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Entrevista a George Corm, economista libanés, sobre la situación actual en Oriente Próximo

«Todos los acontecimientos que estamos viviendo se derivan de los resultados de la guerra fría y de la instrumentalización del islam en la guerra»

Fuentes: Les clés du Moyen Orient

Traducción para Rebelión de Loles Oliván.

Georges Corm, economista libanés, es un eminente especialista en Oriente Próximo y el Mediterráneo. Además de su condición de consultor económico y financiero internacional, es profesor desde 2001 en la Universidad Saint Joseph de Beirut, en la especialidad de Ciencia Política. 

Algunas de sus obras más recientes traducidas al castellano son Nuevo gobierno del mundo: ideologías, estructura y contrapoderes (2012), Europa y el mito de Occidente (2010), Historia de Oriente Medio: de la antigüedad hasta nuestros días (2009), La cuestión religiosa en el siglo XXI (2007), El Líbano contemporáneo: Historia y sociedad (2006), La fractura imaginada: las falsas raíces del enfrentamiento entre Oriente y Occidente (2004). Acaba de publicar en francés Pensée et politique dans le monde arabe. Contextes historiques et problématiques, XIXe-XXIe siècle [Pensamiento político en el mundo árabe, Contextos históricos y problemas, siglos XIX al XXI] (2015).

¿Cómo explicar el avance del Estado islámico desde junio de 2014?

– Son varios los factores que explican esta extraordinaria y rápida toma de poder de 40 mil km2 de Iraq por parte de una organización terrorista. Es un fenómeno que conviene analizar. Probablemente el factor principal tenga que ver con que a los militares que estaban en la ciudad de Mosul y en otras ciudades les pagaron a cambio de no combatir y de abandonar sus armas in situ. Así ocurrió durante la intervención estadounidense en Iraq: los estadounidenses sobornaron a los generales de la Guardia Presidencial que tenían a su cargo la defensa de Bagdad. No se disparó ni un tiro. Después se supo que los generales fueron trasladados a Estados Unidos. Creo que ha ocurrido lo mismo en el caso del Estado Islámico (EI). También se dice que algunos de los militares del antiguo régimen de Sadam Husein despedidos por el procónsul estadounidense, Paul Bremer, se habrían unido a ISIS para vengarse.

Además, el autodenominado Estado Islámico, sobre el que todo el mundo tiende a olvidar que no es más que una organización terrorista, ya venía desempeñando un papel en Iraq desde hacía tiempo. Recordemos que el régimen de Sadam Husein no tenía ninguna relación con el terrorismo; al contrario, al-Qaeda consideraba al iraquí como un régimen «impío» al que había que destruir. Fue la invasión estadounidense de Iraq bajo el pretexto de que su gobierno tenía vínculos con el terrorismo y de que tenía armas de destrucción masiva, lo que hizo prosperar a un terrorismo que no existía previamente en el país. Inicialmente, la organización del EI, que es una rama de al-Qaeda, combatió contra el Ejército de Estados Unidos. Muy tempranamente volvió su sesgo terrorista también contra los chiíes. En la actualidad encontramos en Iraq exactamente la misma estructura que se formó con los talibanes, creada por la acción conjunta de la inteligencia paquistaní, estadounidense y saudí. Hoy en día, es la misma estructura la que se reproduce en Iraq alimentada logísticamente por Turquía, miembro de la OTAN, y por Qatar y Arabia Saudí.

Estos factores han permitido al EI conquistar el interior de Iraq e imponer asimismo la determinación de derrocar al régimen sirio, que se ha convertido en la «bestia negra» de muchos gobiernos occidentales (con Francia a la cabeza), árabes, y de Turquía. En Siria no solo se ha dado asistencia al EI sino también a la otra organización terrorista que actúa en el país, al-Nusra.

La violencia de la organización al-Nusra ha causado estragos en Siria y en la frontera libanesa. Recordemos que unos 30 soldados del ejército libanés fueron secuestrados en territorio libanés y que 4 ó 5 fueron decapitados. Al-Nusra exige la liberación de todos los presos islamistas detenidos por la justicia libanesa bajo acusación de delitos de terrorismo en Líbano. Sabemos que al-Nusra recibe asistencia logística del ejército israelí que interviene con atentados en el interior de Siria para ayudar a los combatientes de al-Nusra. También sabemos que los heridos de esta organización reciben tratamiento médico en hospitales israelíes.

¿Qué opina que se utilice el concepto de suníes contra chiíes para explicar los conflictos de la región hoy en día?

