El castigo a Gaza no empezó el pasado 7 de octubre. Un contundente informe de la Unctad publicado esta mañana recuerda que «desde que comenzaron las restricciones y los cierres, Gaza ha experimentado 16 años de retroceso en el desarrollo y supresión del potencial humano y del derecho al desarrollo».
La Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (Unctad, por sus siglas en inglés) ha publicado esta mañana su informe anual sobre la «Evolución de la economía del Territorio Palestino Ocupado». Las cifras sobre Gaza resultan demoledoras y ponen una base material sobre la que hablar del régimen de bloqueo y apartheid al que Israel somete a este territorio. El bombardeo empezó hace 18 días, pero la condena para los palestinos viene de lejos.
Resulta especialmente esclarecedora la tabla en la que se compara la situación de 2022 con la de 2006. En estos años, la población de Gaza ha crecido un 61% y ha pasado de 1,3 millones a 2,1 millones; el PIB real per cápita ha descendido de 1.994 dólares a 1.257 dólares, la tasa de desempleo ha escalado del 34,8% al 45,3% y la tasa de pobreza se ha disparado del 39% de 2007 al 65% del año pasado
Hay más indicadores que dan cuenta del profundo retroceso que han sufrido los gazatíes en dos décadas. Su participación en el PIB palestino ha pasado del 31,1% al 17,4%, y ha pasado de recibir el 9,5% de inversión –respecto a dicho PIB palestino– a captar solo el 1,9%. La población activa ha aumentado en estos años en 300.000 personas, pero la mitad de ellas –146.000– engrosan las filas del paro.
Operaciones militares y asedio permanente
El informe de la ONU no se anda con paños calientes. Recuerda que el FMI estudió el efecto de las operaciones militares de 2008-2009 y de 2014 –redujeron el capital nacional de Gaza en un 60% y en un 85%, respectivamente– y recuerda que «desde junio de 2007, Gaza ha estado sometida a un cierre por tierra, mar y aire, y a varias operaciones militares», algo que «puso en marcha un círculo vicioso de destrucción y reconstrucción insuficiente».
De hecho, los autores del informe recuerdan que «en el momento de la creación de la Autoridad Palestina en 1994, el nivel de vida en Gaza era aproximadamente igual que en la Ribera Occidental» (Cisjordania) y sentencian: «La economía de Gaza ha sufrido una importante distorsión estructural debido a las restricciones a la circulación, el acceso limitado a insumos importados, la destrucción de la base productiva y el aislamiento semiautárquico de los mercados nacionales y mundiales».
La tasa de dependencia hoy día es de 1:6. Es decir, una persona que percibe un ingreso mantiene, de media, a seis personas, lo que significa que «un pequeño descenso de los ingresos implica más pobreza». El 80% de los gazatíes, además, depende directamente de la ayuda internacional.
Colapso económico y desarrollo inverso
El informe de la UNCTAD es también un compendio de hechos y argumentos para confrontar a quienes presentan la acción de las milicias palestinas del 7 de octubre como un ataque más o menos gratuito y la respuesta de Israel, una mera acción de autodefensa. Leyendo las conclusiones del informe, quizá quepa pensar que la fórmula es la inversa.
La primera conclusión habla por sí sola: «El cierre de fronteras y las repetidas operaciones militares han puesto en marcha un círculo vicioso de colapso económico e institucional que ha convertido a Gaza en un caso de ‘desarrollo inverso’ cuyos efectos no se limitan al corto plazo». Hay más: «Los efectos indirectos y a lago plazo repercutirán en las generaciones futuras; por ejemplo, contar con una sanidad y una educación deficientes y unas tasas de desempleo persistentemente elevadas tendrá consecuencias duraderas sobre el nivel de vida y la formación de capital humano en Gaza».
La condena es a largo plazo, y no es nueva: «Desde que comenzaron las restricciones y los cierres, Gaza ha experimentado 16 años de retroceso en el desarrollo y supresión del potencial humano y del derecho al desarrollo».
La ONU tiene muy claras, además, las responsabilidades: «Los palestinos son capaces de generar un crecimiento autosostenido si se les permite producir y comerciar normalmente con el resto del mundo, pero no se puede cuando se aplican restricciones y cierres aéreos, terrestres y marítimos y cuando periódicamente se destruyen las infraestructuras y los bienes privados».
Fuente: https://www.naiz.eus/es/info/noticia/20231025/un-27-menos-de-renta-y-un-67-mas-de-pobreza