En los últimos días hemos sido testigos de otra masacre televisada cometida por el apartheid de Israel contra el pueblo originario palestino en Gaza, en la que ha habido más de 40 personas asesinadas, incluidos 15 niños, y cientos de personas heridas. La mayoría de nuestra gente de Gaza son refugiados de la Nakba de 1948, que sufrieron una limpieza étnica y fueron desposeídos por las milicias sionistas y más tarde por el Estado de Israel y su ejército, y que luchan continuamente por regresar a casa. Paralelamente, las facciones fascistas israelíes, apoyadas y protegidas por el régimen del apartheid, han invadido y profanado el recinto de la mezquita de Al-Aqsa.
Mientras lloramos a nuestros muertos, atendemos a nuestros heridos, tratamos de reconstruir nuestros hogares y resistimos la agresión y su sistema subyacente de opresión, necesitamos que la solidaridad internacional sea más intensa y significativa.
Esta vez la agresión mortal de Israel «no fue provocada», según admitió el propio Israel, por lo que carece de la habitual afirmación propagandística de actuar en «represalia» que los sesgados medios occidentales repiten debidamente como loros. Pero un régimen de colonialismo de asentamiento y apartheid nunca toma represalias; es por definición un acto continuo de violencia, agresión y opresión. El educador brasileño Paulo Freire afirma: “Una vez establecida la relación opresora, está instaurada la violencia. De ahí que en la historia la violencia está nunca haya sido iniciada por los oprimidos. …No habría oprimidos si no hubiera habido una violencia previa para establecer su subyugación”.
Es fundamental recordar que la última masacre de Israel tuvo lugar en el contexto del criminal asedio a Gaza, que cumple ya 15 años, más años de los que tienen la mayoría de las niñas y niños asesinados en las repetidas masacres de Israel desde 2008. El asedio priva a más de dos millones de palestinos, la mayoría de ellos niños, de necesidades básicas, como agua potable, trabajo, una energía eléctrica fiable, así como una vivienda, una atención médica y una educación adecuadas. A consecuencia de ello, la morbilidad, la mortalidad (especialmente la mortalidad infantil), el retraso en el crecimiento y las tasas de pobreza han aumentado considerablemente, lo que convierte en un infierno la vida de los y las gazíes. Varios expertos en derechos humanos condenan en bloqueo de Gaza por parte de Israel por ser un crimen contra la humanidad, mientras que algunos activistas y historiadores lo han denominado “genocidio gradual”.
Israel solo puede llevar a cabo sus continuas y mortales agresiones contra el pueblo palestino gracias al apoyo abierto de Estados Unidos, Reino Unido y otros gobiernos europeos y al apoyo indirecto de otros gobiernos que permanecen en silencio o, peor aún, tratan como si fueran moralemente equivalentes al opresor del apartheid y a sus víctimas oprimidas. Sus manos también están manchadas con la sangre de las niñas y niños palestinos.
Para colmo de males podemos ver la grotesca hipocresía y el doble rasero de Occidente si comparamos su apoyo activo al sistema de ocupación y opresión de Israel desde hace décadas con su oposición generalizada y las sanciones a Rusia debido a su invasión de Ucrania hace solo unos meses. Después de todo, el régimen de ocupación militar, el colonialismo de asentamiento y el apartheid de Israel desde hace décadas no solo es “hecho en Occidente”, sino que ese mismo Occidente profundamente colonial y racista lo arma, lo financia y lo protege de tener que rendir cuentas. El apoyo militar, diplomático y económico que Occidente ofrece al apartheid de Israel lo convierte en un auténtico socio en este crimen.
El fracaso total de la Corte Penal Internacional y de las Naciones Unidas, incluida la Asamblea General, a la hora de hacer que Israel asuma la responsabilidad de sus prolongados y continuos crímenes contra la humanidad los convierte también en culpables fundamentales de la reciente masacre de Israel en Gaza.
La naturaleza sistemática y prolongada de la opresión y agresión de Israel al pueblo palestino deja sin excusas a aquellos países del Sur Global que están normalizando o planean normalizar las relaciones con este régimen colonial de apartheid. Las corporaciones e instituciones que continúan haciendo negocios como siempre con el apartheid como este si fuera normal deben hacer frente a graves consecuencias. No hay excusas para los y las artistas, académicos, etc., que trabajan o quieren trabajar con el Israel del apartheid. Ese trabajo no es sino una forma de complicidad con crímenes de lesa humanidad.
Mientras seguimos resistiendo sobre el terreno, hacemos un llamado a todas las personas de todo el mundo que nos apoyan y trabajan a nuestro lado a que intensifiquen la movilización de solidaridad y tomen medidas eficaces para detener los crímenes de Israel con el objetivo de ayudarnos a acabar con todo su violento régimen de opresión.
Les pedimos que:
Denuncien la complicidad de los principales medios de comunicación
Muchos de los principales medios repiten las mentiras y estratagemas del apartheid israelí, e ignoran por completo los hechos. Vigile a sus medios, pida a los y las periodistas que respeten nuestros 7 puntos sobre principios éticos y profesionales del periodismo en la cobertura de la guerra de Israel en Gaza, proteste por los informes fraudulentos y ayúdenos a hacer que se escuchen las voces palestinas.
Presionen a sus gobiernos y a la ONU para que actúen:
- Condenando la continua agresión del Israel del apartheid,
- Imponiendo un embargo militar y de seguridad bidireccional a Israel
- Prohibiendo todo el comercio y la banca que se beneficien de sus negocios con los asentamientos ilegales de Israel
Y lo que es más urgente, el próximo mes empiezan las reuniones de la Asamblea General de la ONU y la sociedad civil palestina está reclamando que la ONU investigue urgentemente el crimen de Israel contra la humanidad que es el apartheid, incluso por medio de la reactivación de sus mecanismos contra el apartheid. Envíe demandas a su gobierno para que apoye estos llamados a que la ONU tome medidas concretas para desmantelar el apartheid israelí, tal como se hizo con Sudáfrica [véase aquí una carta modelo].
Construyan más poder popular intensificando las campañas de BDS
- Únase a las campañas de boicot y desinversión, o pónganlas en marcha, para hacer que las corporaciones e instituciones rindan cuentas por su complicidad con el régimen de opresión de Israel. Consulte aquí para obtener una lista de las principales campañas de BDS que se desarrollan en el mundo.