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Israel avanza un paso más hacia la judaización de Jerusalén

Fuentes: al-monitor.com

Traducción del inglés para Rebelión de Carlos Riba García

Una escuadrilla de aviones de combate de la fuerza aérea israelí vuela sobre la cúpula de la Roca en la Ciudad Antigua de Jerusalén  

El pasado 8 de febrero, el ministerio palestino de Turismo y Antigüedades condenó la aprobación, por parte del gobierno de Israel, de la construcción de un teleférico en la Ciudad Antigua de Jerusalén. El ministerio considera que este proyecto de colonización y judaización tiene el propósito de extender la soberanía israelí a la totalidad de Jerusalén, y modificar el escenario y el paisaje árabe de la ciudad. Señala que la «introducción de un elemento modernista en el cielo jerosolimitano dañará enormemente el valor internacional y la autenticidad de la ciudad, ya que no encaja con el aspecto propio de su antigua idiosincrasia religiosa y cultural 

Además, señala que el teleférico proyectado «pasará cerca de la muralla de Jerusalén en Silwan, al-Tur y las inmediaciones de la puerta de los Leones», lo que implica la construcción de estaciones en la Ciudad Antigua y «la interconexión de varios proyectos de colonización y judaización en Jerusalén oriental». 

El 30 de enero, el ministerio de Asuntos Exteriores y Expatriados de Palestina denunció el proyecto, expresando que Israel esta haciendo todo lo posible para judaizar Jerusalén oriental y modificar su statu quo legal e histórico. Más del 80 por ciento del recorrido del teleférico estará en Jerusalén oriental. El texto de la condena subraya que el proyecto es una violación del derecho internacional y pone en entredicho las resoluciones de la UNESCO sobre patrimonio cultural. El ministerio de Asuntos Exteriores exige que la UNESCO se involucre en una acción para impedir la ejecución de este proyecto de colonización. 

El 29 de enero, la Comisión Nacional de Infraestructura de Israel aprobó un plan para la construcción de un teleférico que conecte el Monte de los Olivos, en Jerusalén occidental, con la plaza Al-Buraq, en Jerusalén oriental y especificó un lapso de 60 días para formalizar objeciones, ya sean del público o de instituciones. El proyecto, que se propone transportar 3.000 pasajeros por hora en la hora pico tiene asignado un presupuesto de cerca de 55 millones de dólares. 

El 29 de enero, Haarets informó de que el plan se lleva adelante para solucionar la congestión del tránsito en la Ciudad Antigua, especialmente en la zona de la plaza Al-Buraq. Algunos partidos israelíes, particularmente los que cuestionan su rentabilidad económica, están contra el proyecto porque deteriorará el paisaje de la Ciudad Antigua. El 15 de septiembre de 2018, la organización no gubernamental israelí Emek Shaveh, que trabaja en la defensa de los sitios del patrimonio cultural, criticó el proyecto en un tweet después de que este fuera presentado a la Comisión Nacional de Infraestructura para su aprobación: «Jerusalén no es Disneylandia, y su tesoro paisajístico y su legado no son negociables». 

En diálogo con Al-Monitor, Saleh Tawafsha, director general del departamento de Protección de Antigüedades del ministerio de Turismo, condenó la aprobación del proyecto por parte del gobierno de Israel y señaló que sus objetivos no son turísticos, como asegura Israel, sino políticos. Manifestó que el teleférico destruirá totalmente sitios arqueológicos e históricos de la ciudad y hace hincapié en que -desde el comienzo de la ocupación en 1967- Israel ha estado haciendo todo lo posible para judaizar Jerusalén y borrar su tradicional perfil árabe. 

Dijo que en 1982 la Ciudad Antigua de Jerusalén y sus murallas han sido incluidas en la lista de sitios del Patrimonio Mundial en Peligro de la UNESCO y que no debe implementarse proyecto alguno que altere el paisaje de la ciudad. Además subrayó que Israel viene insistiendo desde hace años en la aprobación del proyecto. Recordó que en su resolución de mayo de 2015, la UNESCO condenó el consentimiento preliminar de Israel para la construcción de un teleférico en Jerusalén oriental y que en su resolución de mayo de 2017 estableció que Israel es una potencia ocupante en la ciudad de Jerusalén. Tawafsha expresó que cualquier medida o proyecto que se considere que altera el statu quo de la ciudad carece de fundamento. 

«En el marco de las convenciones internacionales, los estados ocupantes tienen prohibido tomar cualquier medida que pueda modificar el carácter del país ocupado. Este proyecto dañará el paisaje de la histórica y antigua ciudad», agregó. 

