Celia del Bosque, concejala de Izquierda Unida por el municipio madrileño de Cobeña, inició en España una campaña pública denunciando la retención ilegal del pasaporte y la imposibilidad de salir de Uruguay al extupamaro Héctor Amodio Pérez, con documentación española como Walter  Correa. Amodio es conocido en su país como el «traidor» de la guerrilla de los  años 60 Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), y se  encuentra retenido desde hace 12 días por la Justicia uruguaya. La concejala Del Bosque es pareja de Amodio desde hace años.
La solicitud por su liberación está realizada por Javier  del Bosque, familiar de Celia del Bosque. Además el grupo municipal de Izquierda Unida en Cobeña, donde al parecer Amodio tiene el cargo de «coordinador», ha compartido la  solicitud, pero no quiso hacer declaraciones a Sputnik Nóvosti. 
El exguerrillero vivió 42 años en España como Walter Correa y regresó  a su país el 7 de agosto a presentar el libro «Palabra de Amodio»,  donde cuenta su versión de la historia que lo unió al MLN y niega haber  sido un delator. Luego de una extensa conferencia de prensa, debió atender varios  requerimientos judiciales e incluso pasó un par de noches preso.
La justicia en Montevideo le retuvo su pasaporte español, obtenido  con su identidad falsa, y lo obligó a tramitar nuevos documentos  uruguayos con su nombre real. De manera simultánea, fue requerido en una causa abierta en 2011 por  torturas y abusos a varias ex presas políticas, algunas de las cuales  aseveran haber sido detenidas por la delación de Amodio, quien incluso  habría participado en las redadas.
Historia de delaciones
Amodio Pérez fue uno de los fundadores del MLN-T y uno de sus  principales jefes militares, encargado de comandar algunas de las  acciones más importantes de este grupo armado urbano que actuó en  Uruguay entre 1963 y 1972.
En abril de 1972, cuando la lucha contra los Tupamaros había pasado a  manos de las Fuerzas Armadas, Amodio fue detenido por los militares,  con los que pasó a colaborar, delatando a muchos de sus compañeros,  según han indicado diversas fuentes castrenses, políticas y de la propia  guerrilla.
Al momento de su arresto, Amodio estaba enemistado con la dirección  tupamara, que lo había apartado de su seno e incluso degradado,  quitándole el control de la columna militar que comandaba.
«Lo más grave que hizo Amodio fue trabajar para que los militares  supieran la ubicación de la Cárcel del Pueblo», dijo a Sputnik Nóvosti  el exguerrillero Marcelo Estefanell en referencia a una casa en pleno  Montevideo donde los Tupamaros mantenían a secuestrados de alto perfil,  como funcionarios de Gobierno, un ministro e inclusive el embajador  británico de la época, Geoffrey Jackson.
Según Estefanell, Amodio ignoraba la ubicación de la Cárcel del  Pueblo cuando fue detenido, pero ante la pregunta de sus captores  respondió: «Me atraparon con quien tiene la llave», en referencia a  Rodolfo Wolf, arrestado junto con él y encargado de ese centro de  detención clandestino.
A partir de ese momento, Amodio contribuyó a la presión ejercida por  los militares sobre Wolf y otro detenido, Adolfo Wasen, para descubrir  la ubicación de la Cárcel del Pueblo.
«Esto lo sé porque me lo dijo una fuente militar», aseveró  Estefanell, quien permaneció preso entre 1972 y 1985 y hoy es experto  informático y escritor.
Estefanell también subrayó que Amodio se jactó en la conferencia de  prensa de que las Fuerzas Armadas «estaban pintadas» (no sabían nada)  sobre el funcionamiento del MLN-T y que «él las orientó en ese sentido».
«Eso es incluso más grave que delatar gente», concluyó.
En octubre de 1973, Amodio salió de Uruguay protegido por los  militares, que le proporcionaron documentos con dos identidades falsas y  diferentes.
Él eligió la de Walter Salvador Correa Barboza y viajó a España, donde vivió por 42 años y obtuvo su nacionalidad y pasaporte.
El otro triunfo Tupamoro
Durante esas décadas nada se supo en Uruguay sobre la suerte de Amodio.
Muchos de sus excompañeros pagaron con prisión, algunos de ellos en  condiciones inhumanas, exilio o clandestinidad el haber pertenecido a la  única guerrilla urbana de América Latina.
Concluida la dictadura (1973-1985), los antiguos guerrilleros pasaron  a la actividad política y en 1989 se integraron, a través del  Movimiento de Participación Popular, a la coalición de izquierdas Frente  Amplio (FA).
En 2005, de la mano del FA, los Tupamaros llegaron al Gobierno y en  2010 lograron elegir a uno de los suyos, José Mujica, como presidente  del país.
Ahora, y de manera inesperada, Amodio ha terminado frente a la Justicia.
Hay muchos testimonios de «que salía en los operativos vestido de  «milico» (militar) a «quemar» (entregar) gente», indicó Estefanell.
En su contra ya han declarado exguerrilleros, incluidos Mujica y el  actual ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, y algunos  militares que han asegurado que Amodio «ayudó muchísimo a detener  personas».
La defensa de Amodio alega que cualquier potencial delito ya prescribió y solicita que la denuncia se archive.
Para esta semana se espera la decisión de la Fiscalía.
El hombre no puede salir del país y espera en un hotel que concluyan  las actuaciones judiciales, mientras su libro se convierte en un éxito  de ventas.
Mientras tanto, en España piden su regreso a Madrid ante supuestas «amenazas de muerte» que pesan sobre él.
«Los firmantes de su sentencia de muerte, fueron, entre otros,  Eleuterio Fernández Huidobro, actual Ministro de Defensa de Uruguay,  Mauricio Rosencof, nacido Moishe Rosenkopf, José Mujica Cordano, senador  y expresidente de la República, o Henry Willy Engler Golovchenko, quien  tuvo el honor de confirmar que se ejecutara al campesino Pascasio  Báez», señala la petición.
El texto hace referencia a una de las acciones violentas que peor  repercusión tuvieron para la guerrilla, el asesinato en 1971 del peón  rural Báez, quien por error descubrió un escondite guerrillero en pleno  campo.
Además de Mujica y Fernández Huidobro, los demás mencionados en esa lista son hombres de entre 70 y 80 años de edad.
Rosencof es un destacado escritor y dramaturgo y Engler un científico  premiado por sus aportes para el diagnóstico de la enfermedad de  Alzheimer en la Universidad de Upsala.