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Reseña de Ser de izquierdas es ser el último de la fila (y saberlo), de Gabriel Rufián

El ser de izquierdas de Gabriel Rufián

Fuentes: Rebelión

Hemos comentado el prólogo de Oriol Junqueras. Veamos ahora el texto del diputado Rufián. Les explico antes el índice. Primera parte: prólogo de Junqueras, epílogo de Tardà. Los textos del joven diputado: 1. ¿Qué es la izquierda? 2. Razón. El alma de la izquierda. 3. Dolor, conciencia y transformación. 4. Medios de comunicación. Twitter y […]

Hemos comentado el prólogo de Oriol Junqueras. Veamos ahora el texto del diputado Rufián. Les explico antes el índice. Primera parte: prólogo de Junqueras, epílogo de Tardà. Los textos del joven diputado: 1. ¿Qué es la izquierda? 2. Razón. El alma de la izquierda. 3. Dolor, conciencia y transformación. 4. Medios de comunicación. Twitter y posverdad. 5. Ser valiente para reconocerse. En total, páginas 19-46. La segunda parte la titula «Correspondencia». Hablamos otro día de ella si tenemos ocasión.

¿Qué es la izquierda para Rufián? Le doy la palabra, diez observaciones, para no agotarnos:

1. «A lo largo de la historia, generaciones enteras han cargado con el suficiente dolor e indignación en sus mentes y corazones para generar un cambio, pero han carecido de las herramientas adecuadas para verbalizarlo eficazmente para impulsar dicho cambio. Certezas sin palabras que morían en el tiempo». El inconformismo, añade Rufián, «puede tener fecha de caducidad en una realidad malherida por la mentira si no se filtra a través del verbo adecuado».

Todo raro o muy raro en mi opinión. Casi todo tiene fecha de caducidad, desde luego, pero afirmar que la izquierda ha carecido de herramientas adecuadas, en estos dos últimos siglos sin matices aclaratorios, es un poco atrevido. ¡Han sido muchas las herramientas creadas!Conviene filtrar la realidad (aunque no sé muy bien qué significa eso) con el verbo adecuado, con las palabras más ajustadas.

Lo de «realidad malherida por la mentira» convendría retenerlo y aplicárselo a los demás… y también a una misma (uno mismo en su caso).

2. «La izquierda no debe ser una ciencia de la historia, debe ser una herramienta de interpretación y de cambio de la historia».

Lo de interpretar y cambiar la historia suena a la 11ª tesis de Feuerbach sin citarla pero, salvo error por parte de una, la izquierda nunca ha querido ser «una ciencia de la historia». ¿Cómo iba a ser eso la izquierda? Otra cosa es que haya podido considerar el legado de determinada tradición (como así ha sido) como una ciencia de la historia, con resultados muy negativos en muchos casos.

Lo de «cambiar la historia» es cualquier cosita.

3. «El dolor y rebeldía que puede sentir el albañil, un jornalero o un camarero frente al despotismo de un jefe mezquino, la precariedad de unas condiciones abusivas o la injusticia y la arbitrariedad cotidiana, también es izquierda, también es política».

¿Qué sorprende aquí? El «también». ¿Cómo que también, como que también eso es izquierda y política? Nada de también. Eso es izquierda y esa es la forma en que la izquierda ha entendido el impulso poliético de los más desfavorecidos.

Tampoco se entiende el tono populista (en el peor de los sentidos) de esta frase: «Yo mismo he visto a limpiadoras jubiladas frente a un micro levantar a una plaza entera y a grandes estudiosos muy leídos aburrir a una sala llena». El aburrimiento no siempre es criterio pero nadie está a salvo de generarlo o padecerlo. Tampoco el diputado Rufián.

Por descontado: limpiadoras jubiladas o no jubiladas pueden entusiasmarnos y también aburrirnos. Pero ese nudo no es el rovell de l’ou. No es lo importante. Lo importante es atreverse, hablar, comentar, socializarse, ser una con las demás.

