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La jutzpá israelí frente a la sumud palestina

Fuentes: Mondoweis

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

 

Un soldado israelí sostiene en estrangulamiento a un niño a punta de pistola después de los enfrentamientos entre fuerzas de ocupación israelíes y manifestantes palestinos que siguieron a la marcha de Nabi Saleh contra la expansión del asentamiento ilegal solo para judíos. Cisjordania, Palestina 28 de agosto de 2015 (Foto: AFP/Getty)

 

En su libro The Joys of Yiddish (1968) Leo Rosten escribe que «la definición clásica de jutzpá es, por supuesto, esta: la actitud de una persona que después de matar a su padre y a su madre se lanza al tribunal reclamando merced porque es un huérfano. Un jutzpadnik puede definirse como el hombre que grita «¡Ayuda, ayuda! Mientras te da una paliza».

Es un vocablo tanto idish como hebreo. Mientras que en los tiempos previos a Israel pudo ser un término mayormente asociado con la negatividad, el asentamiento sionista en Palestina y el establecimiento de un Estado judío con fronteras que se convirtieron en indefinidas y en continua expansión vino a dar a este término un aura de sustancia real a los ojos de muchos israelíes. Jutzpá, en términos nacionales israelíes, vendría a ser un ingrediente necesario para sobrevivir y crecer. El segundo primer ministro de Israel, Moshe Sharett, observó claramente este aspecto: «He aprendido que el Estado de Israel, en nuestra generación, no se puede gobernar sin engaño ni osadía. Estos son hechos históricos que no pueden alterarse… al final la historia justificará tanto las estratagemas como los engaños y las aventuras». (Simha Flapan: The Birth of Israel: Myths and Realities y parcialmente en el ministerio de Relaciones Exteriores ).

La jutzpá de Israel a nivel nacional al grito de «¡Ayuda, ¡ayuda!» mientras golpea a los palestinos puede verse en colores vivos en un vídeo del año pasado de la protesta semanal de los viernes en Nabi Saleh, el 28 de agosto del año 2015, que se hizo viral. En el video se ve a un soldado israelí totalmente armado y enmascarado que agarra por el cuello a un niño de 12 años que tiene un brazo enyesado y lo aplasta sobre una roca sobre el brazo roto (minuto 2:00). La hermana y la madre del niño vienen en su ayuda, por supuesto desarmadas, y tratan de rescatar al niño de manos del soldado. Esta situación es una representación icónica del atroz desequilibrio de poder donde el niño es, indiscutiblemente, una víctima. Pero no, la ministra de Cultura y Deporte Miri Regev se «sorprendió al ver el video de esta mañana de palestinos pegando a un soldado del ejército israelí», agregando que «no puede ser que enviemos a misiones a nuestros soldados con las manos atadas a la espalda ¡Simplemente es una vergüenza!… Hay que ordenar inmediatamente que un soldado atacado pueda devolver el fuego. Punto».

Así es que los soldados son las víctimas. Sus manos están atadas a la espalda. ¡Ayudad a los soldados! mientras pegan a niños palestinos que tienen las extremidades quebradas. También debemos permitirles ir más allá y disparar a civiles desarmados, los familiares que intentan llegar al rescate. Si la definición de jutzpá de Leo Rosten era correcta, entonces Israel la adoptó como una política a nivel nacional.

Los palestinos como parte ocupada, sometida y militarmente inferior, tenían que aplicar un antídoto a este espejo histórico de la jutzpá. Frente a la política de acoso y despojo constante tenían que adoptar una actitud de firmeza. Este es el significado de sumud.

El término sumud se ha consagrado en la conciencia nacionalista palestina, en particular desde 1967. Los palestinos sufrieron la Nakba, la catástrofe de la limpieza étnica a gran escala en 1948, donde muchos fueron violentamente despojados o huyeron por miedo a la violencia y no les permitieron regresar. Mientras el típico mito sionista dice que «los líderes árabes los exhortaron a huir y esperar la victoria de los ejércitos árabes», los archivos desclasificados del ejército israelí revelan las verdaderas causas principales de esta huida.

Estos son algunos de los más importantes:

Documento del servicio de inteligencia del ejército israelí titulado «La emigración de los árabes de Palestina en el período del 1 de diciembre de 1947 al 1 de junio de 1948» (desclasificado a mediados de la década de 1980). El documento detalla 11 factores que provocaron el éxodo y los enumera «por orden de importancia»:

1. Operaciones directas y hostiles de los judíos integrantes de la [Haganah/IDF] contra los poblados árabes.

2. El efecto de nuestras operaciones hostiles [Haganá/IDF] contra los pueblos cercanos [árabes] (…especialmente la caída de los grandes centros vecinos).

