Traducido por Manuel Talens
Revientadiscursos
Al principio me abucheaban durante mis conciertos. Me acuerdo de la primera vez, fue en 2001, tres días después del 11 de Noviembre, en el Hull Jazz Festival, una tarde que tocábamos con un lleno completo. Durante el descanso, un activista de Solidaridad con Palestina me pidió que anunciase un evento destinado a recaudar fondos para la «Ayuda médica a los palestinos». Como no quería meter la pata, me acerqué al promotor y le pregunté si podía mencionar el evento. Con su permiso confirmado me dejé ir entre dos temas. No habían transcurrido dos segundos cuando una revientadiscursos sionista me cortó: «¿Y para los judíos, qué?», gritó con una voz chirriante y ridícula. Me quedé perplejo. No lo esperaba. En 2001 yo era todavía muy ingenuo. Me di cuenta de que no debía responderle gritando, tenía un micrófono en mis manos y un potente sistema de sonido a mi disposición. Con suma calma, le repliqué. «¿Los judíos? La verdad es que no lo sé. Supongo que están todavía tomando sopa de pollo en cantidades industriales». La sala entera estalló en carcajadas. Fue una especie de desahogo cómico. La dama revientadiscursos se lo tomó por las malas, se puso de pie encolerizada, arrastró tras ella a su obediente marido y salió de allí llena de indignación. El público los observaba burlón mientras salían. Yo me sentí escandalizado conmigo mismo.
Al parecer aquél fue sólo el primer aviso. Durante los dos años siguientes los revientadiscursos sionistas continuaron viniendo a mis conciertos. Solían desgañitarse encolerizados mientras que yo les hacía frente con tranquilidad y cortesía. Aprendí a contar con el apoyo del sistema de sonido. Cuanto más gritaban más pausada era mi reacción. A veces me insultaban en hebreo. De nuevo, apaciblemente traducía sus obscenidades al inglés. «Eres un hijo de puta, un traidor, un montón de mierda, nazi, antisemita, ojalá hubieras muerto en el Holocausto, judenrat, etc.». Noche tras noche, los revientadiscursos terminaban abandonando la sala avergonzados y humillados. Mientras se iban yo le explicaba al público que esa clase de personas suelen ser las que están comprometidas en el criminal proyecto sionista. Llegó un momento en que los revientadiscursos admitieron la derrota, me dejaron tranquilo. Hace ya cuatro años que no he vuelto a ver a ninguno en mis conciertos.
Amenazas de muerte
No pasó mucho tiempo antes de que intentasen una nueva táctica para callarme. Esta vez fueron las amenazas de muerte. La muerte es algo muy grande en la cultura judía. Simone Weil la denominó la «destrucción del yo». Esta fascinación con la muerte puede explicar por qué los judíos en general, tanto de izquierdas como de derechas, están sucumbiendo a eso que podríamos llamar la religión del Holocausto.
Sin embargo, en cuanto empecé a publicar mis ideas, sobre mi buzón de correo electrónico empezó a abatirse un bombardeo de insultos y amenazas de muerte. Seguramente creyeron que el miedo a la muerte podría silenciarme. Naturalmente, lo que hicieron fue proyectar sus propios síntomas en mi persona. A partir de un cierto momento empecé a coleccionar los mensajes, a la espera de publicarlos algún día. Pensaba que constituían una visión muy distintiva del pensamiento poético sionista.
He alterado los nombres y las direcciones de correo electrónico, pero todos estos mensajes son auténticos y los tengo guardados en una carpeta.
Por ejemplo, a Joel Goldtown yo le caía muy mal, pero fue lo bastante amable como para desearme un buen día:
De: [email protected]
A: [email protected]
Enviado: lunes, 11 de julio de 2005 a las 9:11 p.m.
Asunto: Creo que eres un asqueroso bastardo sin madre. Que tengas un buen día.
Brad fue ligeramente más hostil:
De: «Brad Quickie» <[email protected]>
A: <[email protected]>
Enviado: martes, 2 de diciembre de 2003 a las 2:09 PM
Asunto: Hola«Hola. ¿De verdad escribiste ese artículo antisionista?
Ojalá hubieras muerto en un ataque terrorista en Israel. Te lo mereces, eres un cerdo, condenado y jodido montón de mierda. Fueron los judíos como tú quienes ayudaron a los nazis.
