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Las y los presos palestinos dispuestos a perseverar ante el opresor

Fuentes: Middle East Monitor

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos.

En las cárceles israelíes hay 17 presos palestinos en huelga de hambre. Israel mantiene presos a casi 5.000 palestinos, incluidas 20 mujeres, 230 niños y varios hombres de avanzada edad. Todos ellos están sometidos a los peores tipos de crueldad y tortura en la cárcel. Según la Sociedad de Presos Palestinos de Ramala, el 95 % de los presos palestinos padece alguna forma de tortura desde el momento en que es detenido hasta que es trasladado a alguno de los muchos centros de detención e interrogación de Israel. Algunos de ellos han sido condenados a cadena perpetua, mientras que otros están cumpliendo penas de más de 30 años. Más de mil presos palestinos en las cárceles israelíes están enfermos y 160 padecen enfermedades crónicas, incluido cáncer. Ochenta presos están encarcelados bajo la arbitraria detención administrativa basada en una ley que proviene de los tiempos del Mandato Británico*. 

Israel todavía mantiene encarcelados a 30 «viejos presos», término que se aplica a aquellos presos encarcelados antes de los Acuerdos de Oslo, incluso después de la excarcelación de tres tandas de estos presos que se hizo de acuerdo con la Autoridad Palestina, pero Israel se niega ahora a liberar a la cuarta tanda.

La lucha de los presos palestinos se centra fundamentalmente en mejorar las muy duras condiciones en las viven durante el tiempo en que están encarcelados. Viven hacinados, con una alimentación precaria y una libertad muy limitada, carecen de una atención médica adecuada y se les prohíbe recibir libros, escuchar la radio y ver la televisión. Además de ello, con frecuencia se suelen probar medicamentos en los presos, a consecuencia de lo cual muchos padecen enfermedades crónicas y minusvalías permanentes. A las familias también les resulta muy difícil visitarlos ya que las autoridades penitenciarias israelíes ponen telas metálicas entre los visitantes y los presos.

Una de las tácticas más peligrosas que utiliza Israel contra los presos palestinos es torturarlos psicológicamente manteniéndolos en la situación de detención administrativa, una situación sin límite temporal y que se puede renovar indefinidamente. Los presos permanecen sin cargos y sin comparecer ante ningún tribunal. Israel ha incumplido la promesa que hizo de acabar con esta detención administrativa en el acuerdo al que se llegó con mediación egipcia y continúa utilizándola. Entre los presos encarcelados de esta manera son frecuentes las enfermedades mentales.

Según las estadísticas, desde 967 Israel ha encarcelado a más de un millón de palestinos y palestinas de los territorios ocupados. Esto significa que en cada familia palestina de Cisjordania y Gaza al menos una persona ha sido encarcelada y ha experimentado estas condiciones y este trato.

Desde 1967 han muerto más de 200 presos palestinos bajo custodia israelí. Se ha obligado a las mujeres presas durante su embarazo a dar a luz en unas condiciones muy duras en una habitación «hospital» de la cárcel. Las vigila una enfermera y el recién nacido permanece con su madre.

Israel somete regularmente a los presos palestinos a castigos colectivos. En muchas ocasiones las autoridades penitenciarias han llevado [a las cárceles] a la policía de fronteras para atacar a los presos con ametralladoras, gases lacrimógenos y otras armas simplemente porque exigen mejores condiciones de vida. Todas las semanas los guardas irrumpen en las celdas de los presos en una cárcel israelí u otra.

A pesar de todo esto, Israel se jacta de ser un Estado democrático mientras que el mundo en general cree este mito y hace la vista gorda del problema de los presos palestinos. De hecho, hemos sido testigos de como, por ejemplo, se centraba toda la atención en la captura de un soldado israelí, Gilad Shalit, mientras servía en un ejército de ocupación. Cuando los palestinos lo capturaron, muchos dirigentes mundiales pidieron su liberación para que pudiera volver con su familia, porque le echaba de menos. Todo el mundo conoció su historia y finalmente fue liberado en un intercambio de presos. Sin embargo, ¿quién en el mundo ha expresado una palabra sobre los presos palestinos? ¿Acaso no tienen familias que les echan de menos?

