Hace unos días recibí una invitación del embajador de Noruega en La Habana, John Peter Opdahl, para un «seminario» titulado «Internet y economía. Perspectivas y oportunidades para el futuro cubano». Nunca pensé asistir, Opdahl es la misma persona que hace un año me indicó en este blog me dirigiera al cuartel general de la OTAN. […]
Hace unos días recibí una invitación del embajador de Noruega en La Habana, John Peter Opdahl, para un «seminario» titulado «Internet y economía. Perspectivas y oportunidades para el futuro cubano».
Nunca pensé asistir, Opdahl es la misma persona que hace un año me indicó en este blog me dirigiera al cuartel general de la OTAN. Al preguntarle sobre la relación con la política de EE.UU. hacia Cuba del gobierno de su Primer Ministro Jens Stoltenberg, actual Secretario General de la OTAN, cuya embajada en La Habana organizara entonces otro evento sobre «el futuro cubano», mi interrogante fue:
«¿Se puede llegar a Secretario General de la OTAN, un cargo que EE.UU . controla absolutamente, apoyando un futuro independiente y soberano para Cuba o las acciones del gobierno de Stoltenberg con la sociedad civil de esta Isla responden a la misma estrategia estadounidense de subversión y «cambio de régimen» que Washington impulsa?»
El funcionario noruego no fue entonces muy diplomático, me respondió:
«respecto a su pregunta sobre el secretario de OTAN mi sugerencia es que usted tenga el valor de dirigirse directamente a la organización correspondiente: [email protected]«
Hoy encuentro en el sitio Yoanislandia una información sobre el nuevo evento que financia la embajada de Noruega en Cuba:
«Discutir sobre el uso de Internet y las comunicaciones, en función de la gobernación, la economía y los procesos políticos cuesta 27 000 dólares en efectivo. Al menos así lo cree John Peter Opdal, embajador de Noruega en Cuba. El funcionario otorgó la cifra a los blogueros Norge Carlos Rodríguez Almiñán (https://saliralamanigua.wordpress.com/) y Taylor Emilio Torres Escalona (miembro de la comunidad Juventud con voz http://www.juventudconvoz.org) para organizar un evento del 30 de septiembre al 2 de octubre en la embajada del país nórdico en la Isla.»
Según reza la publicación, el principal invitado al «Seminario» es el exministro de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de Colombia, Diego Molano. De acuerdo con medios colombianos Molano trabaja en Washington tras renunciar este mismo año a su cargo luego que se supiera era investigado por la contraloría y la fiscalía de ese país a causa de favorecer a dos compañías de telecomunicaciones en asignación de contratos. Es fácil imaginar de qué economía y qué futuro hablará.
En ocasión de aquel otro evento, también organizado por la embajada de Noruega sobre el futuro de Cuba, hace un año y medio, escribí:
«La contrarrevolución vestida de contrarrevolución está derrotada y Estados Unidos lo sabe. Sin masa entre los intelectuales cubanos, Washington intenta cazar entre quienes ponen contenidos en la Red para que se muevan -como explica el libro de Stonor Saunders [La CIA y la Guerra Fría Cultural]- «en la dirección que uno quiere por razones que piensa son propias». ¿Qué buscaba el Segundo Jefe de la Sección de Intereses de EE.UU. en La Habana en un encuentro de blogueros y tuiteros cubanos sino relanzar el fracasado puente destruido por la mediocridad de sus emisarios locales? Pero el rechazo provocado indicó claramente que es más efectivo el acercamiento desde un tercer país y el cultivo de la vanidad por medios y periodistas occidentales, que tan efectivo resultó en tiempos de la perestroika soviética.
