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Xenofobia contra los débiles por políticos pirómanos

Fuentes: Rebelión

Las migraciones recientes en España han demostrado que la sociedad es mucho más tolerante, respetuosa y acogedora que gran parte de nuestros políticos. Efectivamente, mientras la mayor parte de los ciudadanos hemos convivido, trabajado, aprendido y comprendido los cambios que ha traído la inmigración, nuestros responsables políticos no han dejado de jugar a la demagogia, […]

Las migraciones recientes en España han demostrado que la sociedad es mucho más tolerante, respetuosa y acogedora que gran parte de nuestros políticos. Efectivamente, mientras la mayor parte de los ciudadanos hemos convivido, trabajado, aprendido y comprendido los cambios que ha traído la inmigración, nuestros responsables políticos no han dejado de jugar a la demagogia, al electoralismo fácil y a un partidismo gratuito que periódicamente se ceba con los inmigrantes.

Las crisis las sufren siempre los mismos, miremos por donde miremos. Si al mercado le sobran trabajadores, los despide. A las instituciones que le sobran pobres, se los tratan de quitar de en medio. Cuando al sistema democrático se le piden derechos, los recorta. Mientras que por el contrario, a los partidos políticos parecen faltarles decencia, responsabilidad y sensatez porque lejos de trabajar para mejorar nuestra vida, para solucionar los problemas de la gente y velar por los más desfavorecidos, se empeñan una y otra vez en crearnos problemas artificiales, asegurando eso sí sus intereses, tratando de rebañar votos de la forma que sea y sin importar el precio ni su coste social.

Alimentando xenofobia gratuita contra los inmigrantes

La propuesta del Ayuntamiento de Vic, promovida por tres partidos con representación parlamentaria y apoyados por concejales del partido xenófobo «Plataforma per Cataluña» (PxC) para exigir visados en vigor a los inmigrantes que quieran empadronarse en el municipio, es una de esas medidas irresponsables y frívolas, que alimenta un rechazo hacia los inmigrantes de consecuencias incalculables, derrumbando buena parte del esfuerzo que de forma callada se ha llevado a cabo en los últimos años para generar pedagogía social en torno a las migraciones y supone una auténtica irresponsabilidad, entre otras muchas razones, por alimentar xenofobia gratuita y rechazo hacia los inmigrantes con el enorme coste social que ello tiene.

No es casual que a raíz de ello, hayamos escuchado y leído estos días auténticos disparates sobre los inmigrantes que suponen un paso atrás en la convivencia. Recordemos que los municipios de Silla y Onda en Valencia, donde el partido racista y ultraderechista España 2000 tiene concejales, se ha apuntado rápidamente a apoyar la propuesta del Ayuntamiento de Vic en sus consistorios. Posiblemente este sea el «debate social» que los partidos del tripartito catalán dicen que querían abrir, con socios de tanta altura moral y política. Pero otra razón que evidencia la irresponsabilidad de la propuesta pasa por considerar que Vic no obtiene ninguna ventaja al empadronar a sus inmigrantes irregulares, negando a sus hijos la educación básica o impidiendo a las mujeres parturientas la atención médica, por poner algunos ejemplos. Más al contrario, todo ello aumenta la exclusión, la marginación social y la segregación de todo un colectivo, dificultando la convivencia en el conjunto de la población. Tengamos en cuenta que la escolarización de menores es una obligación legal recogida por la legislación nacional y tratados internacionales, al tiempo que facilitar la atención sanitaria básica es también un elemento imprescindible para asegurar una adecuada salud en el conjunto de la comunidad. Tratar de clandestinizar a los inmigrantes irregulares y a sus hijos es un auténtico disparate en términos de convivencia, genera marginación y exclusión que se vuelve contra la propia población autóctona, y alimenta un discurso racista que en momentos de crisis prende con facilidad contra los más pobres, en este caso, los inmigrantes. Pero sobre todo, es inmoral e hipócrita, porque todos esos inmigrantes que en época de vacas gordas han generado tanta riqueza en empresas y municipios de toda España se convierten ahora en chivos expiatorios de políticos oportunistas, dañinos e inmorales, y esto hay que decirlo también con claridad.

