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Y Fidel faltó a su funeral

Fuentes: Sodepaz

Fidel Castro reconoció más de una vez que hasta sus más estrechos colaboradores ni saben muchas veces hasta último momento si va a asistir a una cumbre iberoamericana o a tal o cual evento internacional, debido a las estrictas medidas que le impone su equipo de seguridad.Pero sin duda la cita del Comandante que desde […]


Fidel Castro reconoció más de una vez que hasta sus más estrechos colaboradores ni saben muchas veces hasta último momento si va a asistir a una cumbre iberoamericana o a tal o cual evento internacional, debido a las estrictas medidas que le impone su equipo de seguridad.
Pero sin duda la cita del Comandante que desde julio pasado provocó más expectativas, en uno y otro sentido, en un caso para que acudiera a ella con urgencia y en otro rogando para que no lo hiciera nunca, era… la de su propio funeral.

Porque desde el mismísimo momento en que Fidel Castro anunció de su puño y letra que debido a una compleja intervención quirúrgica, su responsabilidad de hombre de Estado le obligaba a delegar sus responsabilidades en sus hombres más cercanos y en las instituciones claves sobre las que se apoya el régimen, la gusanera de Miami (no confundir con el resto de cubanos que por una u otra razón ha salido del país), la Administración Bush y el resto de enemigos de la Revolución en el mundo de toda la vida empezaron a descorchar las botellas de champán. De la euforia y las risas pasaron a la sonrisa, luego a morderse las uñas y posteriormente a preocuparse al ver que ni el Comandante se moría ni el pueblo cubano se lanzaba a las calles para festejar a pesar de que no había mayor presencia policial ni ninguna del Ejército en todo el país.

Cuba estaba en calma, la gente comentaba el tema en las calles, pero la normalidad era absoluta.

¿Es que la población es indiferente? Claro que no lo es. Pero sabe también que por más importante que haya sido y sea Fidel para la Revolución, ésta es importante en sí misma, por lo que ha hecho, por las conquistas sociales que ha logrado su pueblo, como ninguno de su entorno, en educación, salud, en soberanía. Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional del Popular, decía en octubre pasado a este periodista que el cambio generacional ya se había producido en Cuba hacía tiempo y que la prueba es que la edad media de los 600 diputados que la componen es de 45 años. Otro tanto sucede en el actual gabinete. Hoy coexisten tres generaciones en el poder, la continuidad y a su vez la regeneración de ideas está asegurada.

¿Que todo el mundo es por eso feliz y se vive de maravilla? Pues claro que no. El propio régimen reconoce que gracias a haber superado el periodo especial, el actual crecimiento económico pese a la persistencia del bloqueo, se empiezan a acometer problemas crónicos muy retrasados como los de vivienda, transporte público y escasez de alimentos entre otros. Y la mano de Raúl también empieza a notarse, a la hora de exigir a los funcionarios menos burocracia y más eficacia del Estado frente a las necesidades cotidianas de los ciudadanos, algo que seguramente agradecerán todos.

http://sodepaz.es/index.php?option=com_content&task=view&id=7&Itemid=3