En serio. Que te jodan. Ve a chuparles la polla a algunos miembros de Hamás, jodido y asqueroso montón de mierda.»
He de mencionar que este correo electrónico me lo enviaron en 2003, tres años antes de que Hamás fuera democráticamente elegido por la mayoría del pueblo palestino. Aparentemente Brad tenía un don profético, ya que me sugirió que chupara a las personas correctas.
El 21 de febrero de 2005, a las 5:57 p.m., Cjraeli consideró nuevas posibilidades de turismo sionista.
De: [email protected]
A: [email protected]
Enviado: lunes, 21 de febrero de 2005 a las 5:57 p.m.
Asunto: (ninguno)«Si alguna vez voy a la querida Inglaterra procuraré encontrarte… y ése va a ser tu último día»
Cuatro minutos después, a las 6:01 p.m., no pudo contenerse. Acababa de decidirlo: iba a comprar los pasajes:
De: [email protected]
A: [email protected]
Enviado: lunes, 21 de febrero de 2005 a las 6:01 p.m.
Asunto: (ninguno)«¿Sabes, cerdo? Hoy voy a comprar los pasajes… hasta pronto»
Supongo que Cjraeli todavía anda dando vueltas por el Reino Unido. Hace ya dos años de aquello, seguramente está a la espera de establecer esa cita entre mi persona y el creador.
Arik Eyesore, de Israel, me prometió que eso sucedería después de uno de mis conciertos. Agradecí que fuese al final del día; la verdad es que no me gustaría morir antes de un concierto.
arik eyesore <[email protected]>
A: <[email protected]>
Enviado: miércoles, 22 de enero de 2003 a las 2:39 p.m.
Asunto: GiladPor gente como tú tuvimos que sufrir la SHOA.
Probablemente tu mamá y tu papá se avergüenzan de ti.
ME ALEGRO DE QUE ESTÉS AHÍ Y NO AQUÍ, ASÍ LOS INGLESES, LOS EUROPEOS Y TUS
PLAESTINOS MARICONES TENDRÁN QUE SUFRIR TU APESTOSO CEREBRO Y TU CARA FEA.
¡¡¡YO Y MIS AMIGOS TE PROMETEMOS UNA SORPRESA DESPUÉS DE UNO DE TUS CONCIERTOS!!!
¡¡¡Y VETE A TOMAR POR CULO!!!
Moshe Rabin hizo una incursión bíblica en el asunto. En 2003 me deseó la muerte o el desastre en 5 días.
De: Moses Rabin
A: [email protected]
Enviado: miércoles, 22 de enero de 2003 a las 8:47 a.m.
Asunto: DeseoHola,
Te deseo con todo mi corazón que en los próximos 5 días te pase algo terrible.
Adiós.
Saludos, Moishe R
Al parecer todavía estoy aquí. La verdad es que la maldición de Rabin no funcionó. Quién sabe si Arik vino a uno de mis conciertos y se enamoró de la música. Es comprensible, al cabo de tantos años, incluso yo aprendí a que me gustase mi música.
Por muy raro que parezca, ya no recibo amenazas de muerte. Ni una sola durante más de dos años. Sé que eso no quiere decir que viviré para siempre. No quiere decir ni siquiera que mis hermanos vayan a dejarme morir de manera natural. Sólo quiere decir que los agentes sionistas se dieron cuenta de que la táctica era inútil, por lo menos en mi caso. En el momento álgido de la temporada de amenazas de muerte solía recibir unas 20 al día, llegué a creer que todos los judíos estaban contra mí. En cuanto pararon las amenazas me di cuenta de que lo más probable fuese que aquellos correos electrónicos no habían sido otra cosa que una campaña organizada por algún grupo sionista. A decir verdad, hoy en día mis escritos circulan mucho más que entonces. Algunos de ellos alcanzan la cifra de entre 4 y 7 millones de lectores y, sin embargo, no recibo más mensajes amenazadores. ¿Quiere eso decir que me aceptan? ¿Que coinciden conmigo? No lo creo de ninguna manera.
Los criptosionistas
En su desesperación, los agentes sionistas no tuvieron otra alternativa que tratar de movilizar contra mí al movimiento de Solidaridad con Palestina. La única manera que encontraron para hacerlo fue reclutar a sus hermanos tribales dentro del movimiento.