4. «Allí [Londres, Marx, Engels] reciben el encargo de elaborar un catecismo de preguntas y respuestas que sintetice el dogma del Partido Comunista»

¿El dogma del Partido Comunista? ¿Ese es el encargo que tuvieron los jóvenes Marx y Engels? ¿Una síntesis dogmática? ¿Eso es el Manifiesto Comunista, una síntesis de los dogmas del Partido para Rufián?

La cosa prosigue un poco más tarde en esa misma línea: «La izquierda ya tenía su biblia y a sus dioses en un tiempo en el que un mundo lleno de monstruos nacía y otro no acababa de morir…». ¿Biblia, dioses, izquierda?

Y tampoco es la última vez. Escribe más adelante (con peligrosas metáforas):

El partido y sus líderes deben entender que tan necesario es el profeta que ve y anuncia cosas que todavía no han sucedido como el sacerdote que consigue que la gente acuda a la iglesia. Los unos sin los otros, los visionarios sin los activistas, no son nada.

¿A qué viene el uso de estas peligrosas metáforas religiosas? ¿Profeta, sacerdote?

5. «Desde el materialismo de Demócrito y Epicuro hasta el diagnóstico de Marx basado en un Hegel vuelto del revés, pasando por el filtro ilustrado de Diderot».

Esto puede sonar (a una le suena) a «pegote filosófico» pero, lo sea o no, ¿toda la historia del pensamiento emancipatorio se puede resumir en esos nombres? ¿Incluso, a día de hoy, qué significa eso de «basado en un Hegel vuelto del revés»? ¿Sabe de que habla Rufián cuando habla de esta inversión o toca decirla porque suele decirse?

6. «Hoy, como ayer, la izquierda, en la búsqueda eterna de la justicia social, debe tener una sólida base moral que entienda que un mundo sustentado en el sufrimiento de los nadie y en la lucha del último contra el penúltimo es un mundo intencionadamente mal hecho, fruto de muchas derrotas, en el que nada es casual. El adanismo, la inocencia y la candidez murieron en los adoquines de París y aquí con la traición de Felipe».

París refiere al Mayo del 68 y Felipe a Felipe González.

La cuestión: los nudos que señala Rufián, ¿encajan con gobernar (y antes apoyar) desde hace años con un partido corrupto hasta la médula representante de un amplio sector de la burguesía más sectaria, excluyente y supremacista de Cataluña? ¿No hay aquí, entre lo dicho y lo hecho, un enorme trecho?

Dudo si la izquierda debe usar términos como «los nadie».

7. «La izquierda debe luchar por garantizar vidas que valgan la pena ser vividas con la intensidad que el ser humano merece. Vidas en las que el paradigma cambie y sea el trabajo lo que cree riqueza y no el dinero».

Sin duda hay acuerdo en finalidades de esta naturaleza. Pero más allá del abuso del término paradigma que vale para casi todo, ya ahora, en el mundo del capital sin bridas que estamos viviendo, lo que crea riqueza (en un sentido amplio que incluye cachivaches sin ningún interés) es el trabajo, no el dinero.

Lo mismo cabe decir de la afirmación: «Vidas en las que el valor lo pongan las horas y la mano de obra en un trabajo y no quien pueda comprarlas». En nuestro hoy, con las relaciones capitalistas de producción imperantes, el valor de los productos y servicios está vinculado a las horas de trabajo de las clases trabajadoras (incluidas por supuesto las mujeres, aunque nuestro salario, en muchas ocasiones sea menor, y nuestras jornadas sean dobles o triples).

8. «En definitiva, vidas humanas: vidas en las que, como clama aquel hermoso verso de «La Internacional», el mundo cambie de base. Una base que no cambió ni con la Comuna de París, ni con la Revolución soviética, ni con una Europa de entreguerras mitad anarquista, mitad marxista; ni con Marx, ni con Engels, ni con Rosa Luxemburgo, ni con Lenin, ni con Gramsci, ni con Malatesta, ni con el Che, ni con Allende… pero que sí se resquebrajó y que tras décadas de caretas hoy vuelve a destaparse en toda su ferocidad».