3. Las operaciones de los [judíos] disidentes [Irgún Tzvai Leumi y Lohamei Herut Yisrael]

4. Las órdenes y decretos por parte de instituciones árabes y las bandas [irregulares].

5. Las operaciones judías de rumores [guerra psicológica] dirigidas a espantar a los aterrados habitantes árabes.

6. Las órdenes de expulsión definitivas [por las fuerzas judías].

7. El miedo a la respuesta judía [represalia] después de un ataque árabe importante a los judíos.

8. La aparición de bandas [fuerzas irregulares árabes] y combatientes no locales en las cercanías de un pueblo.

9. El miedo a la invasión árabe y sus consecuencias [sobre todo cerca de las fronteras].

10. Aldeas árabes aisladas en áreas exclusivamente [predominantemente] judías.

11. Factores locales variados y el miedo generalizado al futuro.

(El documento se cita en 1948 and After, de Benny Morris)

Así podemos ver que las primeras y más importantes causas de la huida de los palestinos en 1948, también consideradas por las fuentes de inteligencia militar israelí, fueron «operaciones hostiles directas de los judíos» (de hecho también antes de la declaración del Estado de Israel, el 14 de mayo de 1948 y antes de la invasión de los ejércitos árabes aliados. Por ese tiempo, aproximadamente un tercio de lo que llegarían a ser 750.000 refugiados palestinos ya había sido despojado).

Los palestinos sabían mejor que nadie que existía un peligro inminente en la ocupación. No necesitaron esperar a la desclasificación de los archivos y el lento proceso de reconocimiento de la jutzpá de Israel. En 1967 la nueva ocupación israelí, que los generales israelíes consideraron ampliamente como «terminar el trabajo de 1948», representó para ellos una segunda oportunidad -y tal vez la última- de defender su propia existencia en la Palestina histórica. No permanecer firmes frente a una nueva ocupación militar israelí significaría un nuevo despojo y la eventual limpieza de la tierra.

Este sumud no es solo un elemento pasivo. Mientras que su principal símbolo es el olivo, que representa la conexión antigua con la tierra (de ahí lo simbólico de las devastadoras escenas filmadas de las numerosas arrancaduras de olivos perpetradas por las fuerzas de ocupación israelíes y los colonos), también tiene el sentido de la resistencia activa. Yasser Arafat señaló a mediados de 1980 que «el elemento más importante del programa palestino es aferrarse a la tierra. Mantenerse sobre la tierra y no solo los asuntos de la guerra. La guerra se produce en un nivel diferente. Si solamente se lucha es una tragedia. Si se lucha y se emigra también es una tragedia. La base es aferrarse y luchar. Lo importante es aferrarse a la tierra y después el combate». (De Schultz and Hammer, The Palestinian Diaspora ).

Los palestinos han puesto en marcha diversas formas de resistencia, algunas sin ninguna relación con el enfrentamiento armado. Tal vez la forma de protesta menos beligerante físicamente que los palestinos han sido capaces de aplicar en los últimos tiempos sea el BDS: boicot, desinversión y sanciones. Un medio de protesta democrático, no violento, que tiene un historial exitoso en la Sudáfrica del apartheid. Noam Chomsky en su última entrevista de hace unos días en Democracy Now! dice que «en cuanto a la táctica de boicot y desinversión, tiene un sentido perfecto… boicot y sanciones tienen mucho sentido cuando estas tácticas se aplican correctamente, como ocurre a menudo».

Sin embargo Israel ha invertido muchos millones de dólares en un intento de contrarrestar el BDS y presiona sucesivamente por la legislación anti-BDS a través de sus grupos de presión en otros países. Recientemente, durante una conferencia anti-BDS organizada por el importante periódico Yediot Aharonot, se oyó decir al destacado ministro de Inteligencia Israel Katz que Israel debería «apuntar a eliminar civiles», como los líderes del BDS, con la ayuda de la inteligencia israelí, al tiempo que se mencionó varias veces al fundador del BDS Omar Barghouti en lo que respecta a la intención del Gobierno de revocar su permiso de residencia en Israel. Curiosamente el ministro del Interior Aryeh Deri señaló que «la revocación de la ciudadanía o la residencia es una herramienta que casi nunca se utiliza, ya que constituye una violación de los derechos humanos». Y sin embargo planteó la preocupación sobre la base de que Barghouti era moralmente censurable, por así decirlo, diciendo : «a él [Barghouti] se le dieron derechos similares a los de un ciudadano y se aprovechó de nuestro Estado tolerante para presentarnos como el Estado más horrible en el mundo». Deri dijo que se «inclinaba a cumplir» una solicitud que había recibido de un miembro de extrema derecha del Parlamento de revocar la residencia permanente de Barghouti. La situación de Barghouti está ahora «bajo consideración» e Israel se ha negado a renovar su permiso de viaje.