– Buena parte de la destructiva desestabilización que opera hoy en día en proporciones desmesuradas se lleva a cabo bajo el falso signo de un enfrentamiento entre suníes y chiíes. La única clave explicativa que se nos ofrece es este enfrentamiento. En la época del Sha de Irán, que tenía fuertes pretensiones de hegemonía regional, el país también era chií y sin embargo nadie hablaba de una lucha entre los árabes suníes contra los árabes chiíes y contra los persas, también chiíes. En aquel momento el sha de Irán estaba bajo la influencia de las políticas estadounidenses. Es importante recordar igualmente que la confiscación de la gran revolución popular iraní por parte del clero fue un gran malentendido geopolítico pues después de todo, al iman Jomeini se le sacó de su exilio en Iraq y se le trasladó a París. Pendientes de él, todos los medios de comunicación del mundo occidental confiaban que fuera él quien tomara el poder y no los comunistas o los liberales. Estados Unidos sabía con certeza que el sha estaba gravemente enfermo y estaban obsesionados con la posibilidad de que los comunistas se hicieran con el poder. Era la época de la Guerra Fría.

Creo que hoy en día todos los acontecimientos que estamos viviendo se derivan de los resultados de la guerra fría y de la instrumentalización del islam en la guerra. Porque una vez que la URSS se desintegró se halló un nuevo enemigo: al-Qaeda. Después, una vez que se ha dado muerte a Bin Laden, el nuevo enemigo es el EI contra el que se ha formado una gran coalición para hacerle frente.

¿Cómo analiza el posicionamiento de Estados Unidos en la región?

– Partamos del EI. Es importante señalar que el concepto del califato y la invocación visionaria de su restablecimiento por parte de al-Baghdadi va muy en serio. Las imágenes que reiteran los medios de comunicación alimentan la profecía autocumplida de la guerra de civilizaciones que es en sí misma una vieja herencia del avance europeo más allá de Europa en nombre del cristianismo. Se trata del retorno a la vieja tesis que dividía el mundo entre arios y semitas. Esta noción de la guerra de civilizaciones y la utilización de los debates sobre la teología islámica desvían el análisis sobre la verdadera geopolítica del despliegue imperial estadounidense en todo el mundo. Se necesita un enemigo que justifique tal despliegue. Así, después del 11 de septiembre, el ejército de Estados Unidos ha logrado desplegarse en forma de S, es decir, rodeando a la vez a Rusia y a China, mediante la inclusión de los países de Europa Central y Oriental en la OTAN, lo que se suma al intenso despliegue militar en la Península Arábiga desde 1990. Las mayores bases militares estadounidenses se ubican allí.

Hoy en día los estrategas estadounidenses consideran que la gran batalla geopolítica hay que dirigirla contra la creación de un bloque euroasiático -existe mucha documentación al respecto- cuyos motores principales son Rusia y China -que además han comenzado a estrechar lazos muy importantes entre sí- así como otros países emergentes, incluido Irán. Esto se percibe como una seria amenaza a la hegemonía estadounidense en el mundo. Y explica asimismo que para Estados Unidos es esencial controlar Oriente Próximo. Desde mi punto de vista, es por esto por lo que no podemos considerar que se esté produciendo una retirada estadounidense de la región. Estados Unidos es una sociedad muy vibrante, su presupuesto militar es mucho mayor que el de China y Rusia; sigue contando con una gran vitalidad científica y tecnológica, es el lugar de las grandes universidades cuyo prestigio atrae a cientos de miles estudiantes de todo el mundo, y cuenta, junto con Europa, con medios internacionales muy poderosos. Nos referimos al «poder blando», que es tan importante, si no más, que el «poder duro» (el poder militar).

Desde 1990, la invasión de Kuwait por parte del régimen de Sadam Husein permitió crear las condiciones para constituir alianzas y movilizarlas a escala internacional, para hacer resurgir el terrorismo como ventaja e instalarse allí. Del mismo modo, el EI se está utilizando hoy en día con esa finalidad como demuestra la formación de una gran coalición en contra de esta organización.

El EI ¿tiene objetivos en Jordania, en Siria y en Líbano?

– Jordania está protegida. El país está sostenido por Estados Unidos, el Estado de Israel y Arabia Saudí. La monarquía no tiene visos de que vaya a colapsar, y lo que es más importante, los jordanos, independientemente de las críticas que puedan oponer a la monarquía, prefieren aferrarse a ella porque es la institución que sostiene el país.

Uno de los principales objetivos hoy en día es Siria. Está sometida a una destrucción sistemática que afecta a muchas áreas incluido su patrimonio arqueológico (aunque en las zonas donde el Estado sigue funcionando, la vida sigue siendo casi normal, los salarios se pagan). Pongamos algunos ejemplos. El pueblo de Maalula fue tomado por los islamistas de al-Nusra y liberado por el ejército sirio. Al-Nusra mantuvo secuestradas a doce monjas hasta que Qatar pagó por su liberación. Dos obispos han sido secuestrados y todavía están desaparecidos desde hace tres años.

