Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
La decisión de enjuiciar a 12 árabes israelíes por lo que los medios locales han descrito como el «linchamiento» de un soldado israelí en un autobús, poco después de que matara a tiros al conductor y a tres pasajeros ha sido recibida con indignación por la minoría árabe del país.
Se espera que los habitantes de Shefa’amr, una de las mayores ciudades árabes en la región de Galilea, lugar del ataque, realicen hoy una huelga de un día en protesta contra los enjuiciamientos. Siete de los 12 enfrentan acusaciones de intento de asesinato.
Jafar Farah, jefe de Mossawa, un grupo de presión política árabe, dijo que los procesamientos, que vienen después de varios cambios de opinión de fiscales estatales, reflejan «el clima político actualmente endurecido» contra la minoría árabe, un quinto de la población del país.
Un gobierno derechista, establecido este año, incluye al partido de Avigdor Lieberman, abiertamente hostil a los árabes.
La indignación por los procesamientos ha sido complicada por una decisión tomada por el servicio de fiscalía hace unos pocos días de cerrar formalmente una investigación de la posible ayuda que el soldado, Eden Natan Zada, habría recibido de grupos extremistas judíos.
Nakad Nakad, miembro de un comité público de Shefa’amr establecido después del ataque de Zada, dijo que la fiscalía había «decidido en este caso que la víctima es el culpable.»
Zada, que tenía 19 años, realizó su ataque en agosto de 2005, en lo que fue considerado generalmente como un intento de frustrar la retirada por el gobierno de colonos de Gaza, que debía tener lugar unos días después. Zada era miembro de Tapuah, un asentamiento religioso extremista en Cisjordania.
Tomó un autobús a Shefa’amr con su rifle M-16 del ejército y una mochila llena de munición. Según testigos, al detenerse el autobús, disparó al conductor y acribilló a balazos el resto del autobús, matando a tres pasajeros e hiriendo a 22.
Zada fue sometido después que una pasajera agarró el rifle mientras trataba de recargarlo.
La policía llegó poco después y esposó a Zada mientras los residentes rodeaban el autobús. Según el testimonio policial, se desarrolló un tenso enfrentamiento antes de que un grupo atacara el bus y golpeara a Zada hasta matarlo.
El incidente tuvo un fuerte contenido político desde el comienzo.
Los primeros informes en la televisión israelí mostraron una leyenda bajo la foto de Zada que decía «Dios bendiga su alma» – usualmente reservada para víctimas judías de ataques terroristas palestinos.
A las dos docenas de víctimas de Zada, todas árabes, así como a sus familias, se les negó toda compensación estatal después de que un panel ministerial dictaminó que un soldado en servicio no puede ser considerado como terrorista.
La minoría árabe de Israel se indignó aún más porque las investigaciones policiales se concentraron casi exclusivamente en las circunstancias de la muerte de Zada.
Maher Talhami, abogado de tres de los sospechosos en Shefa’amr, dijo que la policía había recomendado que investigaciones paralelas de las conexiones de Zada con Kach, un grupo oficialmente prohibido pero abiertamente apoyado por colonos extremistas, fueran cerradas después de sólo cuatro meses.
Kach exige la expulsión violenta de todos los árabes de Israel y de los territorios ocupados.
«Las autoridades quieren que Zada sea considerado como si fuera un demente solitario, pero la investigación que hemos realizado sugiere que formaba de una organización terrorista judía más grande que opera libremente a pesar de estar fuera de la ley. Parece que el ataque fue organizado y planificado.»
Otra abogada, familiarizada con el caso pero que no quiso ser identificada, dijo: «La política juega un papel mucho más importante en los procesamientos que los aspectos legales.» Dijo que la conducta de la fiscalía en el caso había sido extremadamente anómala e inconsecuente.
Tardó 10 meses en acusar a los primeros sospechosos, que fueron puestos en arresto domiciliario. Un año después, después de ver evidencia secreta de la policía, un juez dictaminó que era poco probable que los sospechosos fueran acusados algún día y levantó las restricciones que los afectaban.
El dinero de su fianza fue devuelto en abril de 2008, a pesar de una protesta policial. Dos meses después, la fiscalía cambió de opinión y anunció que todos los 12 serían acusados de ataque violento.
El domingo se impusieron severas acusaciones de intento de asesinato contra siete de ellos, y el resto fue acusado de atacar a agentes de la policía. Una condena por intento de asesinato conlleva una condena máxima de 20 años de cárcel.
El señor Talhami dijo que aunque no condona que la gente tome la ley en sus propias manos, es importante que se señale que la política oficial israelí es que no se muestre piedad hacia los que cometen ataques terroristas.
«Los ciudadanos árabes y judíos miran la misma televisión israelí y vemos que el Estado honora regularmente a civiles y policías por matar inescrupulosamente a terroristas, incluso cuando ‘confirman la muerte’ de alguien que ya está herido y que no representa amenaza alguna.»
Se refirió específicamente al caso de un palestino herido que fue muerto a tiros por un policía israelí en Dimona en febrero del año pasado mientras se desangraba en el suelo después del fracaso de un ataque suicida. «Ni siquiera hubo una investigación en ese caso, para no hablar de una protesta,» dijo.
Varios analistas han destacado también que la fe de la población árabe de Israel en el sistema de justicia ha sido severamente afectada, particularmente porque no se procesó a ninguno de los policías israelíes que mataron a tiros a 13 ciudadanos árabes desarmados durante manifestaciones en octubre de 2000.
Legisladores árabes de todos los partidos en la Knéset [parlamento israelí] denunciaron los procesamientos.
Jamal Zahalka del partido Tajamu dijo: «Exigimos, y seguimos exigiendo, una comisión objetiva de investigación para que revele quién estaba detrás de Zada, quién le ayudó y quién autorizó su pogromo en
Shefa’amr.»
La elección por Zada de un vecindario druso en Shefa’amr para realizar su ataque sugiere una falta de familiaridad con la localidad y su política.
La población de Shefa’amr es mixta entre musulmanes, cristianos y drusos, y esta última comunidad sirve en el ejército y es considerada «leal» por la mayoría de los judíos israelíes.
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Jonathan Cook es escritor y periodista. Vive en Nazaret, Israel. Sus libros más recientes son «Israel and the Clash of Civilisations: Iraq, Iran and the Plan to Remake the Middle East» (Pluto Press) y «Disappearing Palestine: Israel’s Experiments in Human Despair» (Zed Books). Su página en Internet es: www.jkcook.net.
Una versión de este artículo apareció originalmente en The National (www.thenational.ae), publicado en Abu Dhabi.