Recomiendo:
0

El presidente del Gobierno de Aragón, Marcelino Iglesias, comparó el objetivo de la base al de la Expo 2008

Zaragoza compite por una base estratégica de la OTAN

Fuentes: Diagonal

El ministro de Defensa, José Antonio Alonso, quiere que se instale en Zaragoza la futura base principal de vigilancia de la OTAN. El ministro ha viajado a París para buscar el apoyo de Francia, en dura batalla con Sigonella (Italia) y Polonia. El Sistema Aliado de Vigilancia del Terreno (Alliance Ground Surveillance, AGS) tiene un […]

El ministro de Defensa, José Antonio Alonso, quiere que se instale en Zaragoza la futura base principal de vigilancia de la OTAN. El ministro ha viajado a París para buscar el apoyo de Francia, en dura batalla con Sigonella (Italia) y Polonia. El Sistema Aliado de Vigilancia del Terreno (Alliance Ground Surveillance, AGS) tiene un coste estimado de 4.000 millones de euros e incluye aviones tripulados y no tripulados. A diferencia de los aviones AWACS, que facilitan el control aéreo, el programa AGS dirige sus ojos al suelo para dar a los jefes militares información terrestre, incluido el seguimiento de objetivos móviles.

El desarrollo del programa corresponde al Programa de Solución Industrial Transatlántica (TIPS), que incluye empresas norteamericanas y europeas (como EADS).

La polémica ve la luz en un momento clave para la OTAN, cuando está asumiendo mayores responsabilidades en la guerra de Afganistán. El contingente norteamericano tiende a disminuir y a ser sustituido por tropas de EE UU bajo el mando de la OTAN. El 10 de julio, días después de la primera noticia sobre la base y tras el ataque que causó la muerte de Jorge Arnaldo Hernández en Afganistán, el presidente Rodríguez Zapatero se reunió con el Secretario General de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, para mostrar el interés español en que Zaragoza se convierta en la base principal del sistema de vigilancia terrestre

Gracias a esa reunión, se ha sabido que es el Comité Militar de la Alianza el que está valorando en este momento las candidaturas existentes y que será el Consejo Atlántico, máximo órgano de la OTAN, quien tome la decisión. En la próxima cumbre en Riga (Letonia), en noviembre de este año, se hablará de este tema.

Igual que la Expo 2008

El presidente del Gobierno de Aragón, Marcelino Iglesias, comparó el objetivo de la base al de la Expo 2008: un proyecto que supuestamente también aportará imagen internacional y desarrollo a la ciudad. El alcalde de Zaragoza, Juan A. Belloch, se apresuraba a recordar los puestos de trabajo que se iban a crear y los avances en tecnologías de telecomunicaciones que podrían generarse. El PP, contento. El Partido Aragonés pedía concreción sobre los puestos de trabajo. Sólo Chunta Aragonesista e Izquierda Unida mostraban su rechazo al proyecto.

En la calle, la iniciativa no ha sido seguida con entusiasmo. Hay mucha ironía en las opiniones expresadas en los medios locales y desconfianza ante el hecho de que lleven a Zaragoza esta base ‘super mega fashion’ sin haberla pedido, tal como escribía un lector en un periódico gratuito. Sobre todo cuando en Aragón hay muchas reivindicaciones pendientes sobre infraestructuras.

Las organizaciones sociales, por su parte, tomaban una posición contraria por la colaboración que supone con el engranaje de control mundial que desarrolla la OTAN junto a EE UU.

La nueva base se integraría en una región, ya de por sí, altamente militarizada. Valdría recordar las 33.839 hectáreas del campo de maniobras de San Gregorio o que cerca del 40% del municipio de Zaragoza se destina a uso militar. Y todo eso sin olvidar la base aérea, que limita el desarrollo del aeropuerto civil; el Polígono de Tiro de las Bárdenas; la Academia General Militar; además de otros cuarteles, fábricas de armas, etc. El planteamiento gubernamental sobre la base resultaba todavía más chocante cuando Zapatero visitaba la tumba de Gandhi y lanzaba una de sus frases: «Un país en paz, un país para la paz».

Cuando Bono se llevó los helicópteros Tigre a su tierra, Albacete, todos los partidos políticos expresaron su descontento y lo consideraron un desprecio. Los que más ofendidos se sintieron son los que ahora más se alegran por la posibilidad de esta nueva base en Aragón y los beneficios que dicen que traerá consigo.

Sin embargo, las consecuencias distan de ser positivas para la región. La base traería graves deterioros del medio ambiente, además de peligros de accidente y convertiría la ciudad en un objetivo militar en caso de conflicto. El desmantelamiento de la base de EE UU (desde 1990 no hay presencia militar norteamericana) se compensaría con una iniciativa como ésta, que facilitaría hechos como los famosos vuelos de la CIA para el transporte ilegal de presos.

Sin embargo, puede crearse un consenso forzado, similar al de la Expo, logrado mediante la unanimidad mediática, sin concesión a la discrepancia social. Las palabras de Marcelino Iglesias van en esa línea, aunque por ahora no cuenta con el apoyo de todos los partidos ni de numerosas organizaciones.