En cuanto a Líbano, es muy fácil ocultarse en los fríos macizos montañosos de la cadena del Ante-Líbano que atraviesa la frontera con Siria, donde se encuentra al-Nusra y la organización del EI. Estas organizaciones tienen algunos partidarios entre los refugiados sirios en Líbano, pues se trata de poblaciones muy depauperadas que no tienen nada más. Sirva de ejemplo la ciudad libanesa de Arsal, con una población de entre 30 mil y 40 mil habitantes, en la que se han producido muchas infiltraciones. También sabemos que el Movimiento Futuro de Líbano ha mantenido estrechos vínculos con estas organizaciones. Previamente estaba instalada allí la organización Fatah al-Islam que ya en 2007 forzó la intervención del ejército libanés durante varios días en el campamento de Nar al-Bared para desalojar a sus miembros en una batalla que se cobró la vida de 250 de los mejores militares libaneses. Igualmente, en Sidón, un sheij creó la confusión durante meses causando mucha tensión. El ejército tuvo que intervenir con el resultado de agresiones frecuentes, y de golpe, el sheij desapareció. Asimismo existe la prisión central de la aldea de Rumie, cerca de Beirut, que está llena de islamistas encarcelados bajo sospecha de pertenecer a organizaciones terroristas, algunos de los cuales todavía no han sido juzgados. A pesar de los limitados recursos de que dispone, cuando el ejército libanés cuenta con cobertura política es muy capaz de afrontar retos.

En cuanto a Hizbolá, muchos critican su presencia en Siria. Sin embargo, frente a los grandes recursos con los que cuentan estos grupos, Hizbolá ayuda al régimen sirio porque en el fondo lo que está en juego es el desmantelamiento del eje Irán/Siria/Hizbolá, que estorba tanto a israelíes como a saudíes en el entrono de la crispación ideológico-religiosa de suníes contra chiíes. Hay que recordar asimismo que las armas pasan a la oposición siria a través de los puertos libaneses y que muchos combatientes islamistas libaneses de la ciudad de Trípoli y de otras partes fueron a combatir contra el régimen sirio mucho antes de que Hizbolá enviase a sus fuerzas. No hay que olvidar que estamos en una zona donde la pobreza es extrema (con desempleo generalizado, un salario medio de alrededor de 500 dólares al mes) y que este contexto facilita el reclutamiento de individuos en estas organizaciones terroristas cubiertas con un ilusorio barniz religioso.

¿Puede recordar el reto constitucional al que hace frente Líbano?

– En Líbano no hay presidente de la República desde hace casi un año debido a la incapacidad del Parlamento libanés de alcanzar una mayoría constitucional en favor de un candidato. Pero la parálisis constitucional comenzó hace mucho tiempo, con la primera negativa a aprobar una ley electoral equitativa (que introdujera principalmente la representación proporcional exigida hace tiempo por la sociedad civil), y después, en 2013, por el rechazo a convocar elecciones bajo el falso pretexto de la situación de seguridad, lo que ha llevado al Parlamento a prolongar su mandato de manera inconcebible sin que exista realmente una situación de fuerza mayor. Por otro lado, en los últimos tiempos se han fortalecido las lógicas comunitarias entre sectores chiíes representados por los grandes partidos políticos fuertes cuyos líderes se encuentran en los órganos constitucionales, e igualmente, entre los suníes, con la familia Hariri pero también entre los drusos a través del importante papel que desempeña el señor Yumblat. Además, en el sector cristiano, el general Michel Aoun, dirigente carismático que cuenta con el mayor bloque de diputados cristianos, se prodiga como el candidato mejor situado para ser presidente de la República (cargo reservado a la comunidad maronita). Por ello, considera que en la lógica comunitaria que prevalece para las comunidades musulmanas, él debe volver a la Presidencia de la República por ser el dirigente cristiano que cuenta con la base de apoyo más amplia entre las comunidades cristianas. A pesar de esta situación, el país y las administraciones públicas siguen funcionando. Lo cierto es que la sociedad libanesa se acostumbró a la autogestión durante los 15 años de violencia asesina que golpeó el país entre 1975 y 1990. Asimismo, se trata de una sociedad que nunca ha reconocido el funcionamiento sectario y a menudo corrupto de su Estado. En consecuencia, aspira a un verdadero gobierno democrático y no corrupto. Pero ante la frustración, la gente se organiza como puede en el sector público o en el privado para seguir garantizando el funcionamiento de las instituciones administrativas y de la economía. 

 

Fuente original: http://www.lesclesdumoyenorient.com/Entretien-avec-Georges-Corm-Le-1951.html