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Y ahora la «reforma» de las pensiones

Fuentes: Rebelión

En unos pocos meses los mercados (y la mayoría de los Gobiernos a su servicio) están desmantelando todas las conquistas sociales realizadas por los trabajadores a través de un siglo. Así que en unos pocos meses casi todos nos hemos hecho aún más proletarios. los mercados, (y sobre todo los mercados especulativos) poniendo por pretexto […]

En unos pocos meses los mercados (y la mayoría de los Gobiernos a su servicio) están desmantelando todas las conquistas sociales realizadas por los trabajadores a través de un siglo. Así que en unos pocos meses casi todos nos hemos hecho aún más proletarios.

los mercados, (y sobre todo los mercados especulativos) poniendo por pretexto la crisis económica (y otras) del otoño del 2008, producida precisamente por ellos, han hecho reclamaciones para superarla en dos sentidos:

Por un lado, reclamar ayudas abusivas para los generadores de la crisis (los mercados y entidades financieras) premiando así a los culpables de las crisis, en lugar de penalizarles, como sería lo idóneo. Y son ayudas de cantidades abusivas puesto que en solo dos años han llegado a sobrepasar los 12 billones de $. Y Aunque es cierto que algunas grandes entidades como… Lehman Brothers… y otras sucumbieron, otras muchas quedaron atrapadas en las garras de las mas poderosas; pero estas últimas nunca dejaron de crecer, e incluso, en muchos momentos, continuaron acelerando su crecimiento, como si nada hubiera sucedido. Podríamos casi decir que a algunas corporaciones la crisis les ha mejorado la salud.

Por otro lado también reclamaron penalizar aún más a las victimas de la crisis, que precisamente fueron depauperadas por estos culpables, sobre todo por parte de los especuladores inmobiliarios. Estas victimas invertían más del 70% de su presupuesto familiar en la hipoteca. Unas victimas caracterizadas por padecer un trabajo precario e inseguro, y la apabullante hipoteca a la cual dedicaban la mayor parte de su esfuerzo y de su tiempo. Pues bien, a estas alturas de 2010, estas victimas, después de más de dos años de crisis, ven atónitas paralizadas e impotentes como prácticamente todos los gobiernos de este mundo globalizado, vendidos y totalmente sumisos al mercado y a los intereses de las grandes corporaciones fabriles y financieras, les están presionando aún más mediante leyes y «reformas».

No hace demasiado las «reformas» significaban legislaciones y actuaciones en defensa del proletario, que favorecían en compensación al mas económicamente débil, (debilidad debida a los excesos de los mas fuertes).

Eran legislaciones y acciones como: reforma agraria, la cual significaba redistribuir las tierras dando de los que tienen en exceso a los que no tienen aunque eran los que las trabajaban; reforma fiscal, consistía en plantear una contribución mayor a los que más beneficios obtenían;… y así sucesivamente.

Pero, hoy en día, nos hemos encontrado de golpe que la palabra «reforma» significa exactamente lo contrario que antaño: Significa, legislaciones y actuaciones en defensa de los más fuertes, a partir de aún una mayor depauperación del mas económicamente débil, y todo, so pretexto de salvar a los mercados y de (¡oh!, palabra mágica) «crecer«. Crecer para crear puestos de trabajo, pero lo que se viene dando es que cuanto mas crecen y más se automatizan las grandes corporaciones más desempleo producen. Así, por ejemplo: «mientras en 1951 eran necesarias 145 horas de trabajo para la fabricación de un automóvil, en este primer decenio del siglo XXI solo son necesarias 12 horas. Es de suponer que éste elevado grado de eficiencia ha venido agudizando cada vez más el problema del paro. En cuanto a eficiencia de trabajo en el sector de comercio recuérdese que por cada empleo precario creado en las grandes superficies comerciales se pierden cinco empleos estables. Desempleos que se ha intentado paliar a base de aumentar el productivismo de forma forzada mediante acciones muy nocivas al medio y a la calidad de vida»i.

Veamos que tipo de reformas, desde el punto de vista de reformas «modernas» (de las que hoy en día se llevan):

Reforma de las cajas de ahorros, consiste en transformar estas instituciones financieras (borrando lo poquísimo que pudieran tener de social) mediante un tipo de privatización a ultranza en autenticas entidades bancarias priva-das, y ello en detrimento del trabajador pues se supone que (al menos teóricamente) él recibía de ellas ciertas ayudas o consideraciones sociales.

Reforma universitaria, la llamada ley Bolonia, la cual consiste en eliminar lo poco de enseñanza humanista que les quedaba a las universidades para convertirlas en autenticas escuelas de la rentabilidad monetaria a corto plazo, y en las que el 100% de su horas lectivas se dedique a que los alumnos aprendan técnicas para favorecer y acrecentar la rentabilidad de las Sociedades Anónimas, en lugar de favorecer a toda la sociedad y al desarrollo humano de toda su población. Además, debe de ser una universidad globalizada y estandarizada a nivel del todo el planeta. Una gran ayuda al pensamiento único, cuyo enfoque esta centrado en el crecimiento crematistico.

Reforma laboral. Allá por el año 1929 el presidente Roosevelt, tuvo un rayo de visión inteligente y pudo comprender que únicamente mediante una importante reforma laboral, que mejorara las condiciones del trabajador mediante un estado del bienestar y de unas leyes de protección del trabajador de tipo keynesiano (que dieran una mayor estabilidad a los puestos de trabajo) se podría salvar al capitalismo de su profunda crisis y del peligro de que los trabajadores se decantaran por el comunismo. La puesta en marcha de esta reforma salvó al capitalismo estadounidense de aquella profunda crisis.