A pesar de la opresión de Israel, de sus planes y métodos neofascistas y de sus muchos ataques contra los presos palestinos, estos han sido capaces de convertir las cárceles en las que están en escuelas que han potenciado su lealtad y su compromiso con su pueblo y su causa nacional. Los presos están aún más convencidos de lo justo de su causa e insisten en lograr nuestros objetivos nacionales de libertad, dignidad, retorno, autodeterminación y establecimiento de un Estado soberano e independiente. A pesar de la división política, los presos palestinos están unidos en su deseo de lograr la unidad nacional en su confrontación con el enemigo y su objetivo de quebrar su voluntad.

Aunque los presos son una moneda de cambio en las negociaciones sobre la reconciliación, la táctica ha tenido poco éxito, lo que ha desilusionado a los presos. Algunos de ellos han recurrido a la única arma de la que disponen para lograr sus reivindicaciones: la huelga de hambre. Casi con toda seguridad si un preso judío emprendiera una huelga de hambre en cualquier lugar del mundo se convertiría en una cuestión internacional dado el doble rasero existente en las relaciones internacionales. Los presos palestinos no han cometido crimen alguno, simplemente han defendido a su pueblo y su justa causa nacional contra una brutal ocupación militar, lo cual es un derecho legítimo. Por ello el problema de los presos palestinos se debe convertir en el centro de atención del pueblo palestino y del mundo árabe. Las organizaciones que se dedican a las cuestiones palestinas y árabes deben promover su causa en la arena internacional. Es lo menos que podemos hacer por ellos. Tenemos el deber de conceder a su causa la atención que merece.

Un reciente informe israelí revelaba que las sentencias dictadas en los tribunales israelíes contra jóvenes palestinos crecidos en Jerusalén y en los territorios ocupados son mucho más duras y establecen diferencias entre los palestinos que arrojan piedras y los colonos judíos armados, la mayoría de los cuales ni siquiera comparecen ante los tribunales sean cuales sean sus crímenes. Esto refuta las afirmaciones del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y su gobierno de que los tribunales son «indulgentes» con los árabes que arrojan piedras mientras se dictan sentencias militares contra los israelíes que atacan objetivos en la ocupada Cisjordania. En su opinión, estas últimas sentencias son más duras.

Este informe, publicado por el diario Haaretz a principios de esta semana, forma parte de una serie de informes y estudios académicos publicados a lo largo de las dos últimas décadas que ponen de relieve la naturaleza racista del sistema judicial israelí. Incluso en casos civiles menores, como las infracciones de tráfico, existe una enorme diferencia en cómo tratan los tribunales a los judíos y a los árabes. En las últimas semanas Netanyahu ha pedido que se dicten unas sentencias lo más duras posible contra los palestinos que arrojen piedras, aunque sean menores. El pasado mes de julio el [parlamento israelí] Knesset aprobó una ley por la que se penaba con entre 5 y 20 años de prisión en lanzamiento de piedras.

Saludos a nuestros presos.

Este artículo se tradujo al inglés de su fuente origina en árabe publicda en Al-Sharq.

* Como se explica más adelante, la detención administrativa consiste en el encarcelamiento de una persona sin que sepa de qué cargos se le acusa y sin haber comparecido ante ningún tribunal por un periodo máximo de 6 meses que es renovable y que casi sistemáticamente se renueva indefinidamente, de manera que hay muchos presos encarcelados durante años en detención administrativa. (N. de la t.)

Fuente: https://www.middleeastmonitor.com/articles/middle-east/21398-palestinian-prisoners-have-the-will-to-persevere-in-the-face-of-the-oppressor