Explicó además que el ministerio no presentará objeción alguna al gobierno de Israel porque de ese modo reconocería su derecho a poner en marcha proyectos en Jerusalén y porque lo considera un país ocupante. Añadió que en lugar de eso recurrirán a algunas instituciones internacionales y solicitarán que esos organismos, encabezados por la UNESCO, actúen urgentemente para detener el proyecto antes de que Israel se embarque en su ejecución. «Estamos organizando una gran campaña mediática de oposición al proyecto. No ahorramos esfuerzo alguno para salvaguardar nuestra sociedad y nuestro legado», indicó. 

El coordinador del dossier sobre el patrimonio mundial en el ministerio palestino de Turismo y Antigüedades, Ahmad al-Rajoub, dijo a Al-Monitor que el teleférico se movería sobre las edificaciones palestinas, lo que significa que algunas deberían ser demolidas y que más tierra palestina sería confiscada, dado que el cable proyectado exige la construcción de 15 pilares de hormigón armado de 26 metros de altura. Además, debe tenerse en cuenta la polución y las molestias causadas a numerosas familias palestinas cuya intimidad sería violada como consecuencia de este proyecto. 

Destacó que el proyecto tendrá importantes consecuencias en varios niveles: el estético, el histórico, el económico, el social y el político, y desfigurará el paisaje cultural y la visión de una antigua civilización, que sentará un peligroso precedente, dado que no hay sitio alguno en el mundo en el que un teleférico haga su recorrido sobre una ciudad histórica. Agregó que es posible que algunos edificios resulten dañados por las vibraciones del teleférico. 

Rajoub consideró que el proyecto es un intento israelí de dar la impresión -a los turistas- de que Jerusalén es una ciudad judía ya que no les anima a que recorran lo barrios árabes andando, lo que tendrá un impacto en la economía palestina. Dijo, además, que «el proyecto tiene el objetivo de cambiar los itinerarios turísticos, particularmente los de Jerusalén, orientándolos hacia su propio territorio y eludiendo los barrios árabes, lo que afectará el turismo en la Jerusalén árabe». 

Hassan Khater, director del Centro Internacional Jerusalén, dijo a Al-Monitor que el proyecto del teleférico tiene el objetivo de aumentar la actividad colonizadora en Jerusalén mediante la conexión de su sector occidental con el oriental y sus sitios antiguos. Señaló que transporte de pobladores mediante el teleférico consolidará la presencia judía en Jerusalén, ya que dificultará cualquier contacto con los jerosolimitanos y cualquier hostilidad potencial por su entrada en los barrios árabes. Añadió que la mayor parte de los turistas que llegan a Jerusalén son muy conscientes de que Israel es una potencia ocupante. 

«El teleférico proyectado puede crear un desequilibrio geográfico sobre todo por el hecho de que solo será utilizado por los israelitas y los turistas», dijo. Khater hizo hincapié en la necesidad de que la UNESCO adopte una posición firme contra la manipulación de la identidad de Jerusalén y sus componentes culturales y religiosos, y exigió al gobierno palestino que reclame ante organizaciones israelíes e internacionales. Puso el acento en que una mera condena del proyecto es una reacción demasiado débil que no producirá cambio real alguno en la cuestión y señaló que debería haber planes y asignaciones presupuestarias para estimular la tenacidad de los jerosolimitanos y para poner en marcha una campaña internacional que involucre a todos los interesados en Jerusalén. 

Mamoun Abu Amer, experto en asuntos israelíes y profesor en la Universidad Abierta Ummah de la Franja de Gaza, le dijo a Al-Monitor que el teleférico tendrá desastrosas repercusiones en la comunidad árabe de Jerusalén oriental. Dijo que la aprobación israelí del proyecto de teleférico equivale al control de los barrios árabes de la ciudad, y señaló que el proyecto afectará a la economía y al turismo de la ciudad. Sugirió que el gobierno de Israel -hoy en manos del Likud- busca ganar puntos antes de las elecciones generales en abril próximo. «Con el pretexto de asegurar la protección de los colonos, el proyecto de teleférico resultará en un aumento del control de amplias zonas de la Ciudad Antigua. Incluso podría imponer más medidas de seguridad a los jerosolimitanos», dijo.

 

Fuente: https://www.al-monitor.com/pulse/originals/2019/02/condemnations-israel-approving-set-up-cable-car-jerusalem.html?utm_campaign=20190222&utm_source=sailthru&utm_medium=email&utm_term=Daily%20Newsletter 

Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y Rebelión como fuente de la misma.