Luxemburgo es Luxemburg. Ninguna lista puede contener todos los nombres ni ningún recuerdo de las acciones revolucionarias de estos últimos siglos puede ser completa. De acuerdo pero…

No sé si esa Europa de entreguerras fue, efectivamente, mitad anarquista, mitad marxista, pero, en todo caso, no están tan claro que el mundo no cambiara de base, por muy críticas que seamos, en algunos países y durante un determinado tiempo. No han sido cualquier cosa las revoluciones soviéticas, mexicana, china, cubana, chilena, nicaragüense, angoleña o mozambiqueña (entre muchas otras). La base del capitalismo no salió muy bien parada en muchos momentos. Temblaron, se horrorizaron, huyeron. Recordemos Cuba y la Cuba de hoy mismo.

Tiene razón Rufián cuando afirma que, tras años de caretas en determinados lugares del mundo, no en otros (no en Chile, no en Argentina por ejemplo, no en Portugal ni Grecia ni en España), vuelve a destaparlas a las claras. Y sin bridas. La duda, la gran duda: ¿ERC es un partido anticapitalista identificado, en alguna medida, con las tradiciones de las Internacionales por ejemplo? Nada que ver, muy lejos de esas tradiciones.

Más aún: un pensador marxista que Rufián cita varias veces, Gramsci. ¿Es una de las fuentes teórico-políticas de ERC? Un partido secesionista como el suyo, ¿debe algo a esos pensamientos? ¿Qué debe?

9. «He ahí el nacimiento de la izquierda. La izquierda no nació como reacción contra la razón ilustrada, sino como exigencia de que esa razón se llevase hasta sus últimas consecuencias. Si había que atreverse a saber, si había que atreverse a cuestionar, había que atreverse a cuestionarlo todo»

¿Y no convendría ser consecuentes con ese «atreverse a cuestionarlo todo»? ¿No habría que cuestionar el significado real del nacionalismo? ¿No habría que pensar las relaciones entre la razón ilustrada y su evolución y las ideologías nacionalistas? ¿No habría que cuestionar el «todo por la Patria» que mueve al movimiento nacionalista catalán, como mueve al movimiento nacionalista español la misma frase e idea con Patria distinta? ¿No se ubica Rufián en su práctica política en coordenadas alejadas de eso mismo que señala? ¿Él lo cuestiona todo? ¿La razón, llevada a sus últimas consecuencias, abona un proyecto nacionalista excluyente como el que defiende su formación?

10. «La izquierda debe construir comunidad, enlazar intereses y fomentar una conciencia colectiva. La asociación y cooperación entre individuos es mucho más provechosa que la competencia y debe ser fomentada. La izquierda debe ser la respuesta esperanzadora desde el dolor frente a la respuesta de la derecha desde el miedo».

¿Y cómo se construye comunidad? ¿Dividiendo la más cercana en dos mitades, los nuestros y los otros? ¿Así se enlazan intereses y se fomenta una conciencia colectiva? ¿Qué conciencia colectiva sería esa? ¿No estamos afirmando que la asociación y cooperación es más provechosa que la competencia? ¿No hablamos de fomentarla?

Si la izquierda debe ser la respuesta esperanzadora desde el dolor a la respuesta de la derecha desde el miedo, debemos dar esperanza a la ciudadanía, no generar más dolor ni provocar más miedo. Lo que precisamente está ocurriendo en .Cat. Sobre todo, en muchos pueblos y ciudades de algunos territorios catalanes. En Gerona especialmente.

Podemos dejarlo por hoy. Continuamos en la próxima entrega… O mejor lo dejamos y no les canso más. Dejemos el libro de Rufián por el momento.

 Entregas anteriores:

 I. Reseña de Ser de izquierdas es ser el último de la fila (y saberlo), de Gabriel Rufián (I). «Portada, solapa interior, contraportada y dedicatoria». http://www.rebelion.org/noticia.php?id=255444

 II. Reseña de Ser de izquierdas es ser el último de la fila (y saberlo), de Gabriel Rufián (II). «El prólogo de Oriol Junqueras.» http://www.rebelion.org/noticia.php?id=255671

III. Reseña de Ser de izquierdas es ser el último de la fila (y saberlo), de Gabriel Rufián (III). «Más sobre el prólogo de Oriol Junqueras.» http://www.rebelion.org/noticia.php?id=255993

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.