a los presos, y otra entre los partidos políticos vascos, entre los cuales habrá de figurar forzosamente una HB legalizada sin la cual el proceso de paz sería en su opinión absolutamente inviable. Arzallus declaró que llevar a la práctica este esquema será una tarea extremadamente ardua, sobre todo a causa de la presión del PP y de los elementos reaccionarios dentro del PSOE, pero que probablemente ése es el único camino viable para el éxito del proceso de pacificación. Por lo demás, un hipotético alto el fuego de ETA no implicaría necesariamente, en su opinión, un desarme inmediato de la organización independentista, ya que ese proceso podría prolongarse durante varios años, tal como ha ocurrido en Irlanda, donde han transcurrido varios años desde el inicio de las negociaciones hasta el desarme efectivo del IRA.

Con respecto a un escenario post-pacificación, Arzallus abogó por la unión de las fuerzas abertzales, y declaró confiar en la potencialidad de crecimiento del sector abertzale frente al previsible estancamiento sociológico de las fuerzas españolistas. Admitió que su postura, abiertamente contraria a un pacto PNV-PSE, puede acarrearle enemistades dentro de su propio partido en un momento en el que algunos sectores dentro del mismo parecen barajar seriamente esa posibilidad.

Haciendo una valoración de la trayectoria histórica de ETA, Arzallus afirmó que alzarse en contra de una dictadura armada fue en su momento un acto totalmente legítimo, pero que ETA sobreestimó su capacidad para derrotar a un Estado organizado y que, en cualquier caso, hoy en día el arma a utilizar son los votos, no las balas, ineficaces en el actual contexto político europeo tanto para presionar a los Estados como para reprimir a los pueblos. Ridiculizó la postura, en su opinión absurda, de quienes condicionan cualquier negociación con ETA a su desarme previo, afirmando que, frente a quienes sostienen que ETA tiene que dejar las armas para luego hablar con ella está la evidencia de que la única razón que puede mover a nadie a querer hablar con ETA es, precisamente, que tiene armas. Elogió al PSOE por haber reconocido finalmente la existencia en Euskadi de un contencioso distinto y previo al de ETA, una observación que aprovechó para explicar en tono didáctico que el llamado problema vasco antecede en siglos al nacimiento de ETA y es incluso anterior a la figura de Sabino Arana. Para demostrarlo, el antiguo profesor de Deusto leyó varios fragmentos de una «Carta del Padre de Provincia Tellico de Antoñano a la Diputación sobre el Régimen Foral», datada en 1877, en la que el Diputado Foral vizcaíno Antoñano expresaba su protesta ante la «poda (…) del frondoso árbol que simboliza las libertades vascongadas», en alusión a los recortes en el sistema foral vasco perpetrados por las autoridades españolas tras las guerras carlistas. Ante esa situación, Antoñano presenta al rey español «enteramente desnuda y franca la cuestión de derechos que tiene el país aforado a separarse pacífica y amistosamente de la Corona de Castilla, procediendo al intento dentro de la más estricta legalidad. El país aforado era libre e independiente y al incorporarse respectiva y voluntariamente a la Corona de Castilla lo hizo sin perder absolutamente nada de su especial modo de ser. Así fue reconocido y ratificado con la solemnidad del juramento por una serie continuada de monarcas durante una serie no interrumpida de siglos. Es, pues, llegado el caso de que el país aforado solicite legalmente la reparación de los desafueros inferidos o se le reconozca el incuestionable derecho de formar entre el Pirineo y el Ebro un Estado independiente a la manera de una pequeña Suiza que, siendo declarada neutral, etc ., etc. (…). Si el Gobierno, desconociendo el derecho y la conveniencia, se obstinase en llevar a cabo la abolición foral, soy del parecer de que el país debe permanecer tranquilo y resignado, echándose al suelo y dejando hacer, pero causando las más solemnes protestas sin convenir en nada voluntariamente para no perjudicar a los venideros en el uso de su derecho y libertad de acción, y conservando la esperanza en la justicia de Dios y en que tal vez el tiempo y los acontecimientos traigan consigo lícitamente su entera libertad e independencia».

Finalizada la lectura de este texto, Arzallus declaró: «Esto se escribió el 23 de marzo de 1877. Por aquel entonces Sabino Arana no tendría ni 12 años».