Por contra, hoy a raíz de la crisis de 2008, tan profunda como la del 29, las fuerzas vivas y semiocultas del neoliberalismo (véase: FMI, BM, OMC, Club Hailderbeg, Los 20, La reserva Federal, el banco central Europeo, etc.), están emprendiendo para salvar al sistema, un proyecto de actuación socioeconómica diametralmente opuesto al que salvo de la crisis a EEUU en el referido año 1929. en lugar de una reforma laboral que dé estabilidad al trabajador (que en definitiva es el que produce los bienes y servicios) y de acentuar una reforma social, tal y como se hizo cuando se pudo salir de la crisis del 29, se está planteando una draconiana reforma de las pensiones.

Y la reforma de las pensiones consiste, esencialmente, en disminuirlas pretextando la crisis y el envejecimiento de la población. Pero lo que no se dice es que la perdida económica debida a este envejecimiento está, de sobra, compensado con el constante aumento económico debido al constante aumento de la eficiencia de las maquinas.

Para llevar a cabo esta reforma se contó con la activa participación del llamado grupo de los cien o FEDEA (Fundación de estudios de Economía Aplicada), un grupo constituido por 100 economistas expertos. Expertos para la privatización de todo lo privatizable (que ya es poco). La doctora en economía Miren Etxezarreta, autora del libro «Que pensiones, que futuro», en este sentido, nos comenta: «en los últimos tiempos los soberanos europeos han asumido completamente el discurso del capital privado». Y refiriéndose concretamente a la reforma de las pensiones, Etxezarreta prosigue: «porque el Fondo de las pensiones es un bocado muy suculento para el capital financiero»ii. En efecto, los fondos de pensiones en el mundo manejan 12,27 billones de €, el equivalente a 27% del PIB mundial, y el equivalente a 12 veces el producto interior bruto de Españaiii.

Por su parte Demetrio Martín cree que: «la huelga del 29 de sep-2010 ha tenido como consecuencia el que se postergue el debate de las pensiones hasta los primeros meses 2011, y que haya dejado de formar parte del los planes del gobierno el aumento de la jubilación desde los 65 a los 67 años de edad. Pero como contra partida, se reducirán las prestaciones a la Seguridad Social (S.S.), por parte de las empresas, por medio de subvenciones y bonificaciones, […] y se ampliará el periodo con el que se calcula la cuantía de la pensión que actualmente se mide con los 15 últimos años cotizados y que podrían ascender a 20 ó 23 años, menos que lo que propone FEDEA, que pide que las pensiones pasen a calcularse en base a lo cotizado durante toda la vida laboral de la persona trabajadoraiv«. Además, también nos indica Elorduy que esta probado que los sistemas privados de pensiones son mucho más vulnerables a las crisis financieras, y que concretamente el 95% de estos planes pierden dinero a largo plazo.

Resulta curioso que se pida una»hucha de pensiones» es decir un fondo privado de reserva a pagar exclusivamente por el trabajador (sin participación del estado ni de las Empresas) y una rigurosa vigilancia del presupuesto de las pensiones y no se pida lo mismo a la Casa Real o al Ejercito. No está justificada tanta preocupación por las pensione cuando sucede que el año 2009 la Seguridad Social en España tuvo un superávit de 8.000 millones de euros.

Es cierto, la S.S. goza de una buena salud, pero otra cosa es que existan pensiones de miseria como puedan ser las de viudedad. Pero la mayor miseria en S.S. la sufren dos grandes colectivos: los sin papeles que trabajan en trabajo sumergido y las ama de casa que realizan el trabajo reproductivo y de cuidados, cuya ayuda es igual a cero, y ello se suele justificar porque son trabajos que no contribuyen a la S.S. (los primeros) o que no producen PIB (los segundos). Pero estos dos colectivos si que generan riqueza, una riqueza real e imprescindible para la subsitencia del sistema. Como dice Yayo Herrero:

«Si intentáramos clasificar los trabajos en relación con su aportación a la calidad de vida, el orden de valoración social sería justamente el contrario. Irían primero la crianza, la produc­ción agro ecológica de alimentos, los trabajos dirigidos a la salud y la higiene…; en los últimos puestos quedarían seguramente los que realizan los ejecutivos de las bolsas financieras, los fabricantes de armas y los que promueven infraestructuras innecesarias. Podría­mos distinguir con propiedad entre trabajos ligados a la producción de la vida y trabajos que provocan su destrucción» v .

Julio García Camarero es autor del libro El decrecimiento feliz y el desarrollo humano (Ed. La Catarata 2010)

Notas:

i Julio garcía camarero, El decrecimiento feliz y el desarrollo humano . La Catarata, 2010, Pág. 86.

ii Pablo Elorduy, El asalto de los mercados de las pensiones , Diagonal, 11-24-nov-2010, Pág. 3.

iii Diagonal 11-24 nov-2010. Pág. 5

iv Pablo Elorduy Articulo citado, Diagonal, 11-24-nov-2010, Pág. 3.

v Yayo Herrero, «Decrecimiento y mujeres. Cuidar: Una practica politica anticapitalista y antipatriarcal». En: Carlos Taibo, Decrecimientos, sobre lo que hay que cambiar en la vida cotidiana, La Catarata, 2010, pag. 29.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.