A primera vista, este paso parecía una decisión muy calculada. Los agentes sionistas podían ver sin duda alguna que yo me abstengo deliberadamente de colaborar con las células sectarias judías, con connotaciones raciales y tribales muy evidentes, que existen en el movimiento. A pesar de que los grupo «Judíos Contra el Sionismo» (JAZ, en inglés) y «Judíos por la Justicia para los palestinos» (JfJfP, en inglés) me contactaron al principio, los descarté categóricamente, a ellos y a su enfoque. Mi posición en contra de cualquier forma de actividad exclusivista judía estaba más que clara. Yo creía que puesto que la lucha por la justicia en Palestina es una llamada humanista general, no había necesidad alguna de luchar desde el interior de un grupo con connotaciones tribales o raciales. Además, si el sionismo se equivoca precisamente por ser una filosofía racialmente orientada, no tenía sentido contrarrestarlo con otra ideología racialmente orientada (Judíos por esto o Judíos por aquello). La izquierda judía en Gran Bretaña estaba ya un poco demolida a causa de mi intento de exponerlos bajo dicha luz. Incluso si más de unos cuantos de entre ellos se dieron cuenta de que había más de una brizna de verdad en mis críticas, muy pocos decidieron unirse a la guerra sionista contra mí.
En realidad, quienes dirigían la lucha sionista contra mí en nombre de Marx y Moisés eran muy poco elocuentes. Es una lucha que no pueden ganar, ni en un millón de años.
Su táctica era algo frívola, simplemente tomaron una cita mía aislada: «Debemos empezar a tomarnos en serio la acusación de que los judíos están tratando de controlar el mundo». Estaban convencidos de que con esa simple cita podían tumbarme. Es obvio que se equivocaron. Fracasaron miserablemente. ¿Por qué fracasaron? Porque al parecer los lectores no tribales que decidieron verificar mi texto original [1] terminaron respaldar mis opiniones. En éste me refería específicamente a los neocons sionistas del gobierno de Bush, incluso añadí sus nombres y había muchos. Con el tiempo, algunos universitarios muy respetados, como el profesor James Petras («La tiranía de Israel sobre Estados Unidos» [1a]), compartieron el deseo de sacar a la luz una observación tan obvia. Poco después de que Petras lanzara su ataque, John Mearsheimer y Stephen Walt publicaron su informe académico sobre el grupo de presión israelí en USA, el denominada lobby judío. En la actualidad, cualquiera que participe en el discurso palestinoisraelí comprende que «debemos empezar a tomar la acusación» muy en serio.
Dado que eran activistas étnicos judíos imbuidos del discurso judío, los agentes criptosionistas reclutados no podían comunicar su mensaje al público general. Cuanto más fuerte gritaban, más solos se quedaban. La razón era sencilla: mis opiniones se estaban convirtiendo en observaciones generales. A pesar de que los palestinos luchan contra Israel, Israel es sólo un nombre en clave que define a un «Estado sólo para judíos». Por muy triste que sea, Israel, el estado racialmente orientado, está sostenido por algunos grupos de presión muy influyentes en todo el mundo, que han logrado transformar a Gran Bretaña y a USA en una fuerza de defensa israelí que lucha contra los últimos focos de la resistencia musulmana y árabe. Israel es el único país de este planeta que se beneficia de la guerra despiadada en Iraq. Cualquier activista propalestino o contra la guerra del mundo lo sabe.
En dos años de amarga lucha, los caballos de Troya que se habían infiltrado en la campaña de solidaridad palestina británica se han las arreglado para marginarse a sí mismos hasta el punto de una total humillación. Hace dos semanas trataron de aprobar una moción en el PSC AGM (Campaña de Solidaridad Palestina) que hubiera definido el sionismo y determinado qué grupos y personas individuales eran «antisemitas», para así romper oficialmente cualquier lazo con ellos. Fueron derrotados por un abrumador 95%. Básicamente cada activista propalestino votó en su contra y en contra de lo que representan. Tuvieron que renunciar.
Los sionistas colaboran con el mal
Una vez que los criptosionistas fueron reducidos a polvo, los sionistas propiamente dichos se han quedado solos contra mí.