La mentira del coste económico

No menos llamativo resulta el argumento del coste que ello tiene para los municipios, ya que una vez más, el Alcalde y sus concejales mienten deliberadamente, en la medida en que las competencias y costes de estos servicios sanitarios y educativos no son municipales sino de las Comunidades Autónomas, aunque en todo caso, es mucho mayor el beneficio de ello que el supuesto coste de las medidas. Mi experiencia directa de trabajo e intervención en migraciones desde hace años me ha enseñado que la línea que separa un inmigrante regular de un irregular es tan fina como caprichosa, al tiempo que todos, en un momento u otro, nos hemos beneficiado del trabajo y las aportaciones de esos sin papeles que como leprosos modernos quieren expulsar de Vic. Es de suponer que el siguiente paso para estos concejales sea proponer que estos modernos leprosos que son los sin papeles puedan ingresar en lazaretos, aislados de la sociedad y sin capacidad para contagiar tan peligrosa patología.

Claro, que si los partidos políticos tan preocupados están en reducir gastos públicos, ¿por qué no impiden que muchos de sus cargos puedan cobrar al mismo tiempo dos, tres, cuatro o más sueldos a la vez? ¿Por qué no evitan esa corrupción sangrante que esquilma los recursos públicos y mantiene imputados a cerca de 1.000 cargos políticos de todos los partidos a lo largo y ancho del país? ¿O por qué no reducen sueldos, dietas, gastos de representación, asesores, fundaciones públicas, regalos y demás privilegios sin límite ni control? Pero más aún, si el Ayuntamiento de Vic es coherente con su propuesta xenófoba, imagino que también renunciaría a recibir todos aquellos impuestos indirectos, tasas y tributos generados por los inmigrantes sin papeles, así como todos los bienes producidos por su irregular trabajo. Pero qué curioso y llamativo es que nunca los partidos políticos hablen de estos temas, ¿verdad?

Políticos pirómanos que alimentan hogueras sociales

Las excusas mentirosas que estos días se han escuchado para limitar o dificultar el empadronamiento de inmigrantes en algunos ayuntamientos esconden que desde hace años, numerosos municipios y técnicos sociales vienen empadronando con la Ley en la mano en chabolas, infraviviendas, centros sociales, albergues e incluso bancos de la calle a personas que carecen de un domicilio o tienen dificultades para empadronarse donde realmente viven, para tratar de evitar con ello situaciones de marginación extremas y poder así proporcionar recursos básicos a población vulnerable. Claro que posiblemente, estos concejales de Vic que defienden impedir a sin papeles empadronarse y recluirlos a la clandestinidad social y ciudadana, estén mucho más satisfechos enviando estos días dinero a Haití, orgullosos de saber que hacen allí lo que en su localidad quieren impedir.

Abrir debates incendiarios como ha hecho el Ayuntamiento de Vic y sus partidos promotores tiene un enorme coste social, pero no están claros los beneficios de marginar a los inmigrantes, excluirlos y estigmatizarlos, y mucho menos de privarlos de atenciones médicas y educativas esenciales. Posiblemente con este disparate vergonzoso traten de ofrecerse a aquellos votantes a los que los mensajes racistas y ultraderechistas prenden con facilidad, como vemos en Europa. Por ello, es de esperar que, al menos, a los autores de tan gigantesca irresponsabilidad les genere un coste político y los electores, incluidos los inmigrantes que pronto votarán, castiguen a todos estos políticos pirómanos que no están a la altura de la sociedad al dedicarse a alimentar incendios, dejando con ello a un lado sus verdaderas obligaciones en época de crisis, que son ni más ni menos que generar empleo, tranquilidad y felicidad.

Carlos Gómez Gil, es Doctor en Sociología, Director del Observatorio Permanente de la Inmigración de la Universidad de Alicante y profesor de esta universidad ([email protected])