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Por un barrio de Tetuán mestizo y de acogida

Son nuestras vecinas

Fuentes: Rebelión

Desde hace algún tiempo están surgiendo distintas plataformas y cuentas en redes sociales que se dedican a criminalizar a otras vecinas por el simple hecho de okupar y trabajar recogiendo chatarra. Dicen que sólo pretenden denunciar el «deterioro del barrio» pero lo cierto es que su actividad se centra exclusivamente en fotografiar a los migrantes, […]

Desde hace algún tiempo están surgiendo distintas plataformas y cuentas en redes sociales que se dedican a criminalizar a otras vecinas por el simple hecho de okupar y trabajar recogiendo chatarra. Dicen que sólo pretenden denunciar el «deterioro del barrio» pero lo cierto es que su actividad se centra exclusivamente en fotografiar a los migrantes, sus casas y sus carritos. Dicen que son un problema del que se quejan los «vecinos de Tetuán», como si esas personas, por el hecho de trabajar en la calle, okupar y ser migrantes, no fuesen también parte de ese sujeto colectivo llamado «vecinos de Tetuán». Se equivocan, Tetuán ha sido históricamente un barrio de traperos, obreros y migrantes, no de chivatos, racistas y gentrificadores.

El barrio de Tetuán se formó a partir de varios asentamientos cercanos a la carretera «mala» de Francia -actual Bravo Murillo- habitados principalmente por las «clases menesterosas», parados, trabajadores manuales y traperos. Muchos de ellos provenían de asentamientos cercanos como el de Chamberí, del que fueron desplazados por la gentrificación promovida por las nacientes clases medias madrileñas, empujándolos hacia el norte. El barrio se nutrió fundamentalmente de migrantes andaluces, extremeños, asturianos y gallegos, venidos a la capital ante la creciente demanda de mano de obra barata. Tetuán ha sido históricamente un barrio obrero de casas bajas, infraviviendas y chabolas, conocido por el bullicio y el ambiente de sus calles, los merenderos improvisados, el recuerdo de la huelga revolucionaria de 1917, etc.

Actualmente Tetuán conserva su carácter abierto y de convivencia, acogiendo a los migrantes venidos de países del Caribe, este de Europa, Magreb y de distintas zonas de Asia como China y Filipinas. El año pasado Tetuán demostró de nuevo su carácter integrador oponiéndose y movilizándose masivamente contra la apertura de un local de ideología racista, logrando su cierre y expulsión en pocas semanas.

La Plataforma «Fuera Chatarrería», sin existencia real más allá de las redes sociales, se dedica a señalar a los migrantes que trabajan recogiendo la chatarra, vecinos y vecinas que durante horas van empujando sus carritos de la compra en busca de piezas de metal y derivados para malvenderlo en las chatarrerías. Lejos de ser un estorbo, muchos vecinos lo ven también como un «servicio» para el resto, recogiendo y reciclando la basura metálica que se amontona en los contenedores de un barrio abandonado por la administración y el Ayuntamiento. Como muestra, la famosa huelga de barrenderos de Madrid apenas se notó en Tetuán,. Esta plataforma virtual, que habla en nombre de los vecinos pero que ningún vecino conoce más allá de las redes sociales, se centra exclusivamente en subir fotografías de vecinos de origen gitanorrumano acompañas por frases racistas y xenófobas que relacionan inmigración con suciedad, delincuencia e inseguridad.

Algunas vecinas indican que detrás de esta «plataforma» podría estar algún miembro de la asociación «SOS Paseo de la Dirección», una agrupación que se queja legítimamente de la actuación expropiadora del Ayuntamiento y de diversas constructoras pero cuya labor de difusión se ha centrado en la criminalización de nuestros vecinos migrantes okupas. Utilizan diversas cuentas en redes sociales para subir fotografías de casas okupadas habitadas principalmente por familias de origen gitanorrumano. Una actitud que delata que al menos una parte importante de los integrantes de esa asociación -no todos- tienen como objetivo aprovechar la lucha contra la gentrificación para atizar a las vecinas migrantes más pobres, pretendiendo iniciar una campaña racista que por suerte no ha tenido ningún apoyo en el barrio.

Tetuán fue, es y seguirá siendo un barrio mestizo, de acogida, en permanente lucha contra la gentrificación y los distintos planes urbanísticos que pretenden, como en el pasado, desplazar a las clases más bajas fuera del centro urbano de Madrid. Campañas como «No somos invisibles» o proyectos abiertos como el Banco de Alimentos de Tetuán son una muestra clara del carácter de nuestro barrio, solidario y abierto. La historia y el presente demuestran que en Tetuán todas son bienvenidas, sin importar su procedencia ni su situación legal, salvo los racistas.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.