Traducido del inglés para Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística, por Carlos Sanchis. Esta traducción es copyleft .
SI USTED quiere entender la política de un país, ¡ mire el mapa»! aconsejaba Napoleón. Lo que él quiso decir era: Los regímenes vienen y van, los gobernantes suben y caen, las ideologías florecen y se marchitan, pero la geografía permanece siempre. Es la geografía la que decide el interés básico de cada estado.
Vladimir Putin, el heredero de los Zares y los Comisarios, ha mirado el mapa. Lo ha mirado y ha descolgado el teléfono para invitar a los líderes de Hamas.
Hace cien años, toda la extensión desde la India a Turquía era un campo de batalla entre Rusia y la principal potencia occidental en ese momento, el imperio británico. Los aventureros, espías, diplomáticos y conspiradores de todas las estirpes transitaron el área. Esta contienda fue conocida como «El Gran Juego.»
Con el tiempo, los actores cambiaron. Los bolcheviques tomaron el lugar de los zares, el Imperio norteamericano sucedió al británico. Pero el Gran Juego siguió.
Cuando la Unión Soviética se derrumbó, parecía como si el juego se hubiera acabado. La influencia rusa desapareció de la región. El imperio soviético se disolvió, y lo que permanecía era demasiado débil, demasiado pobre, para tomar parte en el juego. No tenía fichas.
Y ahora, con un golpe, Putin lo ha cambiado todo. Invitar a Hamas a Moscú fue una estratagema de genialidad: no le costaba nada y volvió a poner a Rusia en el mapa del Oriente Próximo. Mientras el mundo entero todavía estaba perplejo y confundido por la victoria de Hamas, Putin usó el escalpelo afilado de la lógica impasible e hizo el primer movimiento de un nuevo juego.
De esta manera, el nuevo Zar de todas las Rusias se aprovechó de la debilidad de sus rivales. El mismo presidente Bush tiene una posición triste. Cuando todos los otros pretextos para su sangrienta aventura iraquí se habían esfumado en el aire, izó una nueva bandera: la democracia en Oriente Próximo. Impuso unas nuevas elecciones a los palestinos. ¡En estas elecciones, las más democráticas que podría imaginar, el ganador fue, ¡ ay!, Hamas.
¿Qué hacer? ¿Declarar que las elecciones democráticas sólo son buenas si arrojan el resultado que nosotros deseemos? ¿Boicotear a la autoridad Palestina, ahora la «Segunda Democracia en Oriente Próximo»? ¿ matar de hambre a los palestinos hasta que elijan al liderazgo «correcto»?
Bush podía, por supuesto, reconocer al gobierno electo de Hamas. ¿Pero cómo podría hacerlo? Después de todo, los Estados Unidos han puesto a Hamas en su lista de organizaciones terroristas, no sólo su ala militar, sino a todo el movimiento, incluso los jardines de infancia y las mezquitas. Ahora están cautivos del Choque de Civilizaciones, la batalla apocalíptica entre Occidente y el Islam.
Nada que hacer. Estados Unidos es un jugador ajedrez atrapado en una posición de tablas – incapaz de hacer cualquier movimiento en absoluto.
Europa está en una situación similar. Como un enfermo mental en una camisa de fuerza, no puede mover sus brazos. Ella misma se ha puesto la camisa. Bajo la presión estadounidense e israelí, puso a Hamas en su lista de terroristas, condenándose así a una total impotencia en la nueva situación.
Putin no se ríe con frecuencia. Pero ahora, quizás, puede permitirse una tenue sonrisa.
LOS PALESTINOS, también, están bastante desconcertados. En estas elecciones se sorprendieron, y, no menos, Hamas.
Dentro de Fatah, hay puntos de vista contradictorios sobre qué hacer. El pueblo palestino de buen corazón reclama claramente una amplia coalición que incluiría a todos los partidos para superar la crisis e impedir un boicot del mundo a la Autoridad Palestina. Pero el interés estrecho de partido de Fatah dice por otra parte: Obliguemos a Hamas a gobernar en solitario. Se romperá la cabeza, el mundo lo boicoteará. Después de un año o dos, el público palestino volverá o colocar a Fatah en el poder.
Esto es una política práctica, pero peligrosa. Durante el año o dos, el gobierno israelí ampliará los asentamientos, construirá cada vez más Muro, fijará las nuevas fronteras, se anexionará el valle del Jordán; el cielo es el límite. La reacción del público palestino puede ser bastante diferente de lo que la gente de Fatah imagina.
Hamas también está confundido. Sabe completamente bien que las elecciones fueron menos una revelación ideológica que un voto de protesta – más contra Fatah que a favor de Hamas. Ahora Hamas debe ganarse el corazón del pueblo palestino, y la gente quiere un final a la ocupación y la paz por fin.
Hamas no quiere al mundo para condenar al ostracismo a la Autoridad Palestina y matar de hambre a la población. Pero no puede cambiar su piel al día siguiente de su victoria. ¿Qué dirán los palestinos si declara de repente que está listo para reconocer el derecho de Israel a existir, se desarma y anula su carta constitucional? ¿Que le ha vendido su alma a Satanás para disfrutar los consuelos del poder? ¿Que es tan corrupto como Fatah?
Si Israel y EE.UU. quisieran llevar a Hamas hacia un camino de paz, facilitarían su ruta hacia el cambio deseado. Podrían encontrar mecanismos para la transferencia del dinero adeudado a los palestinos. Quedarían satisfechos con un anuncio de que el nuevo gobierno se basara en los Acuerdos de Oslo (qué incluye el reconocimiento de Israel) sin exigir que Hamas se humille en público. Podrían aceptar una Hudna (tregua) para el periodo de transición y acabar con toda acción violenta en ambos lados. Hamas puede ser desarmado incluyendo a sus combatientes en las fuerzas de seguridad oficiales. Y, por supuesto, y muy importante, podrían liberarse los prisioneros.
Pero el actual gobierno israelí no muestra interés por hacérselo fácil a Hamas. Y si el gobierno israelí no está interesado, ¿qué político estadounidense, a no ser que esté decidido al suicidio, puede decir lo contrario?
EN ISRAEL, la victoria de Hamas no ha dado lugar a aflicciones y lamentos. Al contrario. Los líderes israelíes apenas podrían parar de bailar en las calles.
Por fin, ha quedado completamente claro que «no hay nadie con quien hablar». Si Yasser Arafat no fue ningún compañero, y si Mahmoud Abbas no fue ningún compañero, Hamas es la madre de todos los no-compañeros. Nadie puede reprendernos por haber continuado con los «asesinatos selectivos», destruir la economía palestina, construir el Muro, separar el territorio de Cisjordania, cortar el Valle del Jordán y hacer por lo general cualquier cosa que nos apetezca. Y si, con la ayuda de Dios, el terrorismo palestino empieza de nuevo, podemos decir a todos: «¡ Ya lo decíamos!»
Pero en Israel, también, hay mucha confusión. Bajo presión estadounidense, Ehud Olmert fue obligado a transferir a los palestinos, por lo menos una vez, los ingresos que Israel ha recaudado. Fue atacado de inmediato por «rendirse» a Hamas. Incluso este pequeño acto de librar el dinero robado ha causado una tormenta política. Las elecciones israelíes, que deben tener lugar en 24 días, lanzan su sombra a todo.
Ahora llega el osado paso de Putin. Hace más fácil a la dirección de Hamas moderar su posición, si está lista para unirse al juego político. También lo hace más fácil para el gobierno de Israel; si el gobierno de Israel quiere el diálogo y la paz. Y, por encima de todo, está anunciando que Rusia regresa al Gran Juego.