Esta es la pelea que los palestinos tienen que soportar con sumud para permanecer. Israel podría considerar esos esfuerzos como una jutzpá en sí misma -¿Cómo se atreven a resistir?- al mismo tiempo que se dedica a crear estratagemas cada vez más inventivas de engaño para poder continuar su aventura en la frontera del Gran Israel.

Posdata : Previsiblemente uno podría hacer la pregunta, «¿Por qué atribuir la firmeza únicamente a los palestinos? ¿Dónde está la firmeza de Israel? ¿Por qué tan unilateral?». Bueno, aquí está mi respuesta: en la comparación de los dos el equilibrio de poder está simplemente desequilibrado, por decirlo suavemente. Los palestinos no poseen tanques, aviones de combate, helicópteros o armas nucleares. Sencillamente no plantean una amenaza existencial. Sí, los líderes israelíes a menudo tratan de confundir a los palestinos con «los cercanos y hostiles países árabes» y proclaman ese «peligro existencial», pero no solo es ese el punto y tampoco se sostiene. Incluso Irán, un gigante regional (no árabe), que fue acusado en repetidas ocasiones por Netanyahu de ser un peligro existencial, ha sido señalado por los mejores expertos de Israel en seguridad de que no plantea ningún peligro existencial real.

Lo mismo fue en 1967, al mismo tiempo que promovían el histérico temor en su población por el «segundo Holocausto», los dirigentes israelíes sabían muy bien (como señaló el exjefe del Mossad Meir Amit y se mostró de acuerdo con la CIA en esto), que iban a ganar contra todos los enemigos regionales rápidamente, por lo que evaluaron que tomaría cerca de 7-10 días (la cifra más baja evaluada si Israel eliminaba de la acción a la fuerza aérea egipcia en primer lugar, lo que hizo al principio de la guerra). (Véase Tom Segev, 1967, y para la evaluación de Amit de «7 días» vea este enlace .

Así que independientemente del hecho de que Israel no se enfrenta a una amenaza existencial regional, su relación potencial real de cara a los palestinos ni siquiera es algo a considerar en este sentido. A todos los efectos prácticos las relaciones de poder entre Israel y los palestinos se asemejan a esa escena del soldado bien armado que mantiene en estrangulamiento al niño con el brazo roto.

Puede que los actores regionales traten de llegar al rescate de ese chico por solidaridad -y que a veces puedan venir armados que era la situación en 1948- pero incluso entonces Israel fue muy superior en la organización, el personal, y armamento con respecto a lo que los ejércitos árabes habían montado todos juntos. (Ver Ilan Pappe, La limpieza étnica de Palestina).

En 1973 Egipto y Siria, de hecho, lograron presionar a Israel por un corto tiempo, debido al elemento sorpresa de un día de fiesta (y probablemente a la indiferencia de Israel). Fue suficiente para un susto, ya que Sadat, aparentemente, no tenía la intención de llegar muy lejos en el Sinaí para demostrar fuerza. Eso le ganó de vuelta el Sinaí, el lenguaje de la fuerza rompió la intransigencia israelí.

Pero, volvamos a los palestinos, todas las demás enemistades regionales se pueden encuadrar en el hecho bien conocido de que los estados de la región están muy dispuestos a regularizar las relaciones con Israel a cambio de una solución para los palestinos bajo las directrices de la resolución de consenso internacional (ONU 242). Se trata simplemente de que el plan israelí y sus esquemas para el Gran Israel chocan con los palestinos que se encuentran en el camino.

Así que un esquema más amplio, el esquema político mayor, es muy parecido a lo que Ben-Gurion ya señaló en 1938: «cuando decimos que los árabes son los agresores y nos defendemos es solo la mitad de la verdad. En cuanto a nuestra seguridad y supervivencia nos defendemos… pero la lucha solo es un aspecto del conflicto que en su esencia es una cuestión política. Y políticamente nosotros somos los agresores y ellos se defienden». Esa es la razón por la cual la jutzpá encaja más bien de manera unilateral en Israel, y la sumud en los palestinos. Es una generalización, pero en general no se utiliza la jutzpá para resistir la opresión. Como señaló Gandhi no se puede considerar violencia cuando una víctima de violación lucha contra su violador. Es resistencia a la violencia. Es «en sí mismo un acto de no violencia». La auténtica violencia es la violación. (Véase Norman Finkelstein, What Ghandi Says).

Jonathan Ofir es músico israelí, director de orquesta, escritor y bloguero residente en Dinamarca.

Fuente: http://mondoweiss.net/2016/05/israeli-chutzpah-palestinian/

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.