Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
A medida que se acerca el inicio de la fase final en Siria, Israel está señalando su intención de unirse al banquete de la descomposición de la soberanía de Siria exigiendo el reconocimiento internacional de la soberanía israelí sobre los altos del Golán capturados en la guerra de 1967.
La coyuntura para esta demanda se presentó durante una sesión extraordinaria del gabinete en la meseta del Golán -el primero- donde, según el cómputo del primer ministro Benjamin Netanyahu, residen 50.000 colonos israelíes.
«Elegí celebrar esta reunión del gabinete en los Altos del Golán con el fin de entregar un mensaje claro», declaró Netanyahu al comienzo de la reunión. «Los Altos del Golán permanecerán para siempre en manos de Israel. Israel nunca se bajará de las alturas del Golán».
Vale la pena repetir este mensaje de Israel sobre todo ahora, cuando las partes que actúan en la guerra de Siria están compitiendo para obtener ventajas en las primeras etapas de la batalla diplomática para poner fin a la guerra y diseñar el futuro dl país.
Netanyahu, no menos que la multitud de merodeadores que circula alrededor del diezmado estado sirio, está decidido a elevar sus máximas demandas en la agenda diplomática que se está armando ahora en Washington y Moscú.
La anexión de los altos del Golán
Es significativo que Netanyahu propusiera esta demanda para el reconocimiento internacional de la anexión del Golán sin abordar la cuestión más amplia de un tratado de paz con Damasco, que siempre ha sido parte del contexto diplomático ampliado en el que se han llevado a cabo negociaciones sobre los altos del Golán.
Siria, por supuesto, no está capacitada para considerar su participación en las negociaciones sobre el futuro de los altos del Golan. Tampoco hay demasiada evidencia de que alguna de las partes involucradas en la guerra de Siria esté preparada para reconocer la soberanía israelí. Tanto el líder de la oposición Riad Hijab como Bashar al-Jaafari, embajador sirio, coincidieron en un inusual acuerdo sobre su rechazo categórico de la declaración provocativa de Netanyahu.
Vista del pueblo sirio de Hadar, en la frontera entre Israel y Siria en los Altos del Golán [EPA]
En cualquier caso Netanyahu no está preocupado por las opiniones de Siria en la materia. Está apuntando a una diferente, completamente y en su opinión más decisiva audiencia. Ni siria ni árabe, sino de E.E.U.U y, en especial, de Rusia.
El día anterior a la reunión de gabinete en los altos del Golán Netanyahu presentó la amplia lista de las demandas de Israel a Siria durante una conversación con el secretario de Estado John Kerry.
«Dije al secretario de Estado que no nos opondremos a un arreglo diplomático en Siria con la condición de que no vaya en detrimento de la seguridad del Estado de Israel, como por ejemplo que, al final de cuentas, las fuerzas de Irán, Hizbulá y Dáesh sean eliminadas del suelo sirio».
«Ha llegado el momento», continuó, «de que la comunidad internacional reconozca la realidad, especialmente dos hechos fundamentales. Uno, lo que está más allá de la frontera, la frontera en sí misma no va a cambiar. Dos, después de 50 años ha llegado el momento de que la comunidad internacional reconozca finalmente que los altos del Golán se mantendrán bajo la soberanía de Israel de forma permanente».
Amplio alcance de las demandas
Washington, al menos públicamente, no se refirió a la amplia gama de demandas esbozada por Netanyahu, prefiriendo reiterar su postura de larga data de que los altos del Golán «no son parte de Israel».
La frialdad de Washington no debería sorprender a Netanyahu, ya que la frustración con el líder israelí es muy fuerte. De hecho es Moscú, donde Netanyahu concurrió el 21 de abril en lugar visitar Washington, que ocupa un lugar preponderante en las consideraciones del premier israelí sobre la protección y promoción de los intereses de Israel en Siria.
Esto ha sido lo más notable, ya que fue decisiva la intervención rusa en nombre del régimen de Assad el año pasado y tendrá un papel destacado en la ronda actual de conversaciones de Netanyahu con el presidente ruso Vladimir Putin.
La naturaleza crítica del entente entre Israel y Rusia sobre Siria fue dirigida por el ministro de Transporte Israel Katz, quien explicó que: «La coordinación de pasos entre nosotros y Rusia permite a Israel defender estos intereses sin temor a la intervención rusa y es muy importante no sólo para los próximos tiempos, sino a largo plazo… debemos recordar que tenemos intereses respecto a los altos del Golán y es bueno que, en el caso de un arreglo en Siria, tengamos la capacidad de comunicarnos de manera efectiva con Rusia».
En contraste con este delicado y eficaz diálogo, las relaciones con Washington siguen influenciadas por el reconocido fracaso de Washington de hacer cualquier cosa en los últimos ocho años para frenar el avance de la colonización y la ocupación de Israel en Cisjordania y Jerusalén oriental.
En la actualidad Washington se contenta con sentidos lamentos, más articulados recientemente por el vicepresidente Joe Biden, sobre el curso que ha escogido Israel y una agenda política que se centra en el delgado hilo de lo que solía llamarse «paz económica».
Kerry explicó recientemente esta política:
«…creo que es posible conseguir algo ya comenzado, obtener algo flexible donde se pueda establecer una visión de un camino y tal vez lograr que las partes se junten y tengan una cierta comprensión, algunas medidas de confianza. Se podrían lograr algunos avances, por ejemplo en la Ribera Occidental, en la zona C, que es la zona controlada por Israel en su totalidad y comenzar a construir la competencia palestina.
«Creo que se podría hacer más en materia de seguridad… más en materia de desarrollo económico. Se puede construir un horizonte donde haya algunas expectativas de conseguir que se comiencen a calmar los ánimos y dar a la gente algo de confianza o esperanza de que se puede, dentro de ese marco, desarrollar núcleos de posibles negociaciones. Yo no creo que precipitadamente se pueda comenzar a negociar mañana, pero creo que hay pasos definitivos que podrían adoptarse. Y tenemos nueve o diez meses más y creo que el presidente Obama siempre dará la bienvenida a algo que sea real».
Esta deficiencia es aún mayor debido a la espectacular falta de demanda, al principio de la administración Obama, de una congelación completa de los asentamientos.
Este formato establecido por primera vez durante la ofensiva diplomática del Gobierno de Obama sobre Palestina y los grandiosos discursos estadounidenses carentes de un auténtico sentido estratégico o compromiso de llevar a la realidad, se repite ahora en Siria.
Geoffrey Aronson escribe sobre asuntos del Medio Oriente. Es consultor en una variedad de instituciones públicas y privadas que se ocupan de cuestiones políticas, de seguridad y de desarrollo regional.
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Al Jazeera.
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.