Siguiendo a Lenni Brenner, que estableció sin lugar a dudas que los sionistas tienden a colaborar con el Mal, me encantó descubrir que tan pronto como fui considerado el «Mal» oficial empezaron a trabajar a mi servicio difundiendo mi mensaje y mis ideas.
Como no fueron capaces de sacar las conclusiones que se imponían tras la vergonzosa derrota de sus hermanos tribales dentro del movimiento de solidaridad con Palestina, los agentes sionistas decidieron tratar de hacer camino reciclando la misma cita anterior. Con los ojos en blanco argumentaron: «Dice Gilad que si se considera la actividad del lobby judío en USA, las dudas con respecto a la autenticidad de Los Protocolos de los Sabios de Sión son irrelevantes». Esperaban ganar ese debate, pero al parecer sólo podían perder. La razón es simple: con el Comité Judío Usamericano (AJC, en inglés) alentando públicamente una guerra contra Irán [2] a nadie le importa un bledo si los Protocolos fueron una falsificación zarista o no. En pocas palabras, los sionistas terminaron por culparme de haber dicho la verdad. Al igual que sus hermanos marxistas, terminaron en una situación sin salida.
Hasta ahora, los sionistas han sido cualquier cosa menos sofisticados, por lo menos en mi caso. Aunque han salido derrotados en cada una de las luchas que iniciaron contra mí, pensaron que valía la pena probar suerte en el frente internacional. La semana pasada di una conferencia en Suecia, organizada en parte por el Partido Socialdemócrata. Los agentes sionistas de los medios suecos pensaban que tenían ante sí una oportunidad de oro para hacer añicos al «establishment político antisionista sueco». «La izquierda sueca se está acostando con antisemitas», dijeron dos periódicos. De hecho, se las arreglaron para reciclar su acostumbrada mugre en dos periódicos muy importantes. Sin embargo, dos días después, esos dos mismos periódicos terminaron por publicar mi larga y detallada réplica. Mientras que en la conferencia pude hablar con 150 personas más o menos familiarizadas con el asunto e incluso con mis ideas, gracias a mis nuevos partidarios sionistas suecos he podido comunicarme con 600.000 suecos que estaban probablemente mal informados sobre el tema palestinoisraelí.
Lo ocurrido en Suecia no me sorprende, ha sido una repetición de algo similar que tuvo lugar en el Guardian justo antes de última Navidad [3]. En el Guardian fue el agente sionista David Hirsh, de Engage [4], quien me abrió la puerta quien, hablando en plata, se la cerró. En estos momentos los agentes sionistas no hacen más que abrirnos puertas a mí y a mis ideas. No sé cómo agradecerles a mis nuevos «aliados» el apoyo mundial que me prestan. Nunca habría llegado tan lejos sin ellos. Hay un viejo refrán judío que dice: «Toda causa justa la defienden los demás». No sé si soy justo, pero sí que por el momento son los sionistas quienes divulgan mis ideas. En las artes marciales uno aprende a no utilizar su propia fuerza, sino el peso del adversario para vencerlo. Eso es lo que estoy haciendo y doy fe de nuestro enemigo es lento y pesado.
Notas
[1] http://www.gilad.co.uk/html files/onanti.html
[1a] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=26238
[2] http://www.ajc.org/site/apps/nl/content3.asp?c=ijITI2PHKoG&b=839399&ct=1749231
[3] http://commentisfree.guardian.co.uk/gilad_atzmon/2006/12/gilad_atzmon_responds_to_david.html
[4] http://www.engageonline.org.uk/home/
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Fuente en inglés: http://peacepalestine.blogspot.com/2007/03/gilad-atzmon-ziotacticus-autisticus.html
Esta traducción en Cubadebate: http://www.cubadebate.cu/index.php?tpl=design/opiniones.tpl.html&newsid_obj_id=8743
Esta traducción en Tlaxcala: http://www.tlaxcala.es/pp.asp?reference=2310&lg=es
El jazzman, escritor y activista ex judío Gilad Atzmon nació en Israel, pero eligió el exilio en Gran Bretaña para defender la causa del pueblo palestino desde una posición humanista universal.
El novelista y traductor español Manuel Talens es miembro de Cubadebate, Rebelión y Tlaxcala.