(…)
«De acuerdo con las condiciones de igualdad y reciprocidad que deben regir las relaciones entre nuestro país y la Unión Europea, correspondería ahora a la República de Cuba […] «convocar a participantes nórdicos a un evento en Oslo sobre el futuro del Reino de Noruega en el que se discuta la pertinencia de la monarquía allí existente». Sé que es poco práctico, Cuba no tiene el dinero para pagar nada en tan distante lugar, pero en otro sentido debe ser más fácil que hacerlo aquí, porque Noruega no sufre bloqueo alguno de Estados Unidos, sino que es su aliado militar, acompañándolo en lugares como Afganistán, donde la promoción de los Derechos Humanos y la democracia por las tropas ocupantes ha costado la vida a miles y miles de civiles, incluyendo no pocos niños.
«Pero, parafraseando a Obama, seamos creativos. Yo pondría una cláusula en los acuerdos que ahora mismo se han comenzando a negociar con la UE que obligue a que por cada centavo destinado desde allí a eventos políticos, culturales, académicos, producciones editoriales y artísticas relacionados con los problemas de Cuba, haya un financiamiento equivalente para que entidades cubanas hagan lo mismo con temas internos de un estado europeo. Así, por ejemplo, la embajada de Cuba en España podría organizar un evento con participación de los sindicatos, las «mareas» educativas y sanitarias y los afectados por las hipotecas para discutir soluciones a esos graves problemas que sufren allí, o ir más allá y debatir sobre la institucionalidad y el modelo social vigente en tierras ibéricas.»
(…)
«¿Será posible que Europa se dedique a promover entre nosotros verdaderos proyectos de desarrollo, o a divulgar su enorme herencia científica y cultural, sin segundas intenciones al servicio de Estados Unidos y dirigidas a cambiar el régimen político y social cubano? De hecho, han existido y existen hoy algunos en la economía y la ciencia muy útiles impulsados en Cuba por países del viejo continente como la propia Noruega. Por otra parte, es memorable la acogida que tuvo la visita a la Feria del libro de La Habana del gran explorador noruego Thor Heyerdalh, acompañado de una importante exposición que mostraba su trabajo científico, como resulta ejemplar el Festival de Cine Francés que cada año llena los cines cubanos como una alternativa a la inundación hollywodense.
«Pero deberían dejar, por favor, de intentar imponernos desde Europa y Estados Unidos -acompañado de abundantes recursos y atractivo empaque- lo que el panameño Guillermo Castro Herrera define como «la falsa erudición del liberalismo en crisis»
Jens Stoltenberg, de quien Fidel escribió «¡Cuánto odio en el rostro! ¡Qué increíble empeño en promover una guerra de exterminio contra la Federación Rusa! ¿Quiénes resultan más extremistas que los propios fanáticos del Estado Islámico? ¿Qué religión practican? Después de eso, ¿se puede disfrutar la vida eterna en la diestra del Señor?» fue promovido a Secretario General de la OTAN pero su embajador en La Habana sigue en el cargo, parece que con presupuesto abundante.
Un bloguero de Miami, relata lo que pasó después con los organizadores de aquel otro evento sobre nuestro futuro, apoyado por la embajada noruega:
«a solo semanas de ser cesanteados ya tenían fundada la entidad «Cuba posible»; y a solo semanas de fundar «Cuba posible», sin tiempo para madurar resultados creíbles, ya tenían montado un gran evento «académico» en los EEUU.»
Disculpen me repita pero es que se repite la fórmula:
«No creo que el camino sea cerrarnos, con miedo a la confrontación ideológica. Sin embargo, tampoco se puede ser ingenuo y actuar como si esa confrontación no existiera junto al dinero y los planes para acabar con la Revolución. Ya dije, «bienvenido el debate y la pluralidad de ideas», pero cuando en el exacto lugar que dio tribuna en Cuba al inefable Carlos Saladrigas -amigo de las célebres operaciones estadounidenses ZunZuneo, Piramideo y Raíces de Esperanza– «izquierda», «centro» y «derecha» son convocados bajo una sola bandera -en este caso vikinga- hay que mirar detrás y percatarse de lo que los une: la intención de quien paga.»
¿Cabe preguntarse qué «entidad» corresponderá fundar ahora y qué «gran evento